"La búsqueda del amor ideal y de la pareja perfecta, esta pulsión inevitablemente destinada al fracaso, es -según anticipan sus responsables- el argumento en el que se basa la obra Eva y Maricel, que podrá verse todos los domingos a las 21, en el Teatro La Morada (San Martín 771).

La obra, construida desde el teatro y la danza, es una creación colectiva, interpretada por Maricel Zitto y Eva Ricart, con la asistencia de dirección de Paula Valdés Cozzi, la asistencia teatral de Alejandra Codina y la dirección general de la propia Zitto.

"Desde el comienzo del proyecto comenzamos a cruzar el lenguaje de la danza contemporánea, la música y el teatro para desarrollar esta obra, que comienza, debido a la trayectoria de sus integrantes, desde el trabajo corporal", dijo Zitto a Rosario/12.

La búsqueda del grupo partió de la premisa de encontrar una dialéctica entre el teatro, la danza y la música, descubriendo los puntos en donde convergen estas disciplinas y se pierden las diferencias.

"La música y el movimiento fue una de las primeras elecciones, que a medida que fueron transcurriendo las improvisaciones, las imágenes fueron dando lugar a las acciones, los gestos, un estado anímico, el bosquejo de un personaje", develó la directora.

--¿Eva y Maricel se proponen demostrar la imposibilidad de alcanzar la pareja "perfecta" ?, preguntó este diario.

--Existe en el imaginario popular la creencia de que cada persona es una mitad y que tiene predestinada a otra que es su complemento perfecto; encontrar a alguien que encaje a la perfección como pareja nos arrancaría ese conocido sentimiento de ser y estar incompleto.

A la hora de profundizar en el desarrollo de la puesta en escena, el grupo destaca al mundo de la novela romántica de la televisión y su relato que opera como inspirador del formato elegido; donde cada una de las actrices aparece sumida en un discurso mágico o panfletario en el cual se generan situaciones de encuentro y desencuentro al borde de lo trágico, cómico y bizarro.

"Nos gustó también un material en video que vimos en el que una socióloga hablaba sobre el amor romántico promovido en las novelas, programas de televisión o cuentos para chicos, que mostraban solo una posibilidad para el amor: la construcción monogámica que tenemos en nuestro inconsciente colectivo", señaló Zitto.

Esta obsesión llevará a uno de los personajes de la obra a caer día a día en un mundo mágico, manteniéndose estoica en su idílica forma de relacionarse, defendiendo a capa y espada sus creencias sobre el amor. "En un comienzo es el accionar de los personajes y sus "objetos" fetiches -una jaula, unas naranjas-, lo que deja entrever al público sus equívocos, habilitando la metáfora y la resignificación, virando hacia el final de la obra a situaciones fácilmente distinguibles para todo espectador, como una acción cotidiana de dos mujeres exponiendo sus dudas y sus certezas en una mesa de té", dijo la directora.