Diez años transcurrieron desde la primera edición del Festival Sonamos Latinoamérica, experiencia surgida en suelo santafesino y convertida ya en una amplia red de espacios, músicos y formadores vinculados con la música popular de distintos puntos del continente. En ese marco, el sábado pasado se lanzó en Rosario una nueva edición local del festival, que ese día tuvo su primer instancia en el profesorado de Música Carlos Guastavino, donde dictaron talleres Cecilia Pinazo, Lali Corvalán y Emiliano Zamora. La programación continuó el martes con otro de los puntos fuertes del proyecto: los conciertos didácticos para niños y jóvenes que, este año, estuvieron a cargo del grupo arequipeño Raíces. Ayer, en tanto, se desarrolló la primera parte del seminario "La música argentina en el aula", que se completará hoy en la UNR, delineando así el fuerte anclaje formativo de todo el proyecto, que hoy lanzará otro de sus aspectos esenciales: el vivo.

Desde las 21, el Distrito Siete de Ovidio Lagos 790 alojará al primero de los tres conciertos de esta edición local de Sonamos, que abrirá con la actuación del grupo mexicano Sonósfera y de los rosarinos Jarana Paraná (cumbia) y Baila Cholita (música del altiplano). Plataforma Lavardén alojará las jornadas restantes: mañana, desde las 21.30, se presentarán los colombianos de Hatogrande, los venezolanos Maraka, cuatro y gañote, y la banda rosarina Locoto; y el domingo, a las 20.30, subirán a escena Coqui Ortiz Grupo, Los Cholos de Perú y Néstor Viloria, de Venezuela.

"Hay propuestas bien tradicionales y otras que abordan lo que puede denominarse fusión, formas más modernas de interpretar la música", distingue Bernardo Osa, integrante de la organización, para sintetizar la amplitud estética que es también característica de cada edición de Sonamos, proyecto que a diez años de su lanzamiento ya comienza a recoger los frutos de su espíritu formador y de intercambio.

Así lo entiende también el músico. "La intención siempre es formar nuevos públicos, que conozcan los instrumentos y géneros de estas músicas que no son tan masivas. Y las instancias como el seminario son necesarias porque si los músicos que nos interesamos por estas músicas no generamos estos espacios, no vamos a encontrarlos en las academias o los espacios formales", apunta Osa, que concluye: "Creo que cada vez más gente se empieza a interesar. No se ve sólo en el Sonamos, sino en otros espacios que están en crecimiento en Rosario y que son fruto de la necesidad de los músicos más jóvenes por formarse en estas músicas populares. Los frutos de todos estos años de trabajo se van viendo en todos esos espacios, que trabajan de maneras similares pero con eje en otras músicas, como el tango en el caso de Mutar o la percusión en Tocolobombo. Creo que ahí se ve la semilla".