Lunes, 27 de febrero de 2012 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › ROD LURIE Y SU REMAKE DE PERROS DE PAJA
Por Leandro Arteaga
Una remake de Perros de paja sólo es pensable en el impensable cine norteamericano actual. Las nuevas versiones nunca fueron ajenas al quehacer hollywoodense, pero últimamente no sirven más que como confirmación de una práctica desorientada, sin demasiadas novedades, anquilosada en la reformulación de temáticas exitosas. En este caso, la nueva Straw dogs aparece ligada a tantos films de terror o suspense similares, con el hogar como nido a defender más una ambientación de inmoralidad sureña como la que prevalece en muchos de estos títulos.
Sólo esto podría dejar comprender la "revisión" que del clásico de Sam Peckinpah, realizado en 1971, lleva adelante ahora Rod Lurie, como guionista y director (el mismo de La última fortaleza, donde un convicto Robert Redford disputaba el liderazgo de una prisión/castillo). Con cambios tales como la relocalización de la acción, de Inglaterra al Mississippi, y la profesión del "héroe": de matemático a guionista de cine.
Ahora bien. Recordar que allí donde estaba Dustin Hoffmann ahora se ubica James Marsden (el Cíclope papanatas de XMen), y donde figurara Susan George lo hace Kate Bosworth (la Lois Lane de la última Superman). Vale decir, lo que era una pareja creíble, sumida en el alma oscura de un pueblo y sus habitantes, se vuelve ahora parejita sonriente de cuadritos de Roy Lichtenstein.
De forma tal que nada podrá esperarse respecto de un film que, desde la sola elección de sus protagonistas, se asume como aviso publicitario. Lo que deja su impronta en la claridad con la que el montaje está resuelto: tanto es así que ni siquiera hay duda alguna en el encuadre de la cámara o en sus movimientos. Mientras que en Peckinpah (sí, las comparaciones son odiosas, ¡pero se trata de una remake de Perros de paja!) el montaje se vive como situación de rodaje, de una factura imprevisible, a partir de la cual no se sabe muy bien qué va a suceder ni cómo. La textura decididamente sucia y original se empaña en la nueva versión de una textura fotográfica perfecta.
Pero sobre todo: el rol femenino de la Amy original (Susan George) quizá sea uno de los recuerdos más imborrables para todo espectador de Straw Dogs. Específicamente, la escena de violación. Es decir, el film de Peckinpah podría pensarse como película tribal, primaria, de pasiones liberadas, con el macho como sujeto que debe marcar territorio, y la hembra como una de sus pertenencias. Lugar femenino que en el rol de la Bosworth se margina para el logro de un film que evita, justamente, problematizar. De paso, claro, no se mete en lo oscuro del asunto.
De todas maneras, el gran James Woods. Si bien aquí como mera comparsa de un film malo, Woods es siempre Woods. Casi alejado del cine, pero siempre un gusto verlo. Más cercano, eso sí, a la televisión: inmerso ahora en la preproducción de la serie Coma, a partir del best seller de Robin Cook, que Michael Crichton ya filmara para el cine en 1978 con Michael Douglas y Geneviève Bujold.
Perros de paja: 5 puntos
(Straw dogs. EEUU, 2011)
Dirección: Rod Lurie.
Guión: Rod Lurie, a partir de la novela de Gordon Williams y del guión de Sam Peckinpah y David Goodman.
Fotografía: Alik Sakharov.
Música: Larry Groupé.
Intérpretes: James Marsden, Kate Bosworth, Alexander Skarsgard, James Woods, Dominic Purcell, Rhys Coiro.
Duración: 110 minutos.
Sólo disponible en DVD
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