Rosario, Ciudad del Boom, Ciudad del Bang es el nombre del documental realizado por la Revista Crisis y el Club de Investigaciones Urbanas que se estrena hoy, a las 21, en Cine Arteón (Sarmiento 778). La imagen de la presentación es elocuente: sobre las torres de alta gama que definen el perfil más ostensible de la ciudad opulenta construida en los últimos diez años se recortan las casillas de los barrios adonde ese boom llega en forma de bang, con 60 muertos en los primeros nueve meses de 2013. En 45 minutos, el audiovisual dirigido por Martín Céspedes dota de sentido al proceso completo, desde la expansión de la frontera de la soja, el monocultivo, la construcción de edificios en Rosario, la exclusión social y el consumo como nueva religión en la ciudad, que genera violencia.

"Hace diez años que en la ciudad prima el consumo de las marcas, de la indumentaria, de los autos. La contracara de eso es que hay una guerra por el derecho a consumir. No sorprende que haya pibes que decidan ir por el narcotráfico para acceder a ese derecho", sintetiza Juan Pablo, integrante del Club de Investigaciones Urbanas.

El Club reflexiona desde hace dos años sobre las transformaciones de la ciudad en la última década. "A partir del boom de la soja y cómo había sido capitalizada en Rosario a través de la construcción, esto provocó no sólo un cambio de fisonomía histórica de la ciudad, por la cantidad de edificaciones, sino sobre todo por la construcción de un mundo de elite", planteó Juan Pablo, que prefiere reservar su apellido.

"Refinería es un lugar donde esas transformaciones quedan expuestas. Es un gran experimento urbano, con la presencia de torres de alta gama, shopping, polos de altísimo consumo", enumeró y aclaró: "Hay periferias pobres pero también ricas".

El fenómeno del narcotráfico le apareció al Club en toda su dimensión a partir de las organizaciones de base, de ver cómo realizaban su trabajo en medio de "esta dinámica tan sangrienta". "Vimos que en lo profundo de la sociedad se estaba produciendo un cambio sustancial de los modos de vida, así como por el boom inmobiliario se estaban dando estos micromundos de elite, en los barrios había un estallido y el fin de los barrios como los habíamos conocido, a partir del narcotráfico", resumió Juan Pablo.

Por eso, el documental recoge multiplicidad de voces: el Taller Ecologista sobre los efectos de la exportación de soja, el Movimiento Giros sobre la lucha por el territorio, el hijo y las compañeras de Mercedes Delgado, la militante del comedor comunitario San Cayetano asesinada en enero de este año; los compañeros de Jere, Patom y Mono, los militantes del Frente Popular Darío Santillán asesinados en enero del año pasado. Y Sandra Molina, la mamá de Aaron, un niño de 13 años de barrio Ludueña que fue baleado dos veces por los narcos. "El caso de Aaron nos interesaba particularmente porque es incómodo y a la vez es representativo del 98 por ciento de los pibes asesinados en los últimos años. Tiene una adicción fuerte a las drogas, no tiene un compromiso político y sin embargo creemos que es necesario reivindicarlo políticamente, además de contenerlo, brindarle otras oportunidades, algo que hoy tienen vedado casi todos los pibes", agregó Juan Pablo.

Justamente, la reivindicación política viene de la mano de desnudar la violencia que habita en el contraste entre los nichos opulentos y los barrios. Uno de los entrevistados del documental, el periodista Carlos del Frade, lo describe con claridad: para estos jóvenes no hay opción. El trabajo precarizado no permite delinear un horizonte de vida.

El documental desnuda la falacia de la Marca Rosario, y cómo estalla la Barcelona argentina. "Hace tiempo que estamos muy incómodos con las imágenes predominantes de Rosario. Creemos que a partir del triple crimen se ha ido revirtiendo esta imagen mítica. Hay una serie de conflictos sociales que han estallado", apuntó Juan Pablo. "El narcotráfico es transversal a la sociedad, incluye sectores medios y altos, las redes incluyen a profesionales, pero el saldo sangriento lo ponen los sectores populares. Los muertos son de los barrios", subrayó.