A principios de los años '60, y desde un proyecto que hoy define todo un capítulo en la historia del cine, el productor y director Roger Corman -mecenas y maestro de nombres que representan todo un cine autoral, tales como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese- da a conocer lo que se conoce como "El Ciclo Poe", integrado por toda una serie de films que se apoyan en textos narrativos, obras en verso, escritos varios del admirado autor; todo un clásico que, a través de sus páginas, abre grietas en nuestro universo cotidiano, apelando al mundo del inconsciente, la decadencia de conductas sociales, las pesadillas de toda una época.

Defensor del cine de clase "B", realizador de films de género, particularmente el policial, el western y la ficción científica, Roger Corman, nacido en abril de 1926, logró a través de sus films, de bajo presupuesto, imprimir un giro a la maquinaria del cine de Hollywood. Basándose en guiones de matriz clásica, no obstante, logra alcances de notable singularidad, por la manera directa con que recrea sus propios conceptos, físicos y dinámicos, del llamado "cine de aventuras".

Desde la medianoche de hoy, y hasta el día jueves, en horario cercano a la medianoche, Canal 7 anuncia, en el programa Filmoteca﷓ Temas de Cine, conducido por el coleccionista e investigador Fernando Peña, autor de numerosas publicaciones y programador del MALBA, algunos de estos films que hoy forman parte de la mitología del cine. Y que merecen ser reconsiderados a la luz de otros escritos, como los que se puede leer en el cautivante blog, a cargo de Darío Lavía, www.cinefania.com.

Hombre de oficio, con una visión artesanal, a Roger Corman le cabe el epíteto de hacedor. Si bien sus films remiten a los géneros ya citados, devaluados por una altisonante crítica en su momento, sus films han sido valorados en notas firmadas por destacadas plumas de todas las latitudes. Es que esa marca personal, ese sello que lo distingue, aleja a sus obras de toda standarización. Por el contrario, tal como en este "Ciclo Poe", observamos una manera de recrear, una estética diferenciadora, que transforman a cada film en un "cult﷓movie".

Uno de sus más consagrados discípulos, Peter Bogdanovich, en su primer film en carácter de realizador, Targets﷓ Míralos morir, del '68, con Boris Karloff, nos ofrece en un auto﷓cine secuencias del film de Corman, del '63, The Terror, en el que Jack Nicholson cumple su primer gran rol. La mayor parte de los films de este director, cuya obra data de mediados de los '50, fueron realizados en el espacio de su productora, "American International Pictures".

Para la sesión de esta noche, que está fijada para la 0.30 hs del martes 5, se ha programado el film que abre este "Ciclo Poe". Nos referimos a La caída de la casa Usher (House of Usher), film que cuenta en el guión con uno de los más destacados novelistas en el campo de los llamados "géneros marginales", Richard Matheson, autor de

Soy leyenda, El hombre menguante, En algún lugar, en el tiempo, entre tantos otros. Y aquí, en condición de actor protagónico, uno de los renombrados íconos del cine gótico, el legendario, admirado, Vincent Price, cuya labor abre en 1938 y cierra con el sublime film﷓legado de Tim Burton, El joven Manostijera.

El cuento de Edgard Allan Poe, publicado en 1839, ha merecido numerosas versiones en el cine. Y una de las más destacadas, además de la de Roger Corman, es la de Jean Epstein de 1928, rodada en blanco y negro. Ahora, en este film que abre este ciclo, integrado por seis films en los años '60, en el cual se encuentran las claves estéticas de todos ellos, Matheson y Corman recrean un conflicto familiar, marcado por la enfermedad y la maldición, en el escenario de un páramo en el que se levanta la Casa Usher; dominada por la hipnótica y severa figura de Roderick, rol que interpreta Vincent Price, quien experimenta sentimientos de celos hacia su hermana, Madeleine, personaje a cargo de Mirna Fahey. La situación dramática comenzará a tensarse cuando llega a las puertas de esta mansión un amigo forastero, Philip Whinton, interpretado por el joven actor Mark Damon.

En la mayor parte de los films de esta serie, particularmente en los primeros, encontramos en la dirección de fotografía a Floyd Crosby, quien se vale de los colores de la Hammer Film. Pero en el film que se anuncia para el martes 6, estrenado en 1964, esta labor lleva la firma de quien sería un cultor del suspense en la dirección, Nicholas Roeg, director del sorprendente film de mediados de los '70, Venecia rojo shocking con Julie Christie y Donald Sutherland, ambientado en una espectral y amenazante Venecia.

En la medianoche de este martes, podremos ver La máscara de la muerte roja, obra cumbre para la crítica, una auténtica creación. Estrenada en 1964, vemos ahora a Vincent Price en el rol del tiránico príncipe Próspero, quien ejerce en los años de la peste de los primeros tiempos del Renacimiento, una opresiva conducta hacia los campesinos. Y que se burla, en tanto adorador de Satanás, de los dolores ajenos. Entre el humor y lo trágico cabalga este film que va transformando una desenfrenada fiesta en un patético desenlace.

El film que se exhibirá el día miércoles nos presenta como protagonista a este notable villano de la pantalla, Vincent Price, ahora en el segundo film de la serie, del año '61, ambientado en tiempos de la Inquisición española: El pozo y el péndulo. En su rol de Nicholas Medina, hijo de un torturador, Vincent Price se interna por los secretos pasadizos de su obsesión, acosado por figuras fantasmales, que lo llevarán a cruzar el puente hacia una locura desorbitada. En su deambular, pasará de ser víctima a verdugo. Junto al gran actor, en este film guionado por Richard Matheson, que sólo toma algunos, contados, elementos del cuento de Poe, encontramos a John Kerr, Barbara Steele, Luana Anders, Anthony Carbone.

Y sobre el cierre del ciclo de esta semana, ya no es Vincent Price sino Ray Milland el que ahora interpreta a un hombre que vive asediado por el fantasma de una posible situación de catalepsia. Tal es el planteo inicial de Entierro prematuro, film del '62 que juega con los elementos del clasicismo gótico, en torno a una de las obsesiones del escritor: el de ser sepultado vivo. Ante esta situación de terror que lo lleva a estados alucinatorios, el mismo personaje, Ruy Carrell, se lanza a diseñar una estrategia.