Martes, 14 de agosto de 2012 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. EL VIERNES SE PRESENTA UN LIBRO SOBRE LA ARTISTA EN EL MUSEO CASTAGNINO
La publicación de Nancy Rojas y Nadia
Insaurralde acompaña la retrospectiva que
se exhibe en el mismo museo hasta el 20.
Por Beatriz Vignoli
Este viernes, a las 19.30, en el Museo Castagnino (Pellegrini y Oroño) se presenta el libro Mele Bruniard, de Nancy Rojas y Nadia Insaurralde, que acompaña la muestra retrospectiva de grabados Mele Bruniard, intérprete del grabado, que abarca seis décadas de su producción en la planta alta del Museo hasta el lunes 20. Rubén Echagüe, Nancy Rojas (curadora de la muestra) y Georgina Ricci presentarán el libro, publicación número 24 de las ediciones Castagnino+macro. Antes, a las 18, la curadora Silvia Dolinko conducirá una visita guiada por la muestra Impreso en la Argentina, en diálogo con Liliana Gastón, Alejandra Mansilla y Laura Rippa.
Mele Bruniard es conocida para el público rosarino por Desde el origen (1980), su mural en el hall central del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, realizado en losetas de cerámica. En esta muestra se pude ver la obra que dio origen a este mural: un grabado modular estampado sobre tela de tapicería, Ritual cotidiano (1970).
Nélida Elena Bruniard nació el 19 de noviembre de 1930 en la ciudad de Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe. En una entrevista del 2000, contó a esta cronista que el apodo que luego sería su nombre artístico, Mele, le fue dado por su abuela ciega, quien la crió. En el año 2000 precisamente, Bruniard obtendría el merecido reconocimiento nacional a través del Premio Trabucco, luego de haber recorrido un largo camino. Se radicó en 1942 en Rosario, donde se formó como docente especializada en arte y concurrió al taller de Juan Grela (Tucumán, 1914; Rosario, 1992). Allí se perfeccionó en el arte de la xilografía, o grabado en madera.
Grela le enseñó a Bruniard que el grabado tiende al muralismo y también (como contó en dicha entrevista) le recomendó elegir un maestro. El azar de un premio quiso que cayera en sus manos una colección de reproducciones de grabados de Durero. A imitación del grabador alemán, Mele inserta en sus xilografías anagramas de su propio nombre: las firma por dentro. Crear diversos grises por mera vecindad de blancos y negros netos es otro yeite del oficio para el que ella se inspiró en Durero.
La muestra se inicia con los primeros grabados en el taller de Grela, a comienzos de los 50, y con una figura femenina tortuosa y pesadillesca, de corte fantástico, titulada La araña, también de ese período. Si se mira con atención, la araña porta las iniciales de la autora (N. E. B.). En 1955, Bruniard graba las viñetas para los Cuentos de amor, de locura y de muerte de Horacio Quiroga, y es tal vez a partir de ese momento en que en su obra comienzan a integrarse la letra y la figura animalista como un signo único. A la perfección de esa fusión la alcanza en su libro Bestiario (Rosario, Kunst Grupo Editor, 1999, prólogo por Angélica Gorodischer), pero antes vinieron las carpetas de Emilio Ellena publicadas en 1959, que ingresaron al Museo y pueden verse en la muestra. En esos grabados, Bruniard persigue la síntesis moderna de la forma que le inculca Grela. En busca de esa síntesis llega Bruniard a la obra del grabador mexicano José Guadalupe Posada, en base a cuyos grabados sociales y políticos elabora una serie de retratos familiares y otra de Testigos entre los que puede reconocerse a su marido, el pintor y arquitecto Eduardo Serón, con quien se casó el martes 13 de junio de 1961. De 1966 data un grabado celebrando el encuentro. De esta época son también las búsquedas, cada vez más abstractas, a través de diversas mitologías y cosmogonías, donde el sol representa lo masculino y la luna lo femenino: "Pasa sol hombre por la casa de la luna mujer y saluda a la cruz de oro y de plata, mira vivir al ave y al pez y al fruto, la semilla, toma la espiga de tu pan y siembra tu paz bajo el cielo y la estrella, no olvides la flor: tu hijo", escribe en un poemagrabado.
En 1994, para festejar sus 40 años con la plástica, Serón y Bruniard presentaron cien obras cada uno en el Museo Castagnino. Ella incluyó 40 grabados de 40 x 40, que, como puede leerse en el nuevo libro, son los módulos en los que viene trabajando desde 1970 y que le posibilitan grandes composiciones como la mencionada Ritual cotidiano.
En aquella entrevista del 2000, la artista mostró los cuadernos que llenaba en los ratos libres de su labor como docente en la Escuela Provincial de Artes Visuales. Allí anotaba nombres de animales y plantas en lenguas indígenas. De taxonomías, enciclopedias y diccionarios, extrajo durante años los nombres científicos de caracoles marinos (listas enteras) que hoy constituyen una gran parte de los vocablos edénicos en que se comunican los animales de su obra. Grimorios, libros de alquimista que evocan los tiempos del ánima mundi, tales los grabados de su Bestiario, donde los signos de puntuación se articulan con los detalles de sus "bichos": vibrisas, escamas, élitros, picos o plumajes. Y tal vez nadie grabó con tanta suavidad y misterio como Mele el pelaje y los ojos de los gatos.
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