Finaliza esta noche en la ciudad de Tucumán la edición número 31 de la tradicional Fiesta Nacional del Teatro organizada por el Instituto Nacional del Teatro, desarrollada bajo la dirección del rafaelino Marcelo Allasino, quien volvió a ratificar su capacidad para remontar problemáticas que vienen desestabilizando hace tiempo a la histórica institución. "La Fiesta Nacional del Teatro se está concretando con una importante participación de público, con artistas muy satisfechos por cómo han sido recibidos y por la calidez del público", dijo el Director Ejecutivo del INT a Rosario/12.

Allasino se refirió también al recuperado espacio de las Devoluciones, donde la comunidad teatral de la Fiesta, integraba a gran parte de los creadores y elencos llegados desde las diferentes provincias del país, en donde se intercambiaban análisis de las obras con críticos teatrales, periodistas de diferentes medios, investigadores y parte del público.

"Este año la Fiesta contó no sólo con artistas, sino también con pensadores y críticos movilizados por los espacios de devoluciones, las presentaciones de libros y las charlas", agregó Allasino.

El Director del INT, destacó el carácter inclusivo y federal de la Fiesta Nacional del Teatro y el compromiso del staff integrado por profesionales y técnicos de Tucumán, Buenos Aires, Córdoba, Río Negro y La Pampa.

El aire enrarecido de los últimos meses, las falacias políticas, la crisis económica, las marchas contra la violencia de género y el funesto rol de algunos dirigentes del gobierno de turno, se filtraron por las salas tucumanas y en los encuentros generados por los espacios de las devoluciones.

En una celebrada secuencia de "Todo piola" de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, uno de los personajes le dice al otro: "¡Vamos a matar al presidente", lo que generó una ovación de gran parte de los espectadores.

Al final de una de las obras más aplaudidas de la Fiesta, su director Gustavo Tarrío leyó una proclama pidiendo adhesión para repudiar y pedir la renuncia del Ministro de Cultura, Darío Lopérfido, por la tristemente célebre referencia a los desaparecidos.

Otro de los platos fuertes de la programación, la obra "Bufón", a cargo de la talentosa Julieta Daga, dirigida por otro de los reconocidos creadores cordobeses: Luciano Delprato, arremetió desde su lugar transgresor contra ministros de cultura y dirigentes, con una fervorosa platea que la aplaudió de pie.

La reivindicación de los pueblos originarios encontró en la inaugural "Cantata Calchaquí" dirigida por el tucumano Rafael Nofal, una impactante muestra desarrollada en las últimas horas de la tarde de Amaicha del Valle, donde el tema de la tierra y los conceptos de patria, cobraron otro sentido al que habitualmente se le atribuye en la inconografía oficial.

El tema de la violencia de género no podía faltar, con los climas previos a la marcha de "Ni una menos" que se acentuaron ante la polémica "Blanco" del grupo Tánatos de San Luis ,unipersonal a cargo de Laura Oro, que supuestamente llevaba adelante un discurso feminista según la protagonista, pero que fue recibido por parte de la crítica como un alegato a favor de la violencia de género.

Los rosarinos de la Sociedad Secreta de Actuación, volvieron con su "Representación nocturna del Marqués de Sebregondi", uno de los trabajos más sólidos de los últimos tiempos dirigido por Matías Martínez, en una virulenta crítica a la derecha argentina.

En la ceremonia de entrega de Premios a la Trayectoria, la coreógrafa, bailarina y docente, Cristina Prates, recibió un justo merecimiento a su extensa y prolífica carrera, recordando que gracias al INT pudo viajar por todo el país.

"En principio quiero destacar los años de trabajo en el grupo Litoral, recorriendo como decía Norberto Campos, medio país, íbamos al Abril cultural salteño, hacíamos temporada en Mar del Plata, Necochea, La Rioja", dijo Prates a Rosario/12.