CULTURA / ESPECTáCULOS › EDITAN EL CUARTO LIBRO DE POESíA DE PATRICIA SUáREZ
La épica intimista de los no lugares es nuevamente el tema
en Ligera de equipaje (EMR, 2011), libro de poesía que ganó
el Primer Premio Aldana y regresa con gloria a Santa Fe.
› Por Beatriz Vignoli
Con fragmentos luminosos y bien articulados de prosa cuidada, con jirones de películas y canciones, como pequeños cuentos en verso, como una taracea o montaje de imágenes de sugestivos tiempos muertos que apuntan a un fuera de campo, están hechos los poemas narrativos que componen Ligera de equipaje (Editorial Municipal de Rosario, noviembre de 2011), el cuarto libro de poesía de Patricia Suárez, que ganó el Primer premio en el Concurso municipal de poesía Felipe Aldana.
El segundo premio de esta edición 2011 fue para Paz Georgiadis (Buenos Aires, 1973). Recibieron menciones especiales del jurado: Diego Colomba (San Nicolás, 1972), Agustín Alzari (Junín, 1979) y Matías Piccolo (Rosario, 1974). Un jurado formado por los poetas rosarinos Alejandro Pidello y Gabriela Saccone (Segundo premio Felipe Aldana 2000) y por el poeta santafesino Francisco Bitar fue responsable de la decisión. El primer premio acompaña un golpe de timón en la vida de la reconocida autora rosarina: luego de años de residir en San Telmo, Buenos Aires, regresó a comienzos de este año a la provincia de Santa Fe. Desde enero vive en Santa Fe capital.
Patricia Suárez (Rosario, 1969) obtuvo hace 15 años otro premio municipal, el Segundo premio del Concurso de Novela 199798 por su novela Aparte del principio de la realidad (EMR, 1998). Desde entonces, y antes incluso, ha recorrido un camino de ganadora serial de concursos literarios, jalonado por merecidos y prestigiosos galardones como el Monte Avila en 1997, el premio del Fondo Nacional de las Artes para Cuento o el Primer premio del Concurso de Cuento Haroldo Conti del Concurso Juan Rulfo. Sin duda el más resonante de todos fue el Clarín de novela, por Perdida en el momento (Alfaguara, 2004), una novela que comparte ciertas obsesiones con este libro: los viajes, los hoteles, el amante, la extrañeza íntima de la mujer que se siente extranjera. Esa emoción que Katherine Mansfield resumió en dos versos: "Me he pasado la mitad de mi vida/ entrando y saliendo de habitaciones extrañas". El vértigo de una alta épica aplicado a los mínimos incidentes es un arte que Suárez domina. Narra así instantes del sexo de los que no puede dar cuenta la pornografía pero sí la poesía. También las consecuencias: el aborto, el parto, el matrimonio.
El nuevo libro es casi una continuación de Late (Córdoba, Alción, 2003). Prolífica dramaturga y autora de literatura infantil y juvenil, Suárez publicó también las novelas Un fragmento de la vida de Irene S. (Colihue, 2004), Causa y Efecto (Punto y Aparte, Madrid, 2008), Album de Polaroids (2008), Lucy (Plaza y Janés, 2010) y La cosa más amarga (Homo Sapiens, 2011). Sus libros de cuentos abarcan Rata paseandera (Bajo la luna, 1998), La italiana (2005) y Esta no es mi noche (Alfaguara, 2005). Escritora profesional, Suárez ha incursionado en la chick lit y la novela para celulares. En poesía publicó además Fluido Manchester (2000) y Secreto desencanto (2008). En su blog literario (discretoencanto.blogspot.com) pueden leerse sus obras y comentarios.
"En muchos poemas asistimos a esa maravilla de las buenas canciones: como que nos recuerdan algo que habíamos olvidado, como que su novedad consiste en ofrecernos un dèjá vu", apunta Pablo Makovsky en la introducción a una entrevista publicada en su propio blog, Apostrophe, sinceramente encantado con Ligera de equipaje. "En la habitación de al lado alguien cantaba", lee la cronista en la casa de un amigo, en una cama prestada, mientras, de hecho, en la habitación de al lado alguien canta. Poseída por una fascinación similar a la que expresa Makovsky en su nota, la cronista saborea las felices coincidencias de la vida, se levanta, camina hasta la habitación de al lado, le lee el poema de Suárez al dueño de casa, le pregunta si acaso no se parece a todas las canciones de Leonard Cohen y a ninguna: "Entre gitanos, dijiste, no vamos a andar/ adivinándonos la suerte". El poema es muy bueno, o de lo contrario nadie tendría este impulso de compartirlo, convidarlo, leérselo en voz alta a un amigo, de un tirón.
"Más que a Cohen me recuerda a esto", dice el amigo, y enciende una grabación: es el poeta chileno Enrique Lihn leyendo La despedida, uno de sus poemas de la serie a Nathalie incluidos en su libro Poesía de paso (Eloísa Cartonera, 2004): "Es la canción de los gitanos, forzados/ a un nuevo exilio por los caminos de Provenza...". El clima, el ritmo, el aliento largo, la respiración de los poemas de Lihn resurgen en los poemas de Suárez. No sólo eso sino que un verso de Lihn ("extramuros de la memoria, allí donde el mar brilla por su ausencia") parece tener su eco en otro verso de Suárez: "de otra manera hubiéramos visto el mar". Dèjá vu, la memoria puede engañar, pero la biblioteca no: el poema citado de Suárez ya había sido incluido en la primera sección de Late. Por decirlo con un guiño cinematográfico de esta obra, el amigo ya parece Bogart en el final del Halcón Maltés, casi saca las esposas, pero no. Hay que alegar a favor de la autora que "Ojos azules lloran en la oscuridad" no sólo es el mejor poema del libro y uno de los mejores poemas jamás escritos sino que es genuinamente Suárez. Es como un reencuentro con los breves e intensos cuentos de amor y de pasión que ella escribía y leía en voz alta con ritmo de sollozo en los tiempos en que publicaba en revistas como Terciopelo subterráneo o Viajeros de la Underwood.
Así termina: "te levantás, del bolsillo sacás un billete que tirás / encima de la mesa; esto ya lo tengo visto/ de una película francesa; o este proceder/ de Humphrey Bogart en el Halcón Maltés;/ así que te vas, ¡te vas! y me queda sonreírle al mozo,/ pagar con la plata que dejaste y salir;/ tengo ganas de decir: esto es lo que pasa/ con la belleza, en todos sus órdenes,/ provoca caos, desencuentro, el amado/ está poseído de la divinidad, sí,/ pero esto es filosofía clásica:/ yo sencillamente me siento una estúpida;/ andás unos pasos, unas cuadras, tal vez,/ torcés la calle, la espina, y buscás un portón/ en que guarecerte: el dios te ha abandonado;/ así que te lamentás como un gato pardo,/ sus bigotitos manchados con el lodazal,/ las plumas del canario ya sin sabor alguno/ vuelan por aquí y por allá,/ y llorás solo en la oscuridad, sin ningún seno,/ sin ningún hombro que acune tu estrella macabra?.
¿Será que a esta altura la vida misma, inspirada, como los suyos, en tantos libros y películas basados a su vez en la vida, no es sino otro texto más de Patricia Suárez?
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