"Crear un mundo nuevo para que en ese mundo se cree también un nuevo lector", es lo que hizo Juan José Saer, según un obituario suyo por Fabián Casas ("Nadie zafa nunca"), publicado en 2005. Crear nuevos lectores es lo que se propone Territorio de Letras, que nació en 2004 como un micro en un programa de Radio Universidad Rosario y que con un premio estímulo de Espacio Santafesino "saltó a la web" en 2011. Hoy es un espacio de comunicación, producción, difusión y acceso digital al arte literario contemporáneo de la provincia de Santa Fe. Tanto el escritor santafesino como el proyecto convergen el domingo en Saer y el cine, un ciclo gratis de versiones cinematográficas de su obra, este mes en el cine El Cairo (Santa Fe 1120), que ofrece doble función. Siempre a las 18, hoy se proyectará Cicatrices y el 28, Tres de corazones. Allí además se estrena (por fuera del ciclo y con entrada paga; la última función es hoy a las 20:30) Yarará, dirigida por Sebastián Sarquis a partir de un cuento de Saer, El camino de la costa, y tras las huellas de un film de su padre: Palo y Hueso (1968).

Con un archivo creciente de poetas de la región diciendo su obra en su propia voz, Territorio de Letras se orienta a estudiantes jóvenes y adolescentes, a docentes de Lengua y Literatura, a lectores y a los diferentes mediadores que se desempeñan en el ámbito cultural.

Al equipo de Territorio de Letras lo dirige Paulo Ballan, con Silvio Ballan en producción periodística; también lo integran Cristian Ferreira da Cámara y Lucas Sallovitz, ambos a cargo de los asuntos técnicos. (Al cierre de edición de esta nota, Sallowitz resolvía todavía una mudanza de server que hará inaccesible el sitio web http://www.territoriodeletras.com.ar/ en forma temporaria por unos días; cuando vuelva a estar activo, mantendrá la misma dirección).

"Cuando en 2004 vino como invitado el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal al Congreso de la Lengua en Rosario, recitó en sus idiomas originales poesía de pueblos indígenas de todo el continente americano, desde Alaska a los Onas de Tierra del Fuego. Al escucharlo, me pareció que construía un territorio sentimental", recordó Paulo Ballan el jueves en una entrevista con Rosario/12. "Me propuse trasladar este concepto a la geografía santafesina", resumió.

Nacido en Serodino, provincia de Santa Fe, Juan José Saer cumpliría 78 años el 28; murió en París un 11 de junio, en 2005. "Junio es el mes saereano", define Ballan y cuenta que este año le llevó a Ariel Vicente, coordinador de la programación del Cine Público El Cairo, la idea de seleccionar películas basadas en la literatura de Saer, para recordarlo a diez años de su muerte con "trasposiciones" de su literatura a otro lenguaje. "Saer fue docente de historia y crítica del cine en la Universidad Nacional del Litoral; además escribió un guión para Hugo Santiago, Las veredas de Saturno, una película que se filmó en París y donde actúa el bandoneonista Rodolfo Mederos", dispara Ballan de memoria, luego de contar quién es Hugo Santiago: el director de Invasión, film argentino de ciencia ficción estrenado en 1969, que tuvo entre sus locaciones al estadio de Boca y entre sus guionistas a un escritor entonces marginal, un tal Jorge Luis Borges.

Antes de largar todo y buscar Invasión en You Tube (se ve completa, tienta Ballan; una rápida ojeada por viejas ediciones del Radar nos enseña además que los personajes de Las veredas de Saturno son exiliados del país inventado por Borges y Santiago para Invasión), mejor preguntarnos si será verdad aquello de que cuando Saer vio Taxi Driver, de Martin Scorsese, le pareció que el guionista Paul Schrader le había copiado su cuento El taximetrista. Leyenda o no, la revancha cinematográfica tuvo dos rounds. Con dirección de Sergio Renán y un guión escrito por Carlos Gamerro y Rubén Mira que conserva solo tres escenas de El taximetrista, Tres de corazones se estrenó en 2007. El trailer revela tres personajes típicos: viejo rudo (Luis Luque), joven enamorado (Nicolás Cabré) y chica linda con conflictos (Mónica Ayos).

"Hubo una primera versión que a Saer no le gustó: El encuentro, dirigida por Dino Modetti", apunta Ballan. "En la novela Cicatrices el alter ego de Saer, Tomatis, comenta que tuvo una mala experiencia con un director italiano", agrega Ballan, mapeando uno de esos vasos comunicantes del delta saereano donde aman perderse sus lectores.

Capítulo aparte merece el río, el río que atraviesa Cicatrices, otra de las películas del ciclo; el río guía en su retorno por las locaciones de Palo y hueso a los actores y al director de Yarará. El río, dice Ballan, en la obra de Saer es una metáfora del tiempo que lo obsesiona. A Saer, entonces, es posible describirlo como un escritor obsesionado por las dos materias primas del cine: el tiempo y la luz. Un escritor con una obra al mismo tiempo muy cinematográfica, por la morosa precisión visual de sus descripciones (situadas a menudo "en campo", como si la acción se imaginara a través de una lente) y muy infilmable, ya que el arte de su prosa es irreducible a las imágenes.

"Todo un desafío para el director Patricio Coll. En Cicatrices hay diferentes personajes que narran la historia", anticipa Ballan. "Cada uno de ellos es una huella de la vida de Saer. Ángel, un periodista joven (interlocutor de Tomatis), cubre un suicidio para La Región, el diario de una Santa Fe reconocible que Saer nunca nombra. Sergio, un abogado ludópata, da pie a reflexiones sobre el tiempo a partir del juego: en el mazo de cartas están contenidos el presente, el futuro y el pasado. Jugar es ordenar el caos. Un juez, Ernesto, investiga a Luis por dos muertes. Son diferentes universos que se tocan lateralmente. No es policial, no hay misterio", resume Ballan.