Domingo, 11 de septiembre de 2011 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › SE ESTRENó "ALLENDE, LA MUERTE DE UN PRESIDENTE", LA OBRA APLAUDIDA POR CHáVEZ EN CARACAS.
El autor es un periodista y escritor rosarino radicado en Nueva York y la puesta está a cargo del director Eduardo Ceballos. El dramaturgo conoció al mandatario chileno y de ahí parte la idea del texto. Se estrenó en Estados Unidos y Venezuela.
Por Julio Cejas
El director Eduardo Ceballos estrenó anoche en la Sala Amigos del Arte su última propuesta teatral: "Allende, la muerte de un presidente", un monólogo escrito por Rodolfo Quebleen, escritor y periodista rosarino que reside en Nueva York hace 46 años y que llegó especialmente desde esa ciudad para presenciar el estreno de su obra, interpretada por el actor Norberto Gallina. Autor y director dialogaron con Rosario/12, para referirse a la puesta en escena de un texto que recorrió varios escenarios internacionales y que llega a la Argentina, en un momento histórico donde se recuperan las luchas de aquellos que dieron su vida por la liberación y la independencia de Latinoamérica.
Quebleen que actualmente trabaja como editor del suplemento "Hora Hispana", perteneciente al Daily News de Nueva York, recordó sus comienzos en Rosario y se sorprendió al recordar que fue en Amigos del Arte y en otros tiempos, donde recibió un premio a su producción literaria. "Sí, fue una emoción recordar que en esta sala donde ahora se estrena mi obra, fui premiado en un concurso literario que organizaba la Comisión de Amigos del Arte, recuerdo mis primeros pasos periodísticos en el diario La Tribuna, donde aprendí mucho de la escritora Irma Peyrano, hasta que me fui de Rosario porque no encontraba espacios y recalé en Estados Unidos donde trabajé en diversos medios gráficos y audiovisuales", comenta el colega y escritor rosarino.
-¿Cómo aparece el tema de la muerte de Salvador Allende orientando tu escritura teatral?
-A Allende, lo conocí en las Naciones Unidas, yo estaba trabajando para el periódico ABC de Madrid y le hice una entrevista para ese medio, me impresionó bien, me dije "si él quiere que el cobre sea chileno, y que todos los niños beban de la misma leche", creo que tiene buenas intenciones- dice Quebleen, citando parte de su propio texto dramático. Y agrega que "después viene el golpe militar y algunos exiliados, como la esposa de Víctor Jara, pasan por Nueva York. Así me involucro en el tema de los derechos humanos, formando parte de un grupo de apoyo a los chilenos que buscaban huir de la dictadura de Pinochet".
"Allende, la muerte de un presidente", dedicada según el autor a Carmen Rholand, activista chilena que colaboró con su trabajo, contactándolo directamente con la viuda de Allende, fue estrenada, en inglés en el 2006 en la ciudad de Nueva York en el Theater for the New City, manteniéndose en cartel durante dos temporadas.
"En principio era muy largo el texto, había escrito casi 200 páginas y tuve que sintetizarla para poderla estrenar. Parto de los hechos y los transformo en mi escritura, pero no hay un orden cronológico, recurro al racconto", explica el autor con respecto a una de las características de el monólogo que dirige Eduardo Ceballos y que tiene que ver con el camino que recorren sus últimas puestas.
"Creo que todo director debe sentirse identificado con el contenido ya sea estético o ideológico de un texto y en el de Quebleen, eso se encuentra ya sintetizado en el título mismo. Al leerlo por primera vez, descubrí que tiene una narrativa especial, no es un texto dramático en el sentido estricto del concepto", comenta Ceballos.
El director subraya una de las frases que dice el personaje de la obra, para destacar una de las posibilidades que tiene toda propuesta que refiere a acontecimientos históricos: "Noticias que no son noticias". Entonces, "¿cómo sostener desde la dirección algo que todos conocen?, ¿cómo sostener una estética que para el sentido del texto no necesita más que mostrarse?, se pregunta este realizador que se plantea también como director, la cuestión de sostener una "postura ideológica que terminó siendo un ícono para el socialismo en América Latina".
-Como autor ¿se siente satisfecho de la repercusión de este trabajo?, hasta el propio presidente Chávez elogió su obra.
-En el 2008 la obra se vio en varias ciudades de Venezuela. Se dieron más de 200 funciones de preestreno, miles de personas la vieron. Como el gobierno auspiciaba la obra, Chávez estuvo en el estreno en Caracas, estaba también el nieto de Allende y al finalizar la obra, el presidente de Venezuela, subió al escenario y se identificó con Allende, citando una frase de la obra: "Mi destino es mi pasado", yo no estaba presente, pero me lo contó el director de la puesta que me preguntaba si esa frase se me había ocurrido a mí, yo le contesté que quizás Allende la podría haber pensado", comenta Quebleen.
Por su parte Ceballos retomando aquello de "noticias que no son noticias", hace referencia a todos aquellos sucesos que sucedieron en épocas tan cruentas como las que desencadenaron la muerte de Allende y un período nefasto para las democracias latinoamericanas. "Hoy la gran diferencia, está en que lo podemos hablar. En mi caso como director lo puedo mostrar, sin temor a enjuiciamiento, más que la evaluación del espectador. Hasta podemos disentir y nadie sentirse herido ni marginado, esto nos lo está permitiendo una democracia que si bien hace un par de décadas que se instaló, sabemos que todavía nos falta recorrer otras décadas más para saber que `nunca más'".
"Allende, la muerte de un presidente", cuenta además de la actuación protagónica de Norberto Gallina, de un numeroso equipo integrado por Cintia y Fernanda Oro responsables de la edición audiovisual, Marcelo Valvasón en la realización escenográfica sobre boceto de Hugo Salguero, Federico Gurrea y Valentina Cremonte en edición de efectos y sonidos, Carina Labruna en maquillaje y Bruno Brandoni en la asistencia de dirección.
La obra que seguirá en cartel todos los sábados de setiembre y octubre en el horario de las 22.30 en la Sala de Amigos del Arte (3 de febrero 755), completa el ciclo iniciado por Eduardo Ceballos en esta sala, compartiendo una temporada que se inició con "Babilonia" de Armando Discépolo y continuó con "El dolor de la memoria", de Julián Iribarn.
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