La rubia no pasa los cuarenta. Ropa deportiva, campera blanca y pantalón negro, no calzas. Zapatillas de tenis. Vive en una de las imponentes Torres Dolfines Guaraní de Puerto Norte. Mientras el microcentro se abarrota de tráfico, ruido y mal humor, ella se toma todo el tiempo del mundo para pasear a su caniche toy blanco por la plaza que separa al rascacielo del complejo de oficinas Nordlink.

Lejos de apreciarse como un barrio rosarino, Puerto Norte se asemeja a una isla con una geografía particular. Calma y relax marcan la sintonía de los "descontracturados" que han elegido la zona. Para vivir o hacer negocios, lo mismo da. Cuando se comercializaron las primeras torres, habitantes e inversores no dudaron y rápidamente adquirieron las unidades puestas a la venta. Si bien aún no se adquirieron todos los inmuebles que se ofrecieron, la atracción por la alta gama realzó al mercado inmobiliario de la región. Pero, ¿Quiénes son los "nuevos ricos" rosarinos"? ¿Cuál es el perfil de las personas que eligieron a la costa rosarina como lugar para vivir?

La joven morocha se ilusiona cuando se mira la incipiente panza de embarazada que sostiene con uno de sus brazos. Con el otro toma la correa con la cual contiene al perro que la acompaña. Es un caniche toy, como el de la rubia, pero este es de color blanco. Ella no tiene problemas para cruzar la calle, podría hacerlo una y otra vez que automovilistas se detendrían para cederle el paso. Mercedes Benz, Toyota y Mini Coopers pasan desapercibidos en el estacionamiento del complejo. Tampoco llama la atención una Traffic blanca, a pesar de que en los últimos días haya merecido una condena social brutal. En Puerto Norte, el silencio es quién domina las horas.

Las Dolfines Guaraní son las torres más altas de todo Rosario. Cada una tiene 42 pisos y ya se encuentran vendidas en su totalidad. Sobre la calle Madres de Plaza de Mayo, vaya homenaje, se encuentra a veinte metros de los rascacielos el edificio de oficinas de alta tecnología Nordlink. Dispone de 18 pisos y 70 metros de altura, con un exterior totalmente vidriado. Cierra esa línea de Puerto Norte la Torre Embarcadero, a la altura de esquina Francia, que posee una altura de 112 metros y 38 pisos. Todo ese complejo fue desarrollado por el arquitecto Aldo Lattuca. La inversión inicial del proyecto fue de 50 millones de dólares y el valor del metro cuadrado rondó entre los 1.700 y 2.000 dólares. Se estima que un departamento en Dolfines se alquila a 5.800 pesos mensuales, precio que la convierte en una de las unidades residenciales más costosas de la ciudad.

En diálogo con Rosario/12, Lattuca apunta que las torres se encuentran habitadas "mayormente" por rosarinos, de "franjas etarias de las más variadas, matrimonios recién estrenados, y gente mayor que dejó casas grandes e importantes". Un variopinto "absolutamente plural y diverso". El empresario aclara que los departamentos fueron optados "en inmensa mayoría" para vivienda permanente por sobre alguna chance de inversión. Gracias a su condición de "ciudad amigable", Rosario ha sabido cobijar estos emprendimientos. "Buenos servicios, en buena medida, cerca de todo", han posibilitado el sorprendente éxito de ventas.

Germán es ejecutivo en una empresa de tecnología ubicada en el piso 13 de Nordlink. Con el cambio de ubicación de la firma para la cual se desempeña, encontró una manera más placentera de realizar sus tareas. "Trabajar aquí es muy cómodo y agradable, no hay ruido exterior, hay muy buena luz natural y una vista incomparable. O estás frente al río o frente al parque Scalabrini Ortiz. Ni comparar con una oficina en el centro, además llegás rápido y te vas rápido", contó. Tampoco tiene problemas para estacionar su vehículo porque "es fácil y gratuito".

Lattuca, contador de profesión, observa a la ciudad "mucho mejor que diez años atrás", aunque mantiene "alguna preocupación" en lo que respecta a grandes obras de infraestructura. No obstante, estima que "con el tiempo se va a ir nivelando". Lo inquieta la construcción de "un poco más" de avenidas y anillos para que Rosario pueda "crecer ordenadamente".

La isla Maui integra el archipiélago Hawai. Con la intención de asemejar el color y calor del caribe, la desarrolladora porteña Fernández Prieto & Asociados eligió un predio en Puerto Norte para levantar el Complejo Maui. Aún no habitado, contará con 2 edificios de 44 pisos cada uno y un hotel 5 estrellas de una importante cadena internacional. Anuncian que será el primer beach club de la Argentina compuesto por viviendas, hotelería, oficinas y un exclusivo club de agua.

En el predio que ocupó la vieja Maltería Safac se está construyendo Forum Puerto Norte, un proyecto inmobiliario de más de 43 mil metros cuadrados, distribuidos en once edificios, en donde se combinarán departamentos de 1 a 4 dormitorios, un edificio de oficinas corporativas, espacios para esparcimiento y áreas culturales. Lo desarrolla la desarrolladora inmobiliria TGLT Real Estate. Mientras que el desarrollo Ciudad Ribera será un complejo de usos mixtos formado por un conjunto de 7 edificios (residencias, hotel y oficinas), una plaza de escala metropolitana, un paseo ribereño costero y un enorme parque público con todos los servicios de una gran ciudad (vivienda, salud, comercio, entretenimientos, oficinas, deportes y hotelería).

En la puerta de Dock Café y Restaurant, entre Nordlink y las Dolfines, siete mujeres se quedan hablando luego de beber el té de la tarde. Les cuesta despedirse, se añoran y retoman charlas inconclusas. Quién las recibe es Jorge Cura, titular de la casa. Él marca diferencias en el perfil de los comensales, según el momento del día. Al mediodía recibe "mucha gente" de las empresas grandes de la zona, fundamentalmente de Nordlink. "Sobretodo de las tecnológicas, gente joven, descontracturada, que consume comidas rápidas, lights". También concurren trabajadores de firmas cerealeras, quiénes "se sientan con más tiempo" y piden un "menú más importante". En el área del restaurante, se ubican los ejecutivos que van en busca de un espacio "más confortable y fino".

En tanto, a la noche el escenario se modifica. Con las empresas a puertas cerradas, los habitantes de las Torres descienden y se suman a rosarinos provenientes de otros puntos de la ciudad para completar las mesas del restaurant. "Es un target muy bueno, que viene a disfrutar de una cena tranquila", apuntó Cura.

Para el empresario resultará cada vez más dificultosos que los habitantes de Puerto Norte salgan de la zona. "Se van afincar más porque tienen todas las comodidades armadas. Gimnasio propio, pileta, SUM para hacer sus eventos, área gastronómica. Cuando te sentis cómodo en un lugar te cuesta salir más", señaló y estimó, a la vez, que la "gran mayoría, un 80, 90 por ciento" de los habitantes de las torres son rosarinos que se han mudado.

A todo esto, en un lavadero de calle Caseros, camino al Shopping Alto Rosario, Agustín da una mano a su viejo en el enjuague de una Eco Sport negra. Camionetas pagan 35 pesos, autos 30 y tacheros 25. A unos metros, vistiendo un ombú azul de dos piezas, Pedro aguarda un baño para su Falcon gris. Las gallinas corretean. Para ellos también las Dolfines pasan desapercibidas.