Lunes, 14 de mayo de 2007 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › "PAREJAS", UNA FLOJA COMEDIA SOBRE LOS COMPROMISOS DEL AMOR
El film protagonizado por Julianne Moore explora los elementos tragicómicos de las relaciones interpersonales en New York. Están los perfiles de una sociedad neurótica, las obsesiones y fobias personales. Pero desde la pura copia, sin recreación.
Por Emilio A. Bellon
PAREJAS ("Trust the man").EEE., 2005.
Guión y dirección: Bart Freundlich
Fotografía: Tim Orr
Música: Clint Mansell
Intérpretes: Julianne Moore, David Duchovny, Maggie Gyllenhaal, Billy Crudup, Sascha Gillen.
Duración:103 minutos.
Puntaje: 5 (cinco).
Si bien uno puede admitir, y por cierto podemos considerar que de puntos de vista se trata, que la actuación de Julianne Moore sigue aún sorprendiendo, aún en esta olvidable comedia sobre vínculos sentimentales, lo cierto es que al salir de la sala recordé sus actuaciones, como actriz dramática, particularmente, en auténticas para quien firma esta nota obras maestras, tales como "El ocaso de un amor" de Neil Jordan y "Lejos del paraíso" de Tod Haynes. Los años 40 y 50 le sientan de maravillas, creo, a Julianne Moore. Y en otra dirección, en el plano de la comedia negra, recuerdo "La fortuna de Cookie" del admirado Robert Altman.
Aquí, en este film ambientado en estos años, Julianne Moore forma parte de una trama, desde su personaje de Rebecca, que incluye la presencia, en principio, de tres personajes más: su marido, su hermano y la prometida de este. La acción transcurre en Manhattan y sólo conocer esto ya nos lleva a pensar en su máximo portavoz en el cine: Woody Allen.
Por momentos, viendo "Parejas" uno puede llegar a reconocer lejanos ecos, transmitidos con desgano y torpeza, de "Annie Hall" o como la conocimos entonces, "Dos extraños amantes". Están presentes los distintos perfiles de una sociedad neurótica, la concurrencia a grupos de terapia, las observaciones intelectuales frente a los demás, las obsesiones y fobias personales, cierta fallida alusión a los gags de aquellas películas de Stan Laurel y Oliver Hardy y posteriormente de Martin y Lewis. Pero desde la pura copia, sin recreación.
El director de este film, que también estimo, miró de reojo a "Cuando Harry conoció a Sally" empleó, aún para su esposa, Julianne Moore, una serie de fórmulas, de matriz de cine de comedia de enredos, que sólo se proyectan hacia el hoy tan archibuscado "happy end". Como ocurría en este film que creaba tantas expectativas, que vimos recientemente: "Más extraño que la ficción". La industria saludaría por lo tanto, con un guiño de gran recibimiento, e este guionista y realizador, que inició su carrera profesional hace casi quince años.
Según Freundlich, "la película habla de aprender a dejar la obsesión de controlar todo en la vida y confiar en que las cosas van a funcionar si uno es honesto y fiel. Además, muestra cuan payasos los hombres pueden ser y lo diferentes que son de las mujeres en su forma de pensar".
Entre un matrimonio y un noviazgo, como punto de partida, en el ámbito de la isla de Allen, se mueven estos personajes, movidos desde tareas domésticas, sueños de gloria en Hollywood, fetiches tecnológicos y aspiraciones literarias. En relación a esto último, merece nuestro enojo la manera en que se trata al personaje (casi una grotesca caricatura, rol que asume Ellen Barkin) de la directora editorial. Lo que se ve claro, desde esta perspectiva, es que Bart Fraundlich levanta todas sus banderas a favor de la familia tradicional: la prueba es que aquí también están presentes los hijos de la pareja, los que llevan su apellido y los que podemos estimar, por el tipo de "happy end", están reconocidos desde la sagrada unión. Esperemos que su mujer, Julianne Moore, se resista a cumplir al pie de la letra, de aquí en más, este mandato de la neo conformista y retrograda moral de la era Bush.
"Parejas" coloca al actor de tantos seriales, Duchovny, en la mira para despertar la risa, por su carácter de "sexoadicto". Su mujer, Moore, ajena sus reclamos vuelca sus deseos en su rol de actriz y algunas otras cosas ante su marido, quien lleva a cabo las tareas domésticas. Su hermano, Crudup, vive obsesionado con la muerte y el próximo lugar donde tratará de estacionar su auto. Y la novia de este desea publicar, casarse y tener hijos. Esta combinatoria, a través de idas y venidas, no logra despegar de un mínimo recorrido inicial.
Quisiera, sin embargo, destacar el momento en que tiene lugar, en el interior de la sala, la representación final, tal vez por ese juego que se va dando entre lo que ocurre en el escenario y la platea. Pero el relato se esfuerza por llegar a una ya calcada situación del cine de estos últimos años, en el plano de la comedia made in U.S.A.
Añoramos, desde este film, a la Manhattan de Woody Allen.
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