Como parte de su gira por Sudamérica, que en esta ocasión incluye Argentina y Bolivia, el Ensamble Musica Fiorita visitará la ciudad en un Festival de tres días, que incluirá conciertos y masterclases. Junto a otros artistas invitados, entre los que se cuentan las locales Adriana Sansone y Graciela Oddone (sopranos), Irene Chaina y Ana Fumagallo (violas da gamba) y el Coro de Lourdes de Rosario (dirigido por Eduardo Talledo), esta agrupación realizará tres presentaciones en Rosario. Entre ellas, el concierto de apertura tendrá lugar hoy en el Teatro El Círculo, como parte de su ciclo de abono.

Mientras tanto, mañana, y a partir de las 16, el conjunto ofrecerá una masterclass sobre la "Interpretación del Renacimiento tardío y el Barroco temprano", que estará dirigida a cantantes, coreutas e instrumentistas en general y que tendrá como sede el local del Coro de Lourdes de Rosario, Santiago 1169. La clausura de este festival barroco será el día domingo, en un concierto que bajo el nombre "Barroco en Italia y América" ofrecerán en la Cripta de la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes desde las 21. Entre los autores que se escucharán, barrocos todos, se incluirán obras de Tarquinio Merula, Barbara Strozzi, Camilla de Rossi, Antonio Vivaldi, Claudio Monteverdi y archivos de Concepción (Bolivia) de los Siglos XVII y XVIII.

"Musica Fiorita" es un conjunto especializado en el Renacimiento tardío y el Barroco temprano. Sus integrantes cuentan con instrumentos antiguos, réplica de originales, de modo que cada perfomance intenta transportar a la audiencia a las sonoridades de los Siglos XVI y XVII. Esta práctica de centrar la atención en la interpretación de la música antigua en pleno Siglo XXI ﷓-intentando emular la manera de toque, de interpretación, de ornamentación y de instrumentación de los períodos pasados﷓-es una práctica sumamente compleja, que requiere un profundo y minucioso estudio de las técnicas de interpretación de cada una de las escuelas que en aquellas épocas convivían, como parte de las diferentes cortes.

A partir del Siglo XX, la tendencia a redescubrir estas sonoridades llevó a los músicos no sólo a investigar en el campo de la historia musical, sino en la parte práctica misma, intentando reproducir los instrumentos originales de esa época a través de réplicas elaboradas por luthiers especializados en este métier. Originalmente, la moda comenzó centrándose en el resurgimiento del barroco tardío; luego, la atención pasó a la música del Renacimiento y de la Edad Media. Actualmente, el periodo Clásico y el Barroco Temprano son aquellos que están recibiendo mayor atención.

Por otra parte, el nombre del ensamble proviene de la expresión italiana de ornamentación fioritura, y sus interpretaciones hacen hincapié en el contraste entre música sacra y música secular. Esto es, música eclesiástica y música popular, juglar, categorías que en aquellas épocas estaban abismalmente divididas en forma sectaria. En el año 1990, nueve personas provenientes de ocho países diferentes pero con un centro común en Basilea (la Schola Cantorum Basiliensis, en Suiza), fervientes defensores de la música del pasado y estudiosos de los viejos tratados, se reúnen para formar este prestigioso grupo. Cantantes, instrumentistas y bailarines lo integran, y resulta ser un crisol de nacionalidades: sus miembros proceden de Alemania, Austria, Francia, Hungría, Italia, Japón, Eslovaquia y Suiza, junto a dos argentinos (Martín Oro, cantante e instrumentista y Juan Sebastian Lima, guitarrista) y un uruguayo (Rafael Bonavita, lute, vihuela, tiorba y guitarra barroca). La diversidad del lenguaje probablemente los haya llevado a ensayar en alemán y a discutir en italiano, pero sin duda a la hora de la interpretación hablan el mismo idioma, aquel que se centra en esto de redescubrir el pasado.

Haciendo honor a su nombre, los músicos improvisan con gran soltura y dan rienda suelta a este apetito por la ornamentación, rasgo característico del barroco y que lo han adoptado como suyo, que tornará simples adagios (movimientos lentos) en opulentas secciones floridas. Violines barrocos (Johannes Frisch y Michele Party, bajo la guia de Miki Takahashi), violas barrocas (con Alejandro Fiore como invitado), violoncello barroco (Bernhard Maurer), violone (Laureano Melchiori), salterio (Margit Übellacker), percusión, fagot y flauta (Hiram Santos), archilaúd y guitarra barroca (Rafael Bonavita) y clavicémbalo (de la mano de Daniela Dolci, quien es a su vez la directora), conformarán el ensamble instrumental que deleitará a la audiencia rosarina con intepretaciones de la música del pasado, en programas que resaltan el contraste entre lo sacro y lo profano, otra de las premisas de este conjunto.

Su directora, especialista en instrumentos de teclado de época, dirigirá desde el clave, emulando la práctica barroca, en donde el clavicémablo desempeñaba el rol del director. Sin duda, la audiencia rosarina podrá transportarse hacia aquellas épocas y apreciar las sonoridades típicas barrocas de la mano de un conjunto integrado por instrumentos que no son los modernos. Entre las diferencias con las sonoridades modernas, resaltarán sin duda los timbres instrumentales, más suaves y aterciopelados éstos en comparación con los actuales. La afinación barroca, levemente más baja, otorgará sin duda un halo de misterio e intimidad, en comparación con la brillantez habitual.

La agrupación, que ha brindado actuaciones en Rusia, Estados Bálticos, Alemania, Polonia, Italia, Países Bajos, Suiza y Japón, visita Argentina y Bolivia con frecuencia. Durante este gira, brindarán conciertos también en Buenos Aires y Ushuaia, marchando luego hacia Bolivia con conciertos en Santa Cruz, Conception y San Xavier. Habiendo grabado y editado diversos CDs -con música de Gletle, Merula, Castello, Vivaldi, Strozzi y de la Guerre, entre tantos autores- el ensamble adhiere a las últimas investigaciones y descubrimientos de los estudiosos de la música antigua.