El jueves, el Museo Histórico Provincial de Rosario "Dr. Julio Marc" (Avenida del Museo s/n, Parque de la Independencia, detrás del estadio de Newell's Old Boys) abrió la muestra El Rosario de Santa Fe, que narra los primeros cien años de la ciudad a través de textos, objetos y documentos de su colección de historia argentina. Este relato interpretativo y la investigación que lo respalda son obra de las historiadoras Agustina Prieto, Alicia Megías y Marcela Ternavasio.

La muestra se puede visitar de martes a viernes de 9 a 18 y los sábados, domingos y feriados de 14 a 19, con entrada libre y gratuita.

La exposición, que apunta a recobrar el protagonismo de la ciudad en el devenir histórico nacional, se abre con referencias a dos propulsores del dinamismo económico del crecimiento urbano: los ferrocarriles y el puerto, cuya piedra fundamental se colocó en 1902. Unas estilizadas postales de la época conmemoran la inauguración del puerto de Rosario; fueron producidas por la Municipalidad, que existe desde 1860. Tanto el progreso modernizador como la estética del pasado, recargada de ornamentaciones, se lucen en documentos tales como escrituras de propiedad, medallas, monedas, recibos, acciones financieras y billetes del siglo XIX, entre ellos uno de "un real y medio". Son piezas que atestiguan cómo se fue "construyendo un emporio comercial" durante la presidencia de Justo José de Urquiza, desde la época de la batalla de Caseros (1852) hasta bien entrada la segunda mitad del siglo, cuando se consolida el poder político.

El rol que jugó la ciudad dentro de la región en los conflictos nacionales e internacionales es documentado en relación con diversos hechos históricos, como la Independencia nacional, la Guerra del Paraguay (1864 a 1870) o la olvidada Revolución Radical de 1893. Se trata de situar lo local en un contexto amplio, por lo que se dedica una sala a cada una de dos figuras históricas centrales: Belgrano y Urquiza.

El guión curatorial propone, según las historiadoras, "un recorrido vertebrado por tres ejes principales. El primero atañe al avance de Rosario, que por el rol cumplido en la Independencia nacional dejó de ser una villa apenas poblada para transformarse en una metrópoli moderna. Su puerto, el ferrocarril, las entidades bancarias, el auge comercial y el crecimiento de la población a causa del impacto inmigratorio, fueron las condiciones de las que se valió para disputarle centralidad a Buenos Aires. El segundo eje rescata del olvido la importancia capital de Manuel Belgrano como el creador de la bandera nacional, y las costas de Rosario como el lugar elegido para enarbolarla por primera vez en 1812, en ocasión de su paso hacia Jujuy, para hacerse cargo del Ejército del Norte. El tercer eje reivindica la actuación del General Justo José de Urquiza el 9 de junio de 1852 que, en el contexto del plan de unificación nacional promovido por los partidarios de la federalización del país, honró a Rosario destacando 'su posición local, que la pone en contacto directo con el interior y exterior; su crecido número de habitantes y su comercio activo con todos los pueblos de la república'".

"El lazo que da continuidad a los tres ejes propuestos para la muestra El Rosario de Santa Fe es un paisaje natural y es también un paisaje de cultura", escriben las curadoras, quienes dan a ver una selección de antiguas vistas del río Paraná, tanto fotográficas como pictóricas, acompañadas de textos literarios de viajeros que lo describen llamándolo el "mar dulce". Una pintura de Léonie Matthis da cuenta de lo que fue la Catedral antes de que se construyera la urbe.

Pero sin duda lo más impactante es la sala dedicada a la Revolución Radical de 1893 (que fue seguida de una más en 1905). Armas, un bando presidencial con los colores patrios y la fecha "30 de julio de 1893", publicaciones radicales con los nombres de los mártires de la derrotada revolución y registros fotográficos de los milicianos y los militares enfrentados en plena acción combativa testimonian una insurrección a escala nacional que tuvo a Rosario como uno de sus principales epicentros. Si la Revolución Radical de 1905 pudo haber llegado a oídos de la generación que hoy tiene 50 años a través de relatos orales, este precedente estaría sepultado en el olvido de no haber sido reconstruido a partir de estos fragmentos.

La Revolución de 1893 en Argentina fueron en realidad dos insurrecciones cívico militares que emprendió la Unión Cívica Radical. La primera, conducida por Hipólito Yrigoyen y Aristóbulo del Valle, comenzó el 28 de julio y fue derrotada el 25 de agosto. La segunda, guiada por Leandro Alem, quien llegó a ser proclamado presidente de la Nación, comenzó el 7 de septiembre y fue derrotada el 1 de octubre.

En Rosario, el movimiento fue dirigido por Lisandro de la Torre, quien el 1 de agosto se sublevó en Rosario con bombas Orsini que le habían suministrado oficiales radicales. De la Torre y sus hombres, armados con bombas y fusiles aportados por oficiales radicales de Zárate, tomaron la Jefatura de Policía y lograron que la ciudad cayera en manos de los rebeldes. La rebelión se extendió a Santa Fe, donde el lugarteniente de De la Torre, Mariano Candioti, al frente de unos 300 hombres, tomó los principales edificios del gobierno provincial, expulsando a tiros a los roquistas y asumiendo el 30 de julio de 1893 como gobernador de la provincia. En Buenos Aires, la revolución estalló el 30 de julio y fue dirigida por Hipólito Yrigoyen y su hermano el coronel Martín Yrigoyen. El 2 de octubre de 1893, Julio Argentino Roca capturó en Rosario a Leandro Alem. Acceder a la memoria de este pasado es vital para construir una identidad local propia.