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Doctor en Antropología por la Universidad de Brasilia, investigador del Conicet y decano del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, Alejandro Grimson presentará hoy en Rosario su último libro: Mitomanías argentinas. Mitos patrioteros, decadentistas, de lo "nazional", racistas, de la unidad cultural de la Argentina, sobre la Capital versus el Interior, de la sociedad inocente, sobre el Estado bobo, sobre los impuestos, sobre el peronismo, sobre los sindicatos y las luchas sociales, sobre el granero del mundo, sobre el poder de los medios y mitos del falso igualitarismo conforman el amplio espectro que Grimson analiza en una obra que tendrá su presentación a las 18.30 en el Espacio Cultural Universitario (San Martín 750).

Englobadas en esa lista, son más de setenta las "creencias" que aborda el autor que, consciente de que el espectro es aún más amplio, dispuso de un sitio web (www.mitomanías.com.ar) para que ese listado siga creciendo, y debatiéndose, a partir de los aportes de lectores y ciudadanos interesados en derribar más mitos. Mientras tanto, allí está la labor de Grimson para comenzar a desentrañar aquellas verdades instaladas en el imaginario popular, ése que construye una difusa y contradictoria argentinidad.

"Es necesario abordar los mitos acerca de cómo se conforma la propia sociedad --explica Grimson desde el prólogo de Mitomanías...--. Un país no puede desarrollarse, ni crecer, ni tener nociones fuertes de justicia social si no construye una identidad. Suele decirse que no se puede tener un futuro sin memoria. Este libro busca poner en evidencia que no podemos aspirar a un futuro más igualitario y democrático sin comprender antes quiénes somos. Quiénes somos nosotros, los que participamos en las decisiones, quiénes somos los argentinos y los habitantes del país".

En ese marco, el doctor en Antropología aclara: "Este libro no busca analizar las cosas buenas o malas de un gobierno determinado. Busca proponer un debate acerca de si no deberíamos cambiar esa particularidad de nuestra cultura. Y esto por un motivo: es imposible construir un país sin que podamos analizar aquello que es positivo y aquello que es negativo".

"Me propongo explorar en qué sentido gran parte de nuestra 'cultura nacional', gran parte de los rituales cotidianos que llevamos a cabo, involucra escuchar o enunciar la expresión 'qué país de mierda' --indica--. A veces la trocamos por nuestra 'argentinidad al palo' y somos los mejores del mundo. Pero entre la soberbia y el desprecio, casi no encontramos matices".