Seleccionada para iniciar el ciclo "Sobre el escenario" que se llevará a cabo en el teatro La Comedia de Mitre y Cortada Ricardone, mañana a las 21 (y el domingo a las 20) tendrá su estreno en Rosario Km 228, la última creación del reconocido grupo Punto T de Rafaela que dirige Marcelo Allasino. Pensado como un espacio en el que actores y público confluyan, el ciclo abrirá con una puesta que comenzó a gestarse a mediados de 2004 a partir de un trabajo que contó con una activa participación del elenco que componen Santiago Alassia, Marcela Bailetti, Marcelo Gieco, Oscar Godoy, María Eugenia Meyer, Gustavo Mondino y Silvia Ruiz.

Al respecto, Allasino detalló el proceso a Rosario/12: "Fue un proceso bastante particular, porque yo tenía una imagen muy fuerte acerca de una obra que transcurría al costado de una ruta en una especie de espacio de transición, y sabía de lo que quería hablar. Pero además me interesaba muchísimo que en la creación del material los actores tuvieran un compromiso bastante personal. Entonces trabajamos durante un par de meses en una especie de taller intensivo en el que indagamos un poco acerca de los temas que quería tocar en la obra, que habla fundamentalmente acerca del deseo".

Por otra parte, el director definió a la puesta como "arriesgada desde el planteo estético e ideológico", aunque destacó que los principales riesgos estuvieron asociados a redireccionar la forma de trabajo de Punto T: "El riesgo más interesante que asumimos con el equipo fue lanzarnos a pileta absolutamente vacía sin saber hacia dónde íbamos a ir. Hemos tenido trabajos con muy buena repercusión, y frente a cada nuevo proyecto la intención es empezar de cero y olvidarnos de aquellas cosas que ya sabemos cómo funcionan. Después de la experiencia de La Brusarola, una obra tan compacta, contundente, que tuvo tanta aceptación, quería correrme hacia un lugar nuevo".

Ambientada en una atmósfera despojada, al costado de la ruta, la obra parte del encuentro de una mujer que, luego de haber perdido el colectivo que allí aguardaba, toma contacto con un grupo de "seres desamparados". ¿Son entonces los infortunios los que le permiten al ser humano ampliar la mirada? "No sé si sólo los infortunios abren la cabeza --consideró Allasino--, pero seguramente si alguien tiene la capacidad de procesarlos puede encontrar un camino para abrir la cabeza. No creo que sea la única manera, pero estoy convencido de que la angustia nos pone en contacto con cosas que hacen que en el proceso uno madure. Y estos personajes están muy cargados de angustia".

"Además la obra habla también de los vínculos filiales de esta persona que espera en la ruta, que desea ser madre, que quiere construir un vínculo a partir de eso. Y estos personajes con los que se encuentra entran en su cabeza para construir esa familia que no queda muy claro en la obra si la tuvo, o la tiene. Creo que también hablando del deseo podemos hablar de nuestra identidad, y la obra trata de cuestionarse justamente eso, nuestra identidad como personas, como integrantes de un proyecto de familia, como integrantes de un proyecto de sociedad, de país. Por eso toda la cuestión folclórica y telúrica que está presente en la obra me ha venido muy bien para cuestionarnos a nosotros mismos como proyecto de país", concluyó el director.