¿Una patriada? ¿O el comienzo de la esperada resurrección del mercado del arte en Rosario? Diego Obligado, flamante marchand de la nueva galería de arte que lleva su nombre (ubicada en Boulevard Oroño 29), ha desembarcado en esta ciudad desde Buenos Aires muy decidido a, como él dice, "romper la inercia" que asombra a los porteños: ¿Cómo en una ciudad con tan buenos artistas, con tanto apoyo institucional para el arte, y con una agroeconomía en todo sentido floreciente, los particulares no compran obras de arte? Para desmentir esta queja, o para sugerir que algo está cambiando, ahí están ese par de promisorios puntos rojos sobre la pared blanquísima junto a las pinturas de un artista local de amplia trayectoria: Eduardo Serón (Rosario, 1930), cuya obra se encuentra en un gran momento, innovando con formas y armonías sorprendentes.

Ubicada estratégicamente entre las dos sedes del museo municipal (el Castagnino y el Macro), cerca de otras galerías como Arte Privado, Krass, Stein o Darkhaus, y no tan lejos del proyecto Cultura Pasajera, la galería de Diego Obligado coexiste en el mismo local con un negocio de artículos de decoración. En una distendida charla en el patio de la galería (cuya mesa roja, pared naranja y puerta violeta confirman su declarado gusto por las combinaciones de colores radiantes) Obligado expresa su voluntad de "sumar, no restar" a la activación de un circuito local para la venta de obras de arte creadas en Rosario.

A días de Arte BA, el momento no podría ser más oportuno: la inauguración de la galería el viernes 4 de mayo atrajo a un gran número de visitantes, tanto del arte como de otros ámbitos. Algunas de las obras, de tan recientes, olían aún a óleo. Es que Serón no para. Sigue hallando nuevas formas, generadas por una búsqueda que comenzó a mediados del siglo XX; hoy, en el XXI, el vital maestro octogenario se encuentra a la vanguardia de la renovada tendencia de la abstracción. Y lo ha logrado siendo fiel a sí mismo, sin hacer ni la menor concesión a las modas. "Es un contemporáneo", se enorgullece el curador de la galería, el artista plástico Leandro Comba, quien decidió convocarlo para una apertura de suprema calidad artística.

Nancy Rojas fecha la aparición de Serón en la escena artística rosarina en 1954, cuando presenta tres polémicas témperas abstractas en el Primer Salón de Arte Moderno. Había comenzado a estudiar la carrera de Arquitectura en 1953 y era lector desde su aparición en 1951 de Nueva Visión. Revista de cultura visual (Buenos Aires, 1951﷓1957) dirigida por Tomás Maldonado. A través de este órgano de difusión del arte concreto le llegó la influencia de pintor europeo Max Bill y de los poetas de la revista Poesía Buenos Aires. Uno de ellos, Rodolfo Alonso, tituló uno de sus poemas "Prestigio de lo absoluto". En el año 2000, Serón llamó así a una serie que continúa produciendo. Pueden verse aquí además obras de la serie La libertad es redonda, además de piezas "raras" y nuevas búsquedas orientadas hacia cierto biomorfismo vegetal. Serón dialoga ininterrumpidamente desde hace más de medio siglo con las poéticas más prístinas del modernismo, esa aventura que hizo del lenguaje artístico una realidad en sí.