En el último Festival de Cannes, y por iniciativa de la cadena televisiva HBO, se pudo conocer el tan resistido film de Steven Soderbergh Behind the candelabra. El título se vio tras el continuo rechazo por parte de las productoras estadounidenses para distribuirlo en sala. Cinco días después, se transmitió para la audiencia de algunos países y hoy ya figura en la programación de este canal.

Las permanentes negativas, pese a que hoy se mucho se subraya que los criterios por parte de las majors son menos conservadores, obedecen en principio a que uno de sus actores principales, Michael Douglas, ícono durante muchos años de films de "definido comportamiento viril", interpreta aquí a quien fuera uno de los más desaforados y audaces personajes del mundo del espectáculo, Liberace, a quien siempre se recuerda, ya desde su imagen, por ese colorido destello de sus prendas, sus desbordes y extravagancias, por su deliberada artificiosidad en cada una de sus presentaciones. Y por sus audaces declaraciones que, siempre desde lo sugerido, lo confirmaban todo respecto de su definida homosexualidad.

Adorado hasta el delirio por su particular manera de interpretar los clásicos y los temas populares de varias décadas, nos es mostrado en este film del director de la reciente Efectos colaterales, no sólo en el escenario, junto a su piano color púrpura, sino en su intimidad; junto a su pareja, al lado de su amante Scott Thorson, rol que interpreta Matt Damon. Es así que el relato del director de aquel premiado film del 89, Sexo, mentiras y video conduce no sólo a Las Vegas, a bordo de vistosas limousinas, sino también a las camas de un estilo francés imperial donde Liberace disfrutaba con sus amantes.

Y todo esto, claro está, irritó al Hollywood que hoy lo sigue pensando todo en términos de lo "muy aceptable" y si es posible "para todos los públicos". Ya no son tantas las lentejuelas y el dorado de su universo kitsch, sino el hecho de que Michael Douglas y Matt Damon sean mostrados con placer en las escenas de amor. Y más aún que hayan favorables y sonrientes declaraciones al respecto, impugnando, en parte, otras tendencias: "No pertenecemos ni Matt ni yo a esas categorías de personajes que responden a los 'Iron-Man', a los 'Bat-Man', a los 'Spider-Man': no somos esos tipos de Man. Y esta, quién lo puede dudar, la que aquí interpretamos, es una historia de amor".

Y mientras se espera un nuevo pase por HBO de este film, en el que la veterana actriz Debbie Reynolds interpreta a la madre del personaje de Michael Douglas, Liberace, para muchos un antecedente de ciertos rasgos de Madonna y Elton John, señalemos que ya está editado en DVD un anterior film de este mismo realizador que sí se estrenó en Buenos Aires a principios de este año y que debido a la casi nula respuesta por parte del público no se distribuyó en otras ciudades. Se trata de Magic Mike, film del 2012 que mira hacia el mundo del espectáculo; ahora, de los locales nocturnos, y que tiene como punto de partida la experiencia vivida por uno de sus actores principales, Channing Tatum, cuando trabajaba, con casi veinte años, como stripper en un local de Tampa, Florida.

Al recrear esta historia, que pendula entre la comedia y el melodrama, Steven Soderbergh, apela a poner en escena aspectos que desocultan el detrás de la escena, los choques emocionales de sus personajes, quienes merecen ser observados a la luz de reflexiones socio-culturales. A lo largo de veintisiete años, Soderberg filmó veintitrés títulos, algunos de ellos propios del cine independiente como su Kafka, con Jeremy Irons o bien identificables en el campo industrial, tales como los de la taquillera trilogía de Ocean's thirteen con sus amigos George Clooney, Brad Pitt y Matt Damon. Y algunos críticos, cuando su estreno, señalaron que el film merece considerarse en relación con Gigoló americano, de Paul Schrader del 80 y Boogie Nights, de Paul Thomas Anderson estrenada hace quince años.

Como en otros films marginales del realizador, aquí, el personaje de Mike sueña con otras posibilidades e igualmente se siente responsable por haber asumido una decisión que involucra a otros. Y observa, vivencia que ese mundo de gritos y miradas sobreexcitadas, que destila el hedonismo del cabaret nocturno, es al mismo tiempo un espacio que no muestra su puerta de salida.

Junto a Channing Tatum encontramos en este film, cuya iluminación lleva la firma del mismo realizador, a Matthew Mc Conaughey, Olivia Munn, Alex Pettyfer y Cody Horn.

Frente al éxito logrado en Europa y Estados Unidos, ya su director viene hablando de una segunda parte de Magic Mike. Y esto sobre todo en función de su primer actor, Channing Tatum, hoy uno de los actores más buscados para el cine de género.

Steven Soderbergh, autor de los controvertidos films Che ya ha anunciado, luego del estreno de Behind the Candelabra, que esta segunda parte de Magic Mike bien podría estar a su cargo o tal vez de su asistente de dirección o de su socio productor. Y el film podría llegar a incluir momentos no contemplados en el guión anterior, adoptando, según la propuesta del actor, formato de "road-movie".

A sus cincuenta años, cumplidos en enero de este año, el realizador, quien habla en este momento sólo de una tregua, ansía escribir un libro sobre cine; inspirado en el de Francois Trufaut, Las películas de mi vida, dirigir piezas teatrales y dedicarse a las artes plásticas partiendo de las correspondencia con los medios audiovisuales.