A partir de mañana y hasta el 4 de julio, la Galería Arte Privado (Dorrego 26) ofrece una muestra de grabados del pintor y grabador rosarino Antonio Berni, oportunidad hoy rara en el circuito de galerías comerciales de Rosario. La muestra reúne trece grabados en diversas técnicas, realizados alrededor de 1961, algunos en blanco y negro y otros con color, con una temática centrada en los juegos infantiles, donde no podía faltar su personaje Juanito Laguna.

La propietaria y marchand de Arte Privado, Silvia Guidotti, entrevistada por Rosario/12, aseveró que todas las obras están debidamente firmadas, numeradas y certificadas, y son de procedencia confiable. Guidotti, una experta conocedora que cuenta con más de tres décadas de trayectoria en su oficio de galerista, es miembro de la Asociación Argentina de Galerías de Arte y vino realizando envíos anuales a la feria Arte BA desde 1994 hasta el año pasado, constituyendo una acción pionera en la ciudad.

Pocos rosarinos recuerdan hoy las muestras que Berni trajo desde su taller en Buenos Aires a las galerías y salas de arte de su ciudad (Renom, El Círculo, Krass y otras) cuando todavía no era "Berni", el artista argentino fallecido que en los años `90 atravesó la barrera del medio millón en las subastas de arte latinoamericano de Christie's y Sotheby's. En 1995, arañó el millón de dólares con "Desocupados", una témpera sobre arpillera de dos metros por tres pintada en 1934: paradójicamente, su obra batió una y otra vez el récord nacional de cotización con un "nuevo realismo" que jamás cejó en la denuncia de las miserias del capital.

Este posicionamiento no fue casualidad, sino que se dio en gran parte gracias al empuje de sus herederos, su galerista (Ruth Benzacar, fallecida en el 2000) y sus coleccionistas argentinos. No fue menor el rol de sus premios obtenidos en vida: entre ellos, un Premio Adqusición en el Salón Nacional de 1943 por un retrato de su hija Lily pintado ese año, y el Gran Premio de Grabado y Dibujo en 1962 en la XXXI Bienal Internacional de Arte de Venecia. La muestra Correlatos: Berni y sus contemporáneos (MALBA, 2005), que bajo una inteligente curaduría de Adriana Lauría conmemoró los cien años de su nacimiento, fue la culminación de una serie (iniciada en 1984) de grandes exposiciones póstumas en museos de Buenos Aires y Rosario, casi todas ellas éxitos de público, a las que se sumó su presencia en exhibiciones colectivas del MOMA, el Reina Sofía y la Bienal Mercosur.

Esta cronista recuerda una muestra de sus collages en la galería Aurea, que se encontraba en la cortada Ricardone. Fue en octubre de 1981; durante su transcurso, el día trece, falleció el maestro. Huérfanos quedaban su Ramona Montiel y su Juanito Laguna, caminando entre latas de aceite hidrogenado aplastadas en la prensa. En los años ochenta se mostraron algunas de sus serigrafías de gran tamaño en la legendaria Sala de la Pequeña Muestra, que era del poeta y marchand Armando Santillán. En Rosario, en general, se han vendido grabados de Berni. Esto se debe a que la obra gráfica, por ser múltiple, no es tan cara como las pinturas, que son piezas únicas; cuanto más extensa es la edición de un grabado, es decir, cuanto mayor la cantidad de copias autenticadas, más asequible es cada una.

Los galeristas de Rosario reconocen que la de Berni en su ciudad es una obra dispersa. Ha circulado a través de muestras colectivas o de ventas en trastienda (se dice que sus dibujos al pastel, por ejemplo, tenían gran salida en Raquel Real) o se halla en colecciones de poseedores cuyos nombres no trascienden más allá de un círculo esotérico de entendidos. Lo peor es el mercado paralelo de falsificaciones, que con el boom de precios alcanzó niveles de plaga internacional (hubo un sonado escándalo en Nueva York hace diez años, cuando las dos casas de remate mencionadas tuvieron que retirar "bernis" falsos) y que en Rosario, lamentablemente, cunde merced a la ignorancia.