Martes, 11 de septiembre de 2012 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. MARIANO GUZMáN, UNO DE LOS FUNDADORES DE CUCAñO
Luego de que Rosario/12 publicara la incorporación del grupo Cucaño en una muestra que en octubre inaugurará en el Museo Reina Sofía de Madrid, uno de sus antiguos miembros planteó una mirada crítica sobre esa participación.
Por Beatriz Vignoli
El jueves 25 de octubre se inaugura en el Museo Reina Sofía de Madrid una exposición internacional con un extenso libro catálogo, titulada Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años 80, que a partir de investigaciones académicas de Ana Longoni, Malena La Rocca y otros reúne obras y documentación sobre prácticas artísticas y políticas en la América Latina de los años 80. En la muestra se incluye al grupo Cucaño, formado en Rosario en 1979. Si bien en una nota a doble página, el 26 de agosto, Rosario/12 celebró la buena noticia, no todos estuvieron de acuerdo en que fuese tan buena.
Mariano Guzmán, ex integrante de Cucaño y actual coordinador del Festival 404, se comunicó a través de las redes sociales, primero públicamente en su muro y luego en diálogo privado con miras a la presente nota con esta cronista, para disentir con la presencia de Cucaño en el Museo Reina Sofía. Consultado para la investigación de la muestra e invitado a la inauguración, Guzmán fundamenta su rechazo en una postura ética. Haciendo memoria, define al Museo Reina Sofía como un "ícono del colaboracionismo con la dictadura en aquellos viejos tiempos en los cuales el Rey se abrazaba con Videla".
Además se sorprende de que Ana Longoni vincule a Cucaño con el Partido Socialista de los Trabajadores. "No fuimos el sector artístico del PST, ya que sólo Carlitos (Ghioldi) y yo militábamos allí, y Cucaño siempre fue hasta diríamos combatido por el partido". Y amplía su rechazo al Reina Sofía: "Por otra parte considero aun vigente el legado y la historia de Cucaño y si hay algo que siempre transmitió el grupo fue una negativa rotunda a formar parte de los fosilizadores del arte y la presencia del mismo en dichos cementerios llamados museos".
En su diálogo con otros ex Cucaños, aparecieron otras posiciones, como "ir para subvertir", pero para Guzmán entrañaba un peligro: "Si lo interviniéramos, obviamente seríamos deportados sin consideración alguna". El propone, "a otros compañeros intelectuales o de Cucaño", en cambio "armar un documento para abrirse estas preguntas acerca de los espacios que legitiman o no una historia", ya que "pocos momentos tenemos como éste para reclamar nuestra intervención".
El momento no podría ser más oportuno. El cineasta rosarino Mario Piazza está trabajando en un documental sobre Cucaño, parte de cuyo rodaje incluirá la realización, en octubre, de una nueva intervención urbana del grupo, en el mismo sitio en que tuvo lugar el 24 de julio de 1982. Pero los propios integrantes de Cucaño no coinciden en los detalles de sus recuerdos.
En la nota del mes pasado, Luis Alfonso aseguraba que la procesión realizada por el grupo ante la catedral con un hígado era parte del "mito Cucaño". Guzmán replica: "Sí se hizo la intervención del riñón en una marcha de rodillas desde Corrientes y Córdoba hasta la Catedral, a cargo de César Giulieti, Manuel Giménez, Guillermo Giampietro y yo, siendo una de las que más repercusión tuvo con el correr de los años. Fuimos con un órgano en una cajita, de rodillas todas esas cuadras, en el marco de una interposición titulada Los predicadores de la criatura de la peste. Fue lo segundo que realizamos luego del advenimiento de la democracia, y permanentemente salíamos en policiales". Entonces: era un riñón y no un hígado. Los diarios de la época registran dos eventos de 1984 de esta serie: uno en el bar El Cairo, donde los confundieron con nazis de verdad; otro en la Peatonal Córdoba, donde repartían volantes apocalípticos.
"El campo del arte es demasiado complejo --aduce Guzmán--. ¿Por qué nos invitan al museo Reina Sofía? Lo que está en juego siempre es el tema de la legitimación, que en el área del arte es tan importante como el dinero. Nuestras acciones siempre pertenecieron a un terreno desdibujado entre la práctica artística y el malestar social. Claramente es un juego planteado fuera del área de dicha legitimación artística. Estimo que al grupo le sirve la difusión de la investigación que está elaborada por intelectuales respetados dentro del área, pero no necesita de la participación en esos ámbitos institucionales. Lo que nos hace preguntarnos por qué tales circuitos solventan una investigación a un grupo ubicado en las antípodas de su ideología. Capitalizar estas experiencias para presentarlas en una institución que representa áreas de la cultura combatidas en aquel momento por el grupo es por lo menos para pensarlo", resume Guzmán.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.