Fue el ámbito académico de la Escuela de Música donde la pianista Cecilia Mercado y la guitarrista Marisa Gallo descubrieron el gusto compartido por el folclore argentino. Decididas a darle forma a un dúo en el marco del cursado de la materia de Música de Cámara, no se dejaron paralizar por la ausencia de referencias previas en el ensamble de dos instrumentos que sí habían interactuado, en extenso, dentro del repertorio tanguero. Seis años después de haber comenzado a investigar en el diálogo de sus cuerdas en función del folclore argentino, la dupla pudo ver editado el fruto de su trabajo: tras ganar en el concurso de Coproducciones de la Editorial Municipal de Rosario, llegaron a la publicación de Viejo Paraná, el disco que mañana a las 21 presentarán en el auditorio de la Escuela Municipal de Música, Boulevard Oroño 1540.

En diálogo con Rosario/12, fue la pianista la que recordó los primeros pasos de un proyecto promisorio, que ya con su disco debut evidencia una interesante búsqueda en torno a la relectura de la música popular argentina. "Con Marisa nos parecía interesante probar esta formación de piano y guitarra, que nosotras no habíamos experimentado. Inclusive en el folclore no es tan común, no habíamos escuchado nada. Sí dentro del tango, pero en nuestro caso decidimos otra búsqueda. Así empezamos a probar, sacando algunos temas que nos gustaban, con mucho de prueba y error. Siempre es más lento, porque hay que ir probando y encontrando el repertorio de temas que te gustan mucho pero que a la vez los puedas hacer", apuntó la pianista.

Después de un año de trabajo puertas adentro, en 2007 la dupla comenzó a recorrer escenarios, asentando en vivo un diálogo que fluye con una cuidada naturalidad en Viejo Paraná, producto final de ese proceso de investigación y maduración. Responsables de los arreglos, Mercado y Gallo registraron allí obras como "La compañera" (zamba de Oscar Valles), "Refugio de soñadores" (chamamé de Niní Flores), "El utulita" (gato de los Hermanos Abalos), "Por el sur" (huella de Remo Pignoni y Armando Tejada Gómez) o el chamamé de Edgar Romero Maciel y Albérico Mansilla que da nombre al disco.

Una obra que, como suele ocurrir, presupone la apertura a nuevas posibilidades para la dupla, según reconoció Mercado. "El disco es una gran oportunidad. Es un ciclo que se cierra y otro que se abre. Estamos contentas con lo hecho hasta ahora, nos renueva las ganas de seguir tocando. Pero no nos ponemos un objetivo fijo, sino que vamos recorriendo el camino", aseguró la pianista que, sin embargo, prefirió no cargar de presión a un proyecto que, con su búsqueda particular, invita a nuevos caminos de exploración musical. "No es nuestra intención ser referentes, más allá de que la nuestra no sea una formación común", concluyó.