Miércoles, 29 de junio de 2011 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. SE PRESENTA VERGüENZA DE TOMáS BOASSO Y VERóNICA LAURINO
Escrita a cuatro manos, se trata de una obra de excelente calidad literaria que expresa el punto de vista de un chico de doce años sin subestimar al lector, y aprovecha al género como terreno de experimentación de una literatura futura.
Por Beatriz Vignoli
Adriano, un chico rubicundo y gordito de unos doce años, con rulos y granos, viene de una familia a la italiana muy unida que hace unas décadas hubiera sido muy normal, pero que a él lo avergüenza. Zoe es hija de artistas, come maní crocante, no hace dieta, toca muy bien el piano: ella también es diferente a la mayoría. Son los protagonistas de la breve novela infanto juvenil Vergüenza, que publicó en Buenos Aires la Editorial Sigmar y es obra de dos jóvenes escritores rosarinos contemporáneos: Verónica Laurino y Tomás Boasso. Las hermosas ilustraciones de Dolores Pardo juegan con la belleza no convencional de los redonditos protagonistas del relato. El libro será presentado mañana en Rosario, a las 19.30, en Librería Homo Sapiens (Sarmiento 825), por Marcelo Scalona.
Verónica Laurino (Rosario, 1967) es autora de tres libros de epigramáticos poemas y de las novelas Breves fragmentos, publicada por el Concejo Deliberante, y Jardines del infierno (inédita). Tomás Boasso (Rosario, 1984) publicó junto a Ramiro García el libro de poemas El hit del verano (Tropofonía, 2010); es músico y performer. Laurino desde una vena más lírica y Boasso desde una voz más épica son autores muy alertas en sus obras ante las marcas de la época actual y se venían chocando contra lo que el poeta Emiliano Bustos denominó "la gris pensión realista". "El realismo ya fue. Darle lugar a la invención es lo que habría que hacer ahora", afirma Boasso. En literatura infantil y juvenil, como le gusta decir a Boasso, "una batata puede cobrar vida y hablar". "Me gusta el género infanto juvenil", confiesa Laurino. "Uno puede contar lo más triste de uno pero no se puede dejar un mensaje pesimista. Es el código del género".
Al inmenso logro de Laurino y Boasso de escribir una obra de excelente calidad literaria que a la vez es muy comprensible y expresa el punto de vista de un chico de doce años sin subestimar al lector, se le suma el de aprovechar la literatura infantil y juvenil no sólo como ámbito de transmisión de valores ("sin bajar línea abruptamente", advierte Laurino) sino como el posible terreno de experimentación de una literatura futura. Al tema de la vergüenza de sí, la percepción de uno mismo como persona estigmatizada y "rara" ante sus semejantes, lo trabaja Laurino en sus dos novelas para grandes. En el año 2009, los autores presentaron el libro al concurso de literatura infantil de Editorial Sigmar, que era para lectores de entre 7 y 9 años de edad. Si bien no premió el libro, que es para chicos más grandes (alrededor de 12 años), la editorial se mostró interesada en publicarlo.
El relato de la experiencia de la escritura a cuatro manos es tan ajeno a lo predecible como el libro mismo. "Yo empecé con el varón", dice Verónica. "Tiene una familia impresentable. Vive con el abuelo, la bisabuela y la tía abuela, padre, madre y hermanos. Todos tienen nombres que empiezan con A". "Le hace bien coleccionar", continúa Tomás. "Colecciona etiquetas, chapitas, monedas, fotos. La letra Z es Zoe". "A ella también la avergonzaron porque le pusieron Zoe", dice Verónica. "Vero me la tiró. Me dijo: acá tenés a Zoe", explica Tomás.
Vergüenza, su obra conjunta, tiene dos finales. Uno es "abrupto y triste". El otro, "fantástico y feliz". "Hay", según advierten los autores, "un salvavidas al final".
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