Jueves, 11 de enero de 2007 | Hoy
Se trata de Winchester 30 30, concebido por el cineasta
Francisco Pavanetto. La historia se impuso por el Litoral en
el "Concurso Federal Raymundo Gleyzer", lanzado por el Incaa.
Por Edgardo Pérez Castillo
Luego de la experiencia acumulada como asistente de dirección en los largometrajes de Gustavo Postiglione, y combinándolo con su labor como guionista -la misma que lo llevó a dictar una conferencia sobre escritura de guión en el Festival de Mar del Plata-, Francisco Pavanetto delineó Winchester 30 30, el proyecto de western con el que logró el primer premio, por la región Litoral, en la edición inaugural del "Concurso Federal de Largometrajes Premio al Desarrollo de Proyectos Raymundo Gleyzer". Organizado por el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el certamen se lanzó con una óptica federalista convirtiéndose en una posibilidad certera para que los jóvenes realizadores puedan impulsar sus creaciones con miras de estreno en pantalla grande.
Al menos, son ésas las intenciones de Pavanetto, quien presentó su proyecto junto a las productoras Roxana Bordione y Fernanda Taleb para, después de un año en el que debieron superar diversas instancias, lograr un primer premio consistente en un monto de dinero que será destinado a viabilizar los pasos previos a un posible rodaje. "Ellos no te exigen un guión de entrada, sino una idea, una sinopsis y el tratamiento, que es llevar todo el guión como si fuera un cuento. Entonces el premio que te dan es para que puedas desarrollar el proyecto, armar la pre producción y terminar de escribir el guión", delineó Pavanetto, quien tendrá a su cargo la dirección de un largometraje basado en un guión original de su autoría.
Una obra que propone un cruce tan interesante como poco habitual para la cinematografía nacional, según detalló el autor: "Winchester 30 30 es un western. El western es uno de los géneros madres, el género por excelencia que no tiene nada que ver con lo argentino y lo regional, pero el proyecto de alguna forma es un western muy regionalizado. Como referencia puede tomarse a Un oso rojo, que tiene algo del género, pero este es más western, porque transcurre en un pueblo que ha sufrido un gran desarme, no hay armas en el pueblo y su comunidad se ve amenazada por un forastero al que llama 30 30, porque es el único que tiene un Winchester calibre 30 30".
"La historia tiene dos vías -agregó-. Por un lado avanza con todo lo que hace este pueblo, individual y colectivamente, para deshacerse de 30 30, que es el único que tiene un arma y por lo cual hace abuso de todo el pueblo: come en la casa de uno, desayuna en la casa de otro, se acuesta con la mujer de otro. Sin ser el comisario, actúa como la ley. Y por otro lado voy mostrando cómo se tejen las redes interpersonales. Entonces por un lado avanza este personaje y por el otro se ve todo el deterioro infrahumano que hay dentro de este pueblo. En el final justamente confluyen estas dos vías, y es tan importante cómo terminan las relaciones de este pueblo y cómo solucionan el problema".
Narrado en un presente hipotético y sin precisar la locación (el rodaje se realizaría en algún pueblo de la provincia), Winchester 30 30 tendrá todos los condimentos propios del estilo: "Tiene la estructura del western, tiene los personajes del western -el comisario, la prostituta, el forastero-, está la cantina con las puertas vaivén, está el duelo. Hay cuatro o cinco elementos que hacen al western, y por otro lado es una película regional, de pueblo".
Sin embargo, no hay una intención de homenaje hacia el género. "No soy fanático del western ni mucho menos -admitió Pavanetto-. Pero me pareció interesantísimo poder hacer algo así. Esto parte de una idea de historia en desarrollo y que tenía que ver con la suerte que corre un pueblo a partir de los resentimientos de cada una de las personas de una red interpersonal. Después un día estaba leyendo un libro de cuentos de Dalmiro Sáenz, donde está el cuento `30 30`, que es un personaje que se llama así y que llega a un pueblo donde es el único que tiene un rifle. Me gustó esa idea elemental y básica de la representación de la ley, y cuando la crucé dio matices interesantes. Cuando hablás de género hablás de leyes preestablecidas, entonces por un lado este cuento de Dalmiro Sáenz transcurría en un pueblo, y por otra parte yo tenía una historia que se acomodaba perfectamente a un pueblo, porque sino en la tesitura de una ciudad es imposible manejarlo. Así uní los dos factores para ver qué pasaba".
Abocado ahora a pulir su guión, el director coordinará junto con Taleb y Bordione los pasos a seguir a fines de conseguir los fondos que permitan llevar al proyecto hasta su posible estreno. Por lo pronto, Pavanetto tiene en claro ciertas cuestiones esenciales. "Para mí el premio es trascendente que lo haya sacado alguien de Rosario, porque hay una posibilidad, lejana y a la vez concreta, de que la película pueda hacerse".
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