Fragmentos del que fuera el símbolo máximo de la identidad de una ciudad no fundada que precisamente intenta buscarse en esos trozos del emblemático Monumento a la Bandera, imagen apocalíptica de una Rosario que intenta mirarse el día después de una gran conflagración que carcomió sus grandes edificios, después de luchas internas, que van más allá del tradicional clásico futbolero.

Fragmentos de una poética que forma parte del bagaje artístico de Miguel Franchi, autor de "Gol de oro-Todo o nada", tercera propuesta recientemente estrenada de la Comedia Municipal de Teatro Norberto Campos, bajo la dirección de Matías Martínez, que puede verse los viernes y sábados a las 21 y hoy domingo a las 20 en el Teatro La Comedia (Mitre 958).

Como si fuera la gran final de un clásico entre leprosos y canallas, la ciudad se prepara para decidir su futuro, el gol de oro, define un antes y un después de una contienda en la que ninguno pudo derrotar al otro.

La caótica situación de "La infundada", se filtra a través de los edulcorados sones de un bolero que propaga una emisora de radio, hasta que la voz del locutor interrumpe el espacio musical para emitir un comunicado en el que se anuncia una misteriosa reunión cumbre por la reunificación de Rosario:"- no se sabe dónde se está llevando a cabo, pero que se está llevando, se está llevando."-dice la voz.

Esta sensación de incertidumbre atravesará toda la historia de unos extraños personajes , sobrevivientes o réplicas mutantes de aquellos rosarinos que alguna vez poblaron estas tierras ,ahora asoladas por bombardeos, atentados y conspiraciones varias.

Es como si aquella siempre viva espera beckettiana ,donde solo dos hombres esperaban un enigma llamado Godot, se hubiese concentrado en lo que queda de esta ciudad y todos sus habitantes estarían pendiente de una no menos enigmática resolución de sus vidas cifradas en la tan esperada "Cumbre de Reunificación."Una especie de búnker protege a los representantes de los distintos sectores de la dividida Rosario, allí abajo rodeado de estrictas medidas de seguridad, se negocia la vida y la muerte, con las máscaras que encubren los poderes de turno y las roscas políticas.

Una cueva de ratas, donde los roedores no aparecen por miedo a ser devorados por el hambre de los grandes "dignatarios" reunidos para "entregarle algún muerto" a los no menos hambrientos y famélicos noticieros de la tardecita.

Ingenioso dispositivo escénico creado por la imaginería retrofuturista de Cristian Iván Grignolio, resaltado y enmarcado por la planta lumínica de Diego Quilici, ambientando la banda sonora y las detonaciones que se dibujan en los grandes ventanales de un búnker que resiste los embates de los francotiradores.

Hay algo del alucinado mundo sometido a las reglas de una burocracia aséptica de aquella inolvidable "Brazil" de Terry Gilliam, mixturado con las criaturas de "Radio Babel (La hija del Fletero) y La "Patria carnicera", creaciones de Miguel Franchi (El 45), enriquecida y fortalecida por la mirada de un director de la talla de Matías Martínez.

El creador y protagonista de la reciente "Representación nocturna del Marqués de Sebregondi", adapta el texto y lo resignifica, potenciando su teatralidad y mas allá de confiar en un equipo técnico de lujo que tanto en los escenográfico como en el diseño del vestuario (una vez más Ramiro Sorrequieta), apuesta sus fichas al equipo de actores que entrega lo más alto de sus respectivas carreras, donde todos son protagonistas

Mario Vidoletti, consolidando ese villano que viene trabajando a lo largo de su carrera, en un exasperante Pierre que mixtura algo de Patán y de tantos sádicos sueltos que prefieren el linchamiento al juicio previo.

En las antípodas José Pierini, un Torcuato que representaría a los sectores de una izquierda exótica que agrupa a viejos marxistas con los que se entregan al porro como única bandera.

Carlos Chiappero como La Mujer, una sensual y tenebrosa Cruela de Vil, un ser dotado de la cuota justa para entrecruzar lo femenino y lo masculino, en una resolución dramática que ayuda a ajustar los momentos desbocados de la obra.

Fabián Fiori en otra de sus composiciones memorables, donde la máscara y sus registros bufonescos recrean a un Beto que llegó para tramitar su pasaporte y se encuentra en una maraña de complicaciones

Finalmente un exultante Manuel Baella, casi un maestro de ceremonias que se desplaza por el espacio como si portara imaginarias bandejas, un Mozo que siempre amaga a satisfacer a la concurrencia pero que asumirá un rol dramático ,cuando su vida quede a merced de un sistema preparado para usarlo y arrojarlo a la calle.

Julián Sanzeri, El sospechoso, un ser que llega del espacio, un fantasma con escafandra de "primer polizonte en el viaje a Venus", un bailarín del espacio, el que llega para destrabar los enredos, el inesperado ser que pondrá en ebullición el caldero donde se cuece esta sazonada historia.

Lo más perturbador de este nuevo trabajo de La Comedia Municipal, es la respuesta de un concejal de esta ciudad, que se sintió ofendido y agraviado, por lo que consideró, una obra "claramente agresiva", contra su partido.

Imaginamos cual sería el futuro de Rosario, si el soberano votara a un dirigente con tan mezquina visión de una de las pocas obras locales que reflexiona en tono de humor, acerca de su identidad.

Esta será quizás la producción de La Comedia Municipal "Norberto Campos", que genere mayor debate, demostrando una vez más que los rosarinos no están acostumbrados a verse espejados por una lente como la del teatro que provoca desde un humor diferente, el grotesco siempre fue perturbador porque detrás de la máscara jocosa se escondía un gesto desesperado.