Domingo, 23 de julio de 2006 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › EL PIANISTA FEDERICO ALDAO Y EL VIOLONCHELISTA CLAUDE HAURI
Por Santos Cantoni
Un programa sumamente interesante, presentaron en el teatro El Circulo, el dúo conformado por el pianista rosarino Federico Aldao y el violonchelista suizo Claude Hauri. Párrafo aparte merece la cuidadosa elección de las obras que incluyo (cosa rara en nuestros programas de conciertos) tres obras de compositores del siglo XX, uno de ellos nacido en 1965. El discurso musical contemporáneo hace fruncir el ceño a muchos melómanos, de nuestra ciudad, que se han detenido en las tres "B" (Bach, Beethoven y Brahms). Por esta razón el programa de por sí resultó contestatario en una ciudad dominada por lo conservador en lo que a música académica se refiere, por lo menos en los programas de los conciertos "oficiales".
El concierto comenzó con "Siete variaciones sobre un tema de la Flauta Mágica de Mozart" de Ludwig van Beethoven, una obra de juventud a medio paso entre la elegancia clásica y la pasión desbordante, típica del gran músico. El dúo Aldao - Hauri, siguieron este concepto, matizando el sonido equilibrado y transparente del clasicismo un vuelo pasional profundo y oscuro típico del romanticismo en ciernes.
Pietro Viviani compositor suizo creo para el dúo la obra llamada "Attorno al la(r)ghetto", inspirado en el quinteto con clarinete en La mayor K.581 de Mozart pero con un homenaje implícito al compositor japonés Takemitsu y a la espiritualidad oriental. Una obra de estructura abierta y cambiante que permitió disfrutar de la habilidad técnica de Hauri y de los recursos del impecable pianista que es Aldao. La obra pinta un paisaje pleno de colores y sutilezas, propio del lenguaje del compositor japonés, en la cual se inspira y de la moderación elegante de Mozart.
La primera parte del programa termino con la sonata para violoncello y piano de Claude Debussy de 1915. El compositor obliga al violoncello a trabaja de manera percusiva en marcados pizzicatos, cosa que causó el desagrado de las audiencias parisinas durante el estreno de esta sonata y que causo el mismo efecto en algunos de los concurrentes a la novena función de abono del Teatro El Circulo, que en el intermedio se retiraron, molestos por el programa. Volviendo a la interpretación de esta obra de Debussy la exactitud y la compenetración de los dos ejecutantes fue brillante, llegando al desbordante final de enérgica furia rítmica, con una prolijidad excepcional.
Expresivamente, se trató de una lectura intensa y sólidamente trazada.
El plato fuerte de la segunda parte de la función, resulto sin duda la Sonata para Violoncello y piano en Mi menor Opus 38 de Johannes Brahms. Tanto Aldao como Hauri llevaron al auditorio en un viaje profundo al espíritu del joven Brahms. La interpretación de Claude Hauri, fue exacta técnicamente, moderada, pero brillante y desbordante de energía y pasión juvenil. Mientras que el rosarino Federico Aldao tubo un acercamiento impecable a este Brahms, con un dominio absoluto de la partitura y un gran rigor de concepto, totalmente adecuada a esta soberbia obra y en total comunión con el violoncello. El Tchaikovsky del bis resultó una ardiente despedida para una noche perfecta.
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