Estamos en pleno arraigo de la "modernidad líquida", término acuñado por el filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, para dar cuenta de la "fragilidad de los vínculos humanos", en tiempos de fragmentación y cambios de los relojes internos de los que tratan de sobrevolar los impredecibles cielos de las relaciones amorosas. Dentro de ese marco, la experimentación teatral local ha dado títulos tan provocativos como El exterminador de caballos del joven y prolífico dramaturgo y director Sebastián Villar Rojas. Sobre la disfuncionalidad de esos relojes internos y "la gente que reclama atención sin saber si desean compañía", otra joven y talentosa actriz, Romina Tamburello, dedicada en los últimos años a la escritura dramática, va a escribir y dirigir Jet Lag, obra que se estrena esta noche a las 20.30 en el Cultural de Abajo (Entre Ríos 599).

"El jet lag es una descompensación horaria, un desequilibrio producido entre el reloj interno de una persona (que marca los períodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar a largas distancias, a través de varias regiones horarias", dijo Tamburello a Rosario/12, refiriéndose a las palabras que eligió para darle un título a su obra: "Una metáfora acerca del amor y el tiempo, de las ganas que se desencuentran, los ciclos del amor y ese uso horario que no siempre es el mismo para los protagonistas de las relaciones".

Autora y protagonista de Mujeres de ojos negros (2009), obra en la que comparte la escena junto a Camila Olivé, que integra el elenco de Jet Lag; Tamburello se lanza por primera vez a la dirección teatral, con un elenco que además de la citada Olivé contará con la participación de Juan Pablo Biselli, María Celia Ferrero, Juan Pablo Yevoli y Leila Esquivel.

El texto de esta obra comienza a gestarse -según el grupo- en el año 2011 durante un taller anual de dramaturgia a cargo de la docente Romina Mazzadi Arro. Esa primera versión después es retrabajada al año siguiente en un curso que dictó el dramaturgo Luis Cano, llegando así la tercera versión que se completa con los diferentes ensayos.

"Es mi primer experiencia como directora, de hecho hasta esta obra no me había interesado nunca dirigir, pero siendo una historia tan personal siento la necesidad de ser el puente entre el texto y la propuesta", dijo Tamburello sobre una experiencia compartida con sus amigos, entre los cuales destaca a su asistente de dirección, Juan Pablo Biselli que, según la directora, "hace fácil lo difícil".

El equipo de Jet Lag se completa con el propio Biselli en la producción, Carolina Cairo, Sebastián Careaga, Cecilia Simonetti y Pablo Spangaro en la escenografía; Irene Depetris que compartió con Tamburello la realización del vestuario, Marcos Garfagnoli y Alejandro Coscarelli en trailer y fotos y Ana Julia Manaker en prensa y difusión.

El grupo reconoce el invalorable aporte del reconocido actor y director rosarino Pablo Razuk, residente hace años en Buenos Aires, que colaboró en la tutoría del rubro dirección. "Al resultar ganadora de Cosecha Escénica 2014 en la categoría Espectáculo en Proceso, esta obra, además del premio en dinero, contó con la posibilidad de contar con Razuk en carácter de tutor. Yo al comienzo tenía muchas inseguridades, producto de la inexperiencia, por lo que su ayuda y su humildad fueron vitales a la hora de los resultados", dijo Tamburello.

En Jet Lag el espacio es un personaje en sí mismo, debido a la fuerte impronta que tiene dentro de una historia que se desarrolla en un "no lugar" como es un aeropuerto o la cabina de un avión. "El hogar de esta familia se transforma en avión, en aeropuerto, en otra casa lejos, para volver a ese living frío y solo donde los personajes deberán decidir si se quedan o arman sus valijas de nuevo; toda la escenografía es móvil, el espacio cambia permanentemente; la obra cuenta con una maestra de ceremonias que es una azafata que además es el alter ego y el futuro de la hija de ese matrimonio roto", dijo la directora.