Conocidos, habituales, fraternales, los textos que Jorge Isaías publica periódicamente en Rosario/12 cobran nuevo sentido en El sentir de la llanura. Publicado por Ciudad Gótica, el libro será presentado mañana, a las 19.30, en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (San Martín 1080), donde el escritor oriundo de Los Quirquinchos estará acompañado por el acordeonista Mario Braun y por el director de la editorial, Sergio Gioacchini.

Fue el 15 de agosto de 2013 cuando Isaías publicó en la sección Contratapa un texto con ese mismo título, al que encabezó con un fragmento de poesía de Felipe Aldana: "Yo que te quiero sin asco/ te quiero como a mi dueña./ Llanura santafesina". En su primera línea, en tanto, Isaías anticipaba: "El sentir de la llanura como todo sentimiento a mí me resulta muy difícil conceptualizar". La sucesión de textos que el autor publicó en este diario indican que la afirmación de Isaías es de gentil modestia: en su obra, el escritor se aproxima a la flora, fauna y costumbres del territorio santafesino, al sentimiento de la llanura.

"En realidad el texto en sí tiene origen en un encuentro que hubo en Arequito el año pasado, convocado por Gustavo Fritegotto, un fotógrafo muy reconocido, que es otro obsesionado como yo por homenajear la llanura", apunta Isaías, que coincide con la observación: "Pero es cierto, no hice más que redundar en algo que vengo haciendo siempre, porque todo remite al mismo paisaje. El paisaje lo tengo adentro, es el que humildemente ilustro, incluso detrás del camino que han hecho otros como Saer, Conti o Sarmiento, sin ir más lejos. Es también una especie de homenaje a todos ellos, porque de alguna manera han hecho que siguiera esos modelos, o aspirara a seguirlos. Por supuesto que sobre la base de las vivencias".

Más de treinta textos, publicados originalmente en este diario, son los que conforman la obra de Isaías, que al momento de realizar la selección fue redescubriendo los patrones que marcan a su propia producción. "De pronto me pongo a mirar y veo un montón de cosas sobe las que doy vueltas. Al publicarse reunidos, los textos tienen otro sentido, más unitivo. Casi diría, sin exagerar demasiado, que tienen un sentido metafísco, porque excede al paisaje en sí, a lo visual. Es como digo por ahí: un sentimiento que tiene que ver con la vida y la infancia de uno, con la historia".

Aunque alimentados del pasado, los textos de Isaías no se estancan en una pintura de época, rescatando valores para ser leídos en tiempo presente. Así y todo, es la memoria rescatada la que termina generando una demanda de parte de un público lector que busca reconocerse: "Por ahí hablo con gente en la calle que agradece lo que escribo. Hasta algunos exageran y me dicen que esperan que yo escriba. La literatura, o en última instancia mi humilde literatura, tiene así un sentido. Porque cuando uno escribe lo hace en la soledad más extraordinaria y no sabe a dónde va a ir su obra, si se va a aceptar o no".

Sin embargo, no es sólo en sus visitas a Los Quirquinchos donde Isaías descubre agradecimiento por su obra: "No me pasa solamente en mi pueblo. Porque de última todos los pueblos de la llanura tienen una cosa en común. Siempre hay un personaje en un pueblo que se repite en otro. O un paisaje, porque con mayor o menor intensidad, con distintas formulaciones, apariciones, el paisaje está dentro de cada uno. Me agrada que de alguna manera una cosa que escribo con mucho placer provoque en otro una aceptación y, hasta me atrevo a decir, una pequeña alegría".