Jueves, 4 de mayo de 2006 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › REGGAE, SKA, PUNK, MURGA, CANDOMBE Y FOLCLORE
Por Edgardo Pérez Castillo
Aunque sin contar con el respaldo aparentemente mágico de Gustavo Santaolalla y su devoción por la interacción de culturas y géneros musicales, desde Montevideo la banda uruguaya No te va a gustar construyó una faceta artística que, a diez años de su nacimiento, hoy es respaldada por un público creciente y por el reconocimiento de los medios. Porque así como en el velódromo montevideano reunieron 15 mil personas en su última actuación, en Buenos Aires fueron necesarias tres funciones completas en El Teatro para que el grupo pudiera satisfacer a sus seguidores, ésos que aceptaron la convivencia de reggae, ska, punk, murga, candombe y folclore en las composiciones de la banda que integran Emiliano Bracciari (guitarra y voz), Mateo Moreno (bajo y coros), Pablo Abdala (batería), Gonzalo Castex (percusión), Martín Gil (trompeta y coros), Denis Ramos (trombón), Mauricio Ortiz (saxo tenor) y Marcel Curuchet (teclados), quienes esta noche a las 22 actuarán en La S de Boulevard de Santa Fe (Gálvez 2367, primer piso), y que mañana a las 23 harán lo propio en El Sótano rosarino de Mitre 785.
Mientras preparan el ingreso a estudios para, con la producción de Tito Fargo, registrar su cuarto disco, y comienzan a delinear una tercer gira europea, los miembros de NTVG han determinado comenzar a recorrer con mayor frecuencia el interior de la Argentina. Es en ese contexto en el que mañana volverán a Rosario para presentar su último disco, Aunque cueste ver el sol, aquél que en su primer visita a la ciudad aun no había llegado a las calles. De hecho, en aquel momento la banda sorprendió a los pocos que se acercaron hasta la Sala Lavardén con el notable Ese fuerte viento que sopla. "Ese recital estuvo buenísimo. Había poca gente por razones obvias, era la primera vez que íbamos, y la gente que estaba la pasó bien, y nosotros también porque nos trataron excelente, disfrutamos mucho el show", recordó Bracciari en su diálogo con Rosario/12.
Sin embargo, desde aquella primer visita, la banda comenzó a sonar en las radios de la ciudad, y se hizo fuerte desde su participación en los festivales nacionales, lo que disparó un crecimiento palpable en cada uno de los retornos que el grupo realiza en los escenarios del país, a los que arriban con sus líricas esperanzadas. "Quizás eso nos sale sin querer. Es lo que nos sale en el momento, se trata de realismo pero con esperanzas --admitió el cantante y guitarrista--. Sabemos lo difícil que es todo, en todo sentido y no sólo desde lo social, sino también a nivel individual. Pero siempre estamos en la búsqueda de la salida de los problemas, ya sabemos que está todo mal, y partimos de esa base, pero con la idea de que de todo se puede salir. En Ese fuerte viento que sopla, como también en Aunque cueste ver el sol, eso está presente como una manera de ver el mundo".
Con un estilo heredado seguramente de la sangre murguera que corre por sus venas uruguayas, el grupo hace de las descripciones costumbristas un análisis festivo, con una visión alegre de la vida. "Ahí está, se trata de contar lo que vemos y lo que nos pasa sin perder la esperanza, nunca, sino ya está", reconoció el cantante, quien igualmente admitió la permanencia de componentes del folclore latinoamericano en las nuevas composiciones del grupo: "Siempre están presentes, por varios motivos. Primero porque escuchamos música muy variada. Desde el primer disco nunca nos cerramos a nada y eso nos dio libertad. Es un riesgo para la gente que quiere escuchar sólo rock, pero siempre hicimos lo que quisimos, y tanto en ese momento como ahora nos pasa que no nos queremos cerrar a nada", concluyó Bracciari.
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