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Martes, 15 de abril de 2014

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. PINTURAS, DIBUJOS Y ESCULTURAS DE JAVIER CARRICAJO

Escenas de un cine inmóvil

Con curaduría de Adriana Lauría, se exhibe en el ECU una muestra individual del artista rosarino, que demuestra el pleno dominio de su técnica: el virtuosismo sorprendente de su pintura se ablanda y cobra una cualidad tersa, apastelada.

 Por Beatriz Vignoli

Hace un tiempo, Javier Carricajo se propuso realizar "un grupo de pinturas que desde un punto de vista contemporáneo reelaboren la temática de los bodegones. Con una atmósfera barroca, y cierto tono velazqueño, me adentraré en la realización de obras signadas por la ambigüedad, la sensualidad y cierto humor sardónico", prometía en su texto de proyecto. "Recuperar y apropiarme de la sensibilidad popular que le dio inicio al género" era uno de los objetivos. Carricajo venía trabajando la figura humana a partir de modelos que posaban en el estudio, con la foto y las herramientas digitales como mediadores en la creación del boceto, muy alejado del fotorrealismo convencional y mucho más cerca del realismo psicológico de Lucien Freud o Balthus.

"Me interesa una cuestión muy gestual de la persona. Trato de ir buscando en el momento qué gestualidad me puede dar y qué me está sugiriendo e ir por ese cauce. Ultimamente me interesa más una cuestión de gestualidad y casi de cierta intriga, de insinuar una situación que no se termina de entender, casi como de una escena incompleta, que pertenezca a algo que se continúa en varias pinturas pero no se sabe dónde termina ni dónde empieza", dijo en una entrevista en su estudio de Villa Gobernador Gálvez este rosarino nacido en 1981 que expuso una muestra individual en el Museo Castagnino hace tres años.

La mayor parte de lo producido desde entonces (39 obras sumando pinturas, dibujos y esculturas recientes) puede verse hasta el viernes 9 de mayo en la planta alta del Espacio Cultural Universitario (ECU, San Martín 750), de martes a viernes de 10 a 18 y los sábados de 10 a 19. Esta nueva muestra individual, con curaduría y texto de catálogo por Adriana Lauría, lo muestra en pleno dominio de su técnica: el virtuosismo sorprendente de su pintura se ablanda y cobra una cualidad tersa, apastelada.

Domina la sala una estupenda trilogía de desnudos masculinos, Mintiéndole a la muerte (2011) donde Carricajo, combinando pintura y dibujo, "propone una Pietà de estudio", en palabras de la curadora, Adriana Lauría. En el texto para el Castagnino, Ana Quijano definía como "cine inmóvil" la pintura de Javier Carricajo. Algunas escenas de la nueva exposición se dejan leer como secuelas de la anterior. Un verso barroco (el tercero de la Endecha marina en la obra La Tempestad, de William Shakespeare, citado en La tierra baldía de T. S. Eliot) sirve de título a Estas son perlas que fueron sus ojos (2012), casi un final del thriller empezado en trabajos anteriores, aunque el pintor haya aclarado que no mira mucho cine. El expresionismo de sus piezas anteriores deja lugar a retratos hieráticos o vencidos por el tedio. Se destaca por el dramatismo mudo de su expresión contenida un rostro femenino en primer plano en el segundo cuadro de otra trilogía, Juego de interior (2013). Los prometidos bodegones cierran la muestra, dando vida a una zoomórfica banana con leche en una serie de miniaturas con un sugestivo título: Ejercicios en solitario (2013).

La banana (ícono pop: véase Andy Warhol), como también el puño cerrado enguantado, el guante de cuero, el double entendre alusivo al pacto sexual perverso ("Nada que no quieras que te haga") son ya en Carricajo emblemas recurrentes que reenvían el sentido hacia lo pornográfico; pero la provocación se diluye en una cierta monotonía.

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Esas son perlas que fueron sus ojos, óleo sobre lienzo (90x70 centímetros, 2012)
 
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