Allá por comienzos del 30' en el proletario barrio de Refinería, más precisamente en la tapera de Silvestre Jimenez, se juntaban Ulises, Ramón y el dueño de casa para resistir la persecución de los mafiosos de entonces. Tres amigos de esos a los que la poética serratiana les atribuye dones especiales: "Si les roza la muerte disimulan, que pa'ellos la amistad es lo primero", dice el célebre cantante en "Las Malas compañías". Lautaro Lamas, René del Sol y Leonardo Oliva, interpretan a estos tres compinches que se dan cita en "La Guarida del Zorzal", obra recientemente estrenada en la Sala Cultural de Abajo (San Lorenzo y Entre Ríos) con dirección y puesta en escena de Valeria Rico, que puede verse todos los domingos de octubre y noviembre a las 20.

Los integrantes del grupo "Chakaruna Teatro", responsables de este nuevo estreno, enmarcan su trabajo dentro de la creación colectiva. En una producción que abrevó en material gráfico de la época, íconos populares, mixturados con fragmentos de las propias historias de vida del grupo.

"La obra es una creación colectiva desde el lugar colaborativo, de propuesta y escucha. De prueba y toma de decisiones, también desde la composición de nuestro propio discurso y lenguaje de acciones en la escena y en la organización interna como grupo,somos autores de la obra en tanto cuerpo, letra y acción, además de todos los otros roles que usualmente se cubren a la vez en el teatro independiente", explicó a Rosario/12 la directora Valeria Rico.

-¿Por qué ese recorte histórico de las décadas del 20' y el 30'?

-Nos sentimos seducidos por ese período histórico en el contexto nacional. Pero sobretodo desde una perspectiva rosarina, fue también una excusa hermosa para indagar en nuestras biografías familiares y entrar al mundo que imaginamos desde las anécdotas de nuestros abuelos, los inmigrantes﷓ dice el actor Lautaro Lamas.

El grupo rescata la herramienta teatral como una excusa para conocer y conectar, indagando en la repetición de ciertos sucesos históricos, encontrando hoy huellas de aquel pasado que nos marca, aún en sus omisiones. Algo de la concepción estético-ideológica de la obra se podría rastrear en la búsqueda teatral de Oliva, Lamas y Valeria Rico, que se cruzan con la experiencia vital de la Escuela Gurruchaga y algunos trabajos compartidos.

"Al final del camino creativo nos enriquecimos llamando en diseño de luces a Paola Costamagna, en escenografía a María Emilia Gómez y en vestuario a Romina Coletta, con el orgullo de contar en la planta lumínica, con la primera licenciada en iluminación del país", dice la directora.

A la hora de evaluar la repercusión que podría tener esta propuesta en tiempos como los que corren, los protagonistas de "La Guarida del Zorzal", consideran que este auténtico guiño a sus padres y abuelos, puede resonar en los espectadores actuales, ya que según sus propias palabras: "Un relato vale de por sí cada vez que se enuncia aunque cambie y con más razón si cambia".

-No podía faltar Gardel como ícono preponderante de la época, tal vez él tambien habría transitado alguna de esas guaridas.

-La presencia enmarcada de Gardel en la obra tiene mucho de enamoramiento como varias presencias de este trabajo. Todo está lleno de carga simbólica, el morocho quedó como referencia de una época, como ídolo popular de las taperas y doble escenográfico de cualquiera de estos tres varones que se interpusiese en la línea de su rostro gigante y el espectador" -dice Oliva.

-Otro tema muy tanguero es el de la amistad, ¿cómo está planteado en esta propuesta?

-La amistad aparece como segunda o única familia, en estos tres caídos del borde. Como un proceso de aprendizaje de límites y necesidades, de vacío y espejo, como posibilidad de sentido a sacrificios y felicidades compartidas﷓ agregan los integrantes del Chakaruna Teatro.