Lunes, 6 de enero de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LAS PELíCULAS QUE PASARON POR LA CARTELERA COMERCIAL Y LA ALTERNATIVA EN ROSARIO.
Frente a la cartelera de Capital Federal, la de Rosario sólo exhibe un setenta y cinco por ciento de los films estrenados. Si no fuera por los espacios alternativos, los cinéfilos no tendrían más que el refugio de un rincón hogareño. Un repaso por lo mejor del año.
Por Emilio A. Bellon
Ante tantos films postergados, no adquiridos por las distribuidoras argentinas en tanto consideran que no van a generar rédito alguno, tomar conocimiento de que el próximo jueves se va a reestrenar a nivel nacional, en una versión 3D, ese tan olvidable y al mismo supertaquillero film "Los bañeros más locos del mundo", no puede, sino provocar en mí un sentimiento de decadencia, en el sentido más deprimente del término; teniendo en cuenta, en primer lugar, el deterioro del material fílmico de clásicos de directores de la talla de Leopoldo Torre Nilsson, Mario Soffici, Carlos Hugo Christensen, Daniel Tinayre, David José Kohon, Rodolfo Kuhn, entre tantos y tantos otros y simultáneamente la casi nula difusión de ciertos realizadores que, desde los años 90 hasta hoy, sólo pueden presentar sus films en contadas muestras.
Frente a la cartelera de Capital Federal, la de Rosario sólo exhibe un setenta y cinco por ciento de los films estrenados. Y en el mejor de los casos, su estreno siempre es tardío, ya que los films de los estudios estadounidenses, la mayor parte de ellos, en sus repetidos géneros, cubren la casi totalidad de las salas. Si no fuera por los espacios alternativos, los cinéfilos, ya no tendríamos más que el refugio de un rincón hogareño o bien el recuerdo de lo que alguna vez fueron las salas de cine.
Pero, afortunadamente, hay un público que, como en "Splendor", sostiene, desde esa fantasía navideña a lo Frank Capra, a salas como El Cairo, entrañable Madre Cabrini, Arteón, El Rayo, Centro Cultural "Roberto Fontanarrosa", Alianza Francesa, el mismo Cine Del Centro, que sigue convocando, cartelera mediante, a los seguidores de títulos de un cine de autor y el tradicional Cine Club, ya con más de medio siglo de puertas abiertas.
Pocos son los films que escapan a estas escépticas consideraciones, en relación con el cine estadounidense, el que se impone, el que no deja espacio. Sí, podemos pensar cómo en esas mismas salas el público respondió de manera notable frente al último film de Woody Allen, "Blue Jasmine", relectura (pese a que su director no lo considera así) del universo femenino de algunas heroínas de Tennessee Williams, particularmente de la Blanche Du Bois de "Un tranvía llamado Deseo".
Tensionante exposición dramática de un personaje que se mueve en un universo escindido, que no puede aceptar su propio derrumbe, ese desenmascaramiento.
Y el año abrió con un film (ya figura entre mis favoritos del 2014): El de Martín Scorsese, "El lobo de Wall Street", al que miraba con recelo en un primer momento, ya que todo aquello que fija su mirada, por más de diez minutos en el mundo de la Bolsa, no sólo me distrae sino que me empuja del mismo film. Como aquel, el tan multipremiado, oscarizado, "Wall Street" de Oliver Stone, con el hoy ya, por momentos pátetico en este último film del viaje a Las Vegas, Michael Douglas.
Y es que el film de Martin Scorsese, con un Leonardo Di Caprio, que en su cinismo me remite al personaje que componía en el film de Spielberg, "Agárrame si puedes", logra retratar de manera desaforada, desmedida, vertiginosa, con el frenético ritmo del efecto de las drogas, a los corruptos y simuladores, eufemismos de una obscena ambición, y de cómo los mismos, clanes de "buenos muchachos good fellas", terminan siendo útiles al mismo sistema. De manera análogo, pudimos ver en el circuito de Cine Club, la última realización del siempre crítico Costa Gavras,
Una de las grandes desilusiones la marcó el film de Baz Luhrmann, el realizador australiano de "Moulin Rouge", basado en la novela de Scott Fitzgerald, "El Gran Gatsby", un producto de una ínsipida hibridez que no permite reconocer más que una sofisticada puesta en escena; algo que ciertamente habrá deslumbrado a su actual socio aquí en la Argentina, Alan Faena. E igualmente "Antes de la medianoche" de Richard Linklater, tan celebrado y aplaudido, cierre de una trilogía, ahora ambientado en una Grecia en la que según su realizador allí no no ocurre nada trascendente, es una larga perorata, para quien firma esta nota, de verbalismo, de retórica sobre cuestiones de la pareja, que reafirma a puerta cerrada y desde algunas caminatas los parlamentos más agotados de los films de esta temática. Un film en el que no cabe una mirada, un gesto, un silencio..., por parte de su narrador. Por decisión de su director.
Que Jennifer Lawrence, con sus mohines a lo Bridget Jones, haya desplazado en la noche de los Oscars a Emmanuelle Riva es, desde mi parecer, un definido acto de humillación. Que la actriz de "Hiroshima, mon amour" de Alain Resnais, entre otras, haya figurado junto a esta joven y noña actriz que grita y se ríe todo el tiempo en esta burda comedia que pretende ser dramática, "El lado luminoso de la vida" de David O. Russell, el nuevo mimado de los grandes estudios, no deja de ser una dolorosa provocación. El tan resistido film de Michael Haneke, con esta veterana actriz y el siempre admirado Jean Louis Trintignant, "Amour", forma parte de los grandes films de este año 2013. Y lo ubico junto al de Stephane Brize, "Algunas horas de primavera" y el de Marco Bellocchio, "Bella Addormentata". Los tres films, desde ópticas diferentes y en contextos muy particulares, se ubican en un terreno muy conflictivo, en una situación límite, en lo que define el derecho a la propia elección sobre la propia vida, sobre el sufrimiento de los seres que amamos, sobre los intereses, creencias, que entran en juego, ante un hecho terminal, irreversible. Tres obras maestras que no merecieron la gran respuesta por parte del gran público que sí se esperaba.
Nominada en varios rubros, pero sólo considerada en los rubros "mejor actriz secundaria", Anne Hathaway, edición de sonido, maquillaje y vestuario, el film de Tom Hooper, director de "El discurso del rey", logró transponer de manera admirable el musical de Broadway, "Los Miserables", sobre la clásica novela de Víctor Hugo, que mereció numerosas versiones en la pantalla.
A la hora de elegir los films evocamos algunos momentos, comentarios que emitimos en su oportunidad, opiniones de los otros. Y ciertamente, lo que nos ocurría, en relación con el mismo, días después. A veces es suficiente una secuencia, un plano, para comprender que en ello está en juego todo ese planteo. Qué es lo que recordamos hoy al reseñar?. No ya todo el film, sólo imágenes, impresiones, lecturas, huellas del mismo.
Podríamos entonces para hablar de uno de mis más admirados films del año, "Cesare debe morir" de los hermanos Paolo e Vittorio Taviani, mencionar los sonidos de las celdas al abrirse o cerrarse, para dar lugar a ese grupo de prisioneros, ahora posibles actores, que van a dar ciertas pruebas frente a la cámara para interpretar algún rol en el "Julio César" de Shakespeare. Allí, en el mismo interior de esa cárcel, en las afueras de Roma, los directores de "Kaos", nos ofrecen esta aguda e inusual representación sobre el juego del poder, en ese espacio en donde se cumplen condenas, en donde por un breve tiempo y en situación de espejo se conectan historias personales y colectivas. Y sí, junto a este film, otro de origen peninsular, que una mascarada de proa, habla de otra prisión; la que nos ofrece la sociedad mediática, la que nos vende con sus desmelenados y chirriantes colores el mundo de los programas tipo "Gran Hermano", que pretenden cubrir sueños de gloria, que colocan a los sujetos carenciados en elegidos, que los alienan en una constante e imparable persecución. Y nombro aquí a "Reality" de Matteo Garrone.
Film inclasificable, "Tabú" de Miguel Gomes, se presenta como una propuesta que nos ofrece varios niveles de lectura, entre el film homónimo de Murnau, la fantasmagoría de una historia de amor y de muerte y los ecos del colonialismo en el mundo de hoy. En un particular y sugestivo blanco y negro, "Tabú" nos devuelve a los mismos orígenes del cine.
Ubicar en un último párrafo los otros films elegidos no es para mí tarea sencilla; dejando así, para otra extensa nota, lo referido al cine argentino. Destacar a Margarethe Von Trotta por su admirable film "Hannah Arendt", a partir de "Eichmann en Jerusalem"; considerar las miradas que nos ofrecen sobre la violencia social Thomas Vintenberg en "La cacería", a partir de un hecho que en su circular transforma a un sujeto en presa de los otros y de igual manera Christian Petzold, desde el personaje de una médica, en tierras alemanas custodiadas, deberá vivir sus propios dilemas; mientras en "La esperanza de una nueva vida" de Andrea Segre nos ubica frente a una inmigrante china y aun pescador eslavo debiendo soportar el desprecio, el maltrato, la explotación. Sin olvidar claro está, entre otros films que por razones de espacio no puedo hacer figurar, esa obra que se agiganta, desde su lectura de lo siniestro en el campo de las sectas, "The Master" de Paul Thomas Anderson, con Philip Seymour Hoffman, Joaquin Phoenix, Amy Adams y Laura Dern.
Antes del cierre, lugar preferencial para "Profesor Lazhar", film de Philippe Falardeu, de origen canadiense, basado en un libro del propio personaje, de origen argelino, que narra su trágico pasado familiar y la dolorosa situación de pérdida, negada por la institución, por la que debieron pasar sus alumnos. Igualmente, su situación de inmigrante ante las leyes oficiales y su separación del cargo.
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