Domingo, 29 de mayo de 2016 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › DEFINICIONES DE GASTóN SOSO Y DE FEDERICO ACTIS, PRESIDENTE Y VICE DE CEPIAR.
La organización del sector audiovisual de la ciudad tiene nombre y funciones. El producto cultural, la empresa, la cadena de valor. Un sector pujante, con proyección y reconocimiento institucional que busca ser interlocutor formal del Estado.
Por Leandro Arteaga
El sector audiovisual de la ciudad ha crecido de manera importante. Su profesionalización ha ido de la mano de una producción sostenida, con incentivo de parte de los estados provincial y nacional, así como municipal. Lo evidencia la cantidad de trabajos realizados, la calidad de la tarea, la diversidad de formatos y pantallas. Falta mucho para que el sector se consolide, pero un primer paso fundamental ha sido dado hace poco más de un año atrás con la formación de Cepiar: Cámara de Empresas Productoras de la Industria Audiovisual Rosario.
Para la consolidación de la Cámara tuvo que ver de modo decisivo el desempeño del gobierno de la provincia, a través de la convocatoria en 2014 del Consejo Económico de la Cadena de Valor de Empresas de Base Cultural, un espacio público-privado conformado por el Ministerio de la Producción y el Ministerio de Innovación y Cultura. "Hubo intentos previos de agrupar realizadores, de generar una representatividad, pero el detonante fue ése", comenta Gastón Soso, presidente. "Nos dimos cuenta de que no había una representación, mientras que los músicos, la industria del libro y los actores, estaban organizados. Si bien había habido experiencias como ARDoc (Asociación Rosarina de Documentalistas) o Artea (Asociación de Realizadores y Técnicos Audiovisuales), ninguna nucleaba a los productores", completa su vicepresidente, Federico Actis.
"La idea era encaminar al sector y que se formalizara lo mejor posible, dentro de un marco regulatorio impositivo, con ciertos beneficios. Esas reuniones tuvieron lugar en Rosario y en Santa Fe, y despertaron una inquietud. La iniciativa estatal nos invitaba a aglutinarnos y a establecer un diálogo con ellos, que fuese más direccionado, algo que a su vez nos iba a beneficiar como sector", prosigue Soso.
--¿Cuáles fueron las primeras medidas?
Gastón Soso: --El primer objetivo que nos propusimos fue el de conformar la personería jurídica, así que luego de mucho trabajo y discusión, arribamos a la decisión de denominarnos "cámara de empresas", porque lo que entendíamos era que había que armar una cadena de valor entre productores, y éstos son parte de una industria. Ese es, justamente, uno de los objetivos: cómo hacer para consolidar una industria audiovisual, es incipiente, pero es el camino a pensar a nivel nacional, local y provincial.
--La relación con el Estado, por lo que comentan, se revela fundamental.
G.S.: --Es imprescindible. Porque cambia totalmente el abordaje de las problemáticas del sector. Al denominarnos "cámara de empresas", lo que se adopta es un perfil. Como sector productivo que somos, trabajamos y funcionamos en pos de consolidarnos dentro de un sector de la producción industrial. Un montón de gente trabaja de eso todos los días de su vida, ese es el camino que nosotros elegimos, y en eso es imprescindible el diálogo con el estado.
Federico Actis: --Creo que todas estas experiencias funcionan de la mano de la colectividad y del encuentro de opiniones y necesidades; cada realizador por su cuenta no va para ningún lado. Para que la ciudad crezca como una plaza productora de piezas audiovisuales es necesario que haya una herramienta que mueva los recursos de manera colectiva y esos recursos son las gestiones con el Estado, con empresas privadas, con otras cámaras mismas. En la Cámara se habla mucho sobre la necesidad de generar una imagen más corporativa, a mí me sigue gustando esta idea de lo asociativo. Entiendo que somos una cámara industrial o que representamos ese espíritu. Si bien consolidar eso es difícil, me parece que lo más complejo viene ahora. Al crearla hubo una energía enorme, pero ahora hay que sostenerla, porque somos muchos, porque la participación colectiva nunca es fácil, y porque tiene que haber discusión y consenso, pero todos estamos dispuestos a sostenerla.
--Si bien es un tiempo de vida muy corto, ¿qué virtudes han encontrado?
G.S.: --Los saldos a tan poco tiempo son muchos, hoy contamos con más de treinta productoras asociadas, estamos diagramando acciones conjuntas con el estado provincial y nacional, tuvimos reuniones con el Incaa, fuimos convocados por ellos para discutir los fomentos de cine, estuvimos avanzando con el Ministerio de Cultura en los foros de economías creativas que van a ser en junio. Logramos tener una cierta representatividad. Lo más importante es el trabajo que venimos haciendo con la provincia de Santa Fe: estamos persiguiendo la exención de ingresos brutos para el sector, algo que si bien todavía no se ha implementado, ha ido dejando muy buenos resultados durante el proceso de trabajo compartido.
F.A.: --De a poco vamos ganando cada vez más representación en el sector, porque se distingue que en Rosario hay un interlocutor. Haber ganado eso en poco tiempo nos pone muy contentos.
--¿Cuáles son las inquietudes de cara a la nueva gestión de gobierno nacional, así como el balance de lo sucedido en el último tiempo?
G.S.: --Al mirar en retrospectiva, te das cuenta de que había gente laburando en todos lados, de que se produjeron miles de horas. El sector audiovisual creció mucho, pero esa plata ahora no está más, basta con ver que en esta primera mitad de año prácticamente no se hizo nada. Desde el Incaa proponen ahora que el producto sea pensado a partir de la inserción en un círculo virtuoso, desde un buen desarrollo de proyecto hasta la pantalla donde se ubicará. Como resumen y corolario, lo que se puede decir es que cuando la pata del Estado desaparece, cuando su apoyo fuerte no está, ocurre una cosa paradojal y no benéfica para el sector, que es que los que quedan son los fuertes; es decir, queda el tipo que sabe sobrevivir en esos períodos porque es el que tiene ejercicio comercial, no sólo por posibilidad de capital sino porque tiene la mirada atenta a este círculo virtuoso, porque sabe cómo vender su producto, cómo hacer para que sea sustentable. Si bien uno mira con recelo y cierta desconfianza a esa forma de abordar la producción cultural, entendemos que algo de eso hay que tomar para fortalecer el sector, para darle herramientas a aquel que se tuvo que apoyar fuertemente en el Estado -algo que para nosotros significa la correcta manera de abordar una política pública, por la pluralidad de voces y mucho más-. Pero lo cierto también es que hay una realidad: si cambia el gobierno y esa pata se retira de la mesa, los que saben moverse en esa arena son los fuertes. Entonces, hay que pensarnos como empresas, somos un sector productivo. tenemos que pensar en un plan financiero, en cómo vender, en cómo comprometer pantallas, en cómo generar coproducciones, sin olvidar que se trata de un producto cultural, de características distintivas. Cuando el Estado se retrae, ¿qué hacemos? Es importante tenerlo claro.
F.A.: --Por otra parte, y de cara a la incertidumbre que genera la coyuntura, la Cámara funciona como un respaldo, como un lugar donde agruparse, llevar inquietudes, o también resistir. Durante principios de año, esas dudas que tenemos todos se trabajaron de manera colectiva y se discutieron.
--¿Qué tienen pensado en lo inmediato?
G.S.: --Estamos en un período "evangelizador", queremos ser muchos más, queremos anunciar al sector muchos beneficios, trabajar en cursos y talleres de formación, en el desarrollo de proyectos. Estamos con muchas pilas, a pesar de que es un momento complicado. Lo que es importante destacar es que para quien decida comenzar a pensarse como empresa, no hace falta ser una S.R.L. o S.A., para el Estado santafesino el monotributista es una empresa de una sola persona, ese es el requisito mínimo para ser parte de la Cámara. Hay gente que no está formalizada, que hace muchos años que trabaja. Al decidir formar parte de la Cámara podrá acceder a beneficios, tales como una cuenta en el banco bonificada durante un año, acceso preacordado a un crédito, acuerdos para descuentos en los seguros en los equipos. Son cosas pequeñas, pero ayudan, en vistas a obtener beneficios que esperamos sean mayores.
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