Mantener secretos en política es casi siempre demasiado pretensioso. Si no, habría que preguntarle a los dirigentes peronistas que montaron ayer una cumbre de bajísimo perfil mediático pero no tuvieron en cuenta que la discresión es casi imposible si el cónclave se desarrolla en un hotel cinco estrellas en pleno centro de Rosario. Así, el ministro de Defensa Agustín Rossi, el diputado nacional Omar Perotti, la arquitecta María Eugenia Bielsa, el secretario de Transporte de la Nación Alejandro Ramos y el presidente del Partido Justicialista de Santa Fe, José Luis Freyre; creyeron que estaban "blindados" en uno de los salones del lujoso edificio. Pero la reunión juntó a dirigentes que hace años no se veían cara a cara y cada uno con un peso político demasiado grande como para pasar desapercibidos. Por supuesto, no hubo fotos ni declaraciones. Ya se anuncia otro encuentro para el mes que viene que sí será público y con declaraciones a la prensa.

En medio de semejante hermetismo Rosario/12 pudo saber que la cumbre empezó a gestarse hace casi dos meses y que mucho habría tenido que ver el siempre sigiloso funcionario de la Unidad Presidencial, Juan Carlos "Chueco" Mazzón. El los habría convencido de la necesidad del diálogo para evitar que se profundice la grieta que separa a estos dirigentes y ante la necesidad del peronismo santafesino de mejorar sus chances electorales en la provincia de cara al 2015. Por supuesto, muchos ven detrás de esta gestión la autorización presidencial. Pero también hay otro actor importante que favoreció el encuentro y que prestó consentimiento para la cumbre: El senador Carlos Reutemann quien ya se alejó definitivamente de su breve aventura al lado de Sergio Massa. No hubo más que aquella foto campera junto al histriónico intendente de Tigre y el ex ministro Roverto Lavagna.

"¿Qué puede pasar en una primera reunión de ese tenor y con esos protagonistas?. Difícilmente salga una fórmula o alguna candidatura de allí, es el primer encuentro de muchos que tendrían que darse para poder avanzar", confió a este diario un experimentado dirigente del peronismo provincial que -como la mayoría- poco y nada sabía del cónclave. Con todo, se pudo saber que la reunión fue sumamente amable y que no hubo pases de factura y todos los problemas que pudieran existir entre los presentes quedaron bajo un paraguas para poder avanzar en la conversación.

La reunión se pautó bajo una condición estricta: Ninguno de los asistentes revelaría la cumbre y, por supuesto, todos se comprometieron a mantener en secreto el contenido de lo allí dicho. Y se cumplió, porque salvo la filtración por la que algunos periodistas pudieron saber del encuentro, nadie ha podido acceder ni siquiera a una frase textual de lo tratado. Solamente el clima, algunas impresiones.

La situación del peronismo santafesino es de tal gravedad que es hasta lógico que se intenten remover escollos y hasta mover montañas para encontrar aunque más no sea un estrecho sendero de unidad. De los cinco asistentes al encuentro hay por lo menos tres precandidatos a gobernador (Bielsa, Perotti y Ramos) y un precandidato presidencial (Rossi). Freyre, claro está, cumplió un rol más protocolar e institucional como presidente del partido.

Sin conocer pormenores, cualquiera puede imaginar lo que debieron dejar de lado María Eugenia Bielsa y Agustín Rossi para estar juntos en una misma sala después de las cosas que se dijeron. En realidad, Rossi -que ayer mismo cumplió 55 años-, nunca respondió públicamente a las denuncias que le hizo la arquitecta a él y a su sector cuando renunció a su banca de diputada provincial.

Con todo, parece haberse iniciado un camino que de consolidarse puede llegar a poner en jaque a candidatos de otras fuerzas que se ven con serias posibilidades en la contienda del año próximo.

Para muchos un encuentro del calibre que se produjo ayer en Rosario, sólo pudo haberse dado con la sugerencia y hasta el pedido de los más altos niveles del gobierno nacional. Claro que saber exactamente esto es una tarea casi imposible, pero se conoce -por ejemplo- la actitud presidencial respecto de Santa Fe: De una franca y palpable equidistancia de las decisiones autónomas que toma el PJ santafesino. Una posición que sólo es parcialmente abandonada a la hora de conformar las listas de candidatos a diputados nacionales.