Lunes, 12 de marzo de 2007 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › FALLIDO INTENTO PARA DESCRIBIR EL DICTADOR IDI AMIN DADA
Por Leandro Arteaga
EL ULTIMO REY DE ESCOCIA 5 puntos
(The Last King of Scotland)
Reino Unido, 2006
Dirección:Kevin Macdonald.
Guión: Jeremy Brock, Peter Morgan, sobre la novela de Giles Foden.
Música: Alex Heffes.
Montaje: Justine Wright.
Fotografía: Anthony Dod Mantle.
Intérpretes: Forest Whitaker, James McAvoy, Kerry Washington, Gillian Anderson, Simon McBurney, David Oyelowo.
Duración: 121 minutos.
Premios: Oscar mejor actor Forest Whitaker.
Salas: Monumental, Del Siglo, Showcase, Village.
Idi Amin Dada (19242003), dictador que impuso un gobierno sangriento en Uganda. Excusa irresistible para el cine. Hay que abordar el tema. No, hay que hacer una película redituable, con una buena actuación, de ésas que dan que hablar. Forest Whitaker está bien, muy bien. Pero lejos del candor, de la excelencia, de otros títulos mejores, brillantes tales como Bird (1988), la biopic sobre Charlie Parker de Clint Eastwood, o la melancólica Ghost Dog (1999) de Jim Jarmusch.
En fin, que aquí se trata de sustentar algo que es, como decíamos, una excusa para no pasar por alto. Entonces la industria posa su manto sobre el hecho, lo trivializa, y lo vuelve digerible. Inventa, para ello, otra excusa, un personaje, un joven doctor que se adentra en Africa, tierra para la pobreza y caldo de cultivo para dictadores. Es tal la banalidad del doctor, que es incapaz de comprender lo que hace, de la delación en la que participa, de la barbarie que apoya.
Lejos está este "personaje testigo", "espectador partícipe", de ser la llave que nos interne en el problema y nos envuelva con dudas, con reflexiones. Para decirlo fílmicamente, se sitúa en las antípodas de lo que ocurre con Tierra y libertad (1995, Ken Loach), con aquél inglés (Ian Hart) que viaja a la guerra civil española y con él lloramos y nos indignamos, mientras que sí se hermana con el Di Caprio autorredimido de la insoportable Diamante de sangre, actualmente en cartelera.
Y de este modo, nunca de otro, se conforma un film predecible, que transita todos los lugares comunes. Africa es territorio peligroso, con negros que transpiran mucho, se enferman demasiado, y tienen arrebatos de lujuria descontrolada. El pequeño doctor atraviesa todas las tentaciones, y vuelve a su Escocia natal, al seno familiar del que, en principio, quiso escapar. Vale decir, que no se crea que aquí el protagonista sea el dictador sino, antes bien, este jovenzuelo desconcertado, que bien sabe ahora, una vez culminada su travesía, dónde depositar sus esfuerzos, su saber, sus creencias. El apellido de su padre, sabe ahora, ha sido siempre el camino correcto. Tonto de él.
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