Ojos que ladran lleva por título el disco que Paula Maffía (cantante, guitarrista y compositora de Las Taradas y La Cosa Mostra) decidió abordar desde un concepto solista. Esto es: asumir la totalidad de las decisiones artísticas con una libertad que el respeto por lo grupal en cierto modo cercena. Contrapuesta al concepto estético del disco (allí donde se representa como una versión femenina y salvaje de Hannibal Lecter), la amplitud de la placa va en sintonía con la libertad sin bozal con la que Maffía entiende al hecho musical. Sin atadura a género alguno, y acompañándose de una banda rica en matices (bautizada Orgía, y conformada por Carla Nicastro en batería, percusión y coros; Lux Pérez en trompeta, corno y coros; Natalia Sabater en acordeón y coros; y Clara Testado en bajo), Maffía le dio forma a un trabajo reconocido entre los mejores del 2015, y que mañana a las 21.30 recorrerá en la Terraza de Plataforma Lavardén, que alojará interesantes propuestas femeninas (ver aparte).

En medio de un "stand by" con La Cosa Mostra, y atenta a que sus nuevas creaciones no encuadraban en Las Taradas, Maffía decidió conformar su Orgía y darle vuelo a esas obras. "Después de tanta banda bajo la que me resguardé componiendo decidí dar la cara y ponerle nombre a mi proyecto", resume, y detalla: "Busqué armar una pequeña orquesta. El acordeón, la trompeta y el corno generan muchos climas, que explotamos desde lugares muy distintos. Por momentos vamos hacia lo folclórico, en otros a lo balcánico, por momentos se vuelca a algo más francés, o se vuelve canción popular. Incluso puede ser algo más noventoso, como podrían ser Los Visitantes o Los Reincidentes, dos bandas que me nutrieron mucho".

- Has mencionado que le tenías fobia a los géneros, lo que explicaría que no te encasilles en ninguno. ¿Cómo van apareciendo los estilos al momento de acompañar determinadas letras, qué hace que prime uno sobre otro?

- Yo también me hago esa pregunta... No es para nada un proceso consciente. A veces algunas letras requieren algún tratamiento particular. Por ejemplo "La rama y la flor" es una especie de chacarera, a lo que llegué por cómo la letra estaba planteada. Creo que en ese tema me inspiré en la zamba, y esta inspiración de una letra frente a un género musical dio a luz una letra que a su vez necesitó de otro género musical afín, aunque sin caer en un formato estricto de chacarera. Después otras letras me llevan a un lado más pictórico, a lugares más recitados, otras a lugares más violentos, o a lugares paisajísticos. El género viene a lo último, primero viene la letra o la intención general. A veces viene un buen riff, otras una idea, un verso que se transforma en una canción más grande, más compleja. No hay un método puntual, es un poco caprichoso y peco de no observarlo mucho, porque me gusta seguir sorprendiéndome.