Aún cuando se muestra orgulloso por el resultado logrado con el esquema de producción afrontado para su flamante segundo disco, Frío, el compositor Matías Guastoni es consciente de que buscará nuevos modos de creación. "Busco salir un poco de la zona de confort", confía el músico oriundo de Capitán Bermúdez, que presentará oficialmente la decena de canciones incluidas en Frío, disco donde asienta su talento como cancionista, y que esta noche y mañana, desde las 21, recorrerá en Teatro Pichincha (Vera Mujica 214) junto a La Vitrola: Bruno Moreno en teclados, Walter Parola en bajo y José Matteucci en batería y coros, a quienes se sumará como invitado Francisco Matteucci, sonidista del grupo.

Dos años después de la edición de Espera, disco debut publicado en 2012, Guastoni ingresó al estudio con canciones de reciente composición y otras en pleno proceso creativo. "Fue un método distinto al primero --explica--. Queríamos composiciones más nuevas, entonces el proceso fue mitad de grabación y mitad de composición dentro del estudio. Fue un poco caótico para mí. Cuando estás componiendo y grabando no llegás a darte cuenta si la canción está en el punto para terminarla o no. Era una forma distinta de encararlo, era para probar otra cosa".

El caos al que alude Guastoni, sin embargo, no tiene correlato con el clima sereno que atraviesa a Frío, donde el músico ofrece canciones bellas y despojadas como "Un espejo", "Tengo la canción" y "El vientre del día". "La idea era lograr algo distinto al primer disco, que tenía muchos arreglos, temas más largos --explica Guastoni--. Acá buscamos tomarlo desde un punto más de cantautor, por ahí prescindir de algunos instrumentos en algunos momentos de la canción. Más simplista, si se quiere, pero buscando lo que la canción necesitaba".

Culminado todo el proceso de registro, mezcla y masterización, Guastoni puede hoy tomar distancia y analizar los resultados. Y es un análisis positivo el del compositor, que reconoce: "Estamos contentísimos con el resultado. El disco hace un mes que lo tenemos y las escuchas son muy recientes. Recién ahora nos sentamos realmente a escucharlo y lo podemos apreciar. La verdad estamos muy conformes. Queríamos lograr un audio que fuera real, algo que no abunda demasiado, se usa mucho la sobrecompresión de los discos, y queríamos un sonido más viejo, más crudo, entonces está grabado en primeras tomas. Todo lo que está ahí es real, no hay sobreefectos, muy pocas sobregrabaciones. El resultado es más que satisfactorio".

Y si bien la fórmula de trabajo resultó efectiva, Guastoni ya prevé un nuevo cambio de rumbo, ir a la búsqueda de la incomodidad como método: "Hay un montón de material e incluso en estos días con los chicos hablábamos con los chicos sobre un tercer disco, cómo encararlo, cómo verlo. Y durante este tiempo en que grabamos y terminamos el disco me pasé al piano para la composición. Ya es otro lugar. Por ahí no sé si volvería a esa etapa del primer disco, es otro camino. A lo mejor voy a estar más incómodo, pero busco salir un poco de la zona de confort. Por ahí se logran otras cosas".