Esta noche, en la función de las 20, se podrá ver en la sala Madre Cabrini (Pellegrini 669), en carácter de estreno "La mancha humana", film del 2003, que pese a reunir figuras de renombre en su cartel actoral no despertó interés alguno en distribuidores y exhibidores, si bien venía precedido por loables críticas en otros países. En esta historia de corte dramático, ambientada en los años de la presidencia de Bill Clinton, los principales roles están a cargo de Anthony Hopkins y Nicole Kidman.

Basada en la novela de Philip Roth, el autor de "El lamento de Portnoy" llevada también al cine, con guión de Nicholas Meyer, La mancha humana es el nombre que nos lleva a pensar, según Robert Benton, su director, en "esa marca que dejamos sobre cualquier cosa. El film habla que no podemos ir por el mundo sin marcar, de alguna manera, todo lo que nos rodea. En esto no tenemos elección. Es parte de ser nosotros, humanos".

Tras varios años de alejamiento en la pantalla, Benton, a quien recordamos por la dirección de films como "En la quietud de la noche" y "Blly Bathgate", convocó a Hopkins para interpretar a Coleman Silk, un profesor universitario en lenguas clásicas, que se ve arrojado a una situación límite. Un intelectual que ha venido borrando parte de su historia, que ha intentado desde esa negación ser reconocido.

Pensada como "una tragedia greco﷓americana", según su realizador, y en esto no es casual que este profesor forme parte de una universidad llamada Athena, La Mancha denuncia los comportamientos racistas de una sociedad que vive de simulaciones, que se sostiene en la apariencia. Tanto el autor de la novela como el guionista tomaron como modelo algunos melodramas de Douglas Sirk en donde lo que se pone en juego, desde los conflictos de identidad, son las relaciones con los otros.

El personaje que interpreta Hopkins, caracterizado por alguien que ha querido escapar del fanatismo y de los prejuicios de todo un medio, mediante engaños, entrará de pronto, en ese punto clave de su vida, con dos individuos que le permitirán revisar su propia historia. Por un lado, al conocer a una enigmática mujer (ligada también como él, a un secreto), de condición económica inferior, de nombre Faunia, despertará en él nuevos sentimientos y nuevas búsquedas. De la misma manera, Gary Sinise interpreta a un escritor solitario que pasará a ser testigo y confidente del derrotado profesor.

Nicole Kidman es Faunia, un personaje víctima de abusos físicos, quien despertó inmediatamente en la actriz el deseo de conocer más sobre el tema, de hablar con mujeres que habían pasado por situaciones similares. Tras actuar en "Las horas" y a punto de viajar a Suecia para iniciar el rodaje de "Dogville", la Kidman decidió aceptar este rol y en uno de los reportajes actuales destaca lo que para su trayectoria ha significado este film. Junto con ella, en el rol de su marido, un ex﷓combatiente de Vietnam, encontramos al notable Ed Harris.

Es, particularmente, la sala Madre Cabrini, a través de una variada programación, una de las pocas salas que en julio ha tenido en cuenta a los diferentes públicos, ya que la mayoría de los complejos cinematográficos ofrecen sólo una nómina de films pensada para "las vacaciones de invierno", cuyos diferenciados destinatarios parecen ser los niños. En la mayoría de las ciudades, en la función noche siempre encontramos alternativas a esta cartelera.

Y en el orden de las reposiciones, en la misma sala Madre Cabrini, mañana a las 21.40 se exhibirá Crímenes y Pecados, film de Woody Allen de 1989, que al igual que "Interiores" (77), "Septiembre" (87) y "La otra mujer" (88) ofrecen claras y profundas alusiones al cine de Ingmar Bergman. En este film, interpretado por el propio Allen, junto con Martin Landau, Angélica Houston y Mía Farrow, se nos plantean dos historias en paralelo, en torno al concepto de la mirada, que se proyectan hacia interrogantes de orden existencial.

Desde el guión, firmado por el propio Allen, Crímenes plantea temas que podemos reconocer posteriormente en "Match Point", desde los vínculos que se establecen entre un oftalmólogo que decide poner en marcha una acción para librarse de su amante, un productor de TV que está atento a la llamada del éxito y un realizador de films documentales que ha seguido de cerca el pensamiento de un filósofo, rol que interpreta el mismo director.

En su función de cine de los viernes a las 20, podremos ver ¿Alguine ha visto a mi chica?, film de la Universal, título olvidado ciertamente del siempre admirable Douglas Sirk. Historia planteada en tono de comedia, con algunos elementos de musical, esta realización incluye algunas notas a destacar, tales como la primer labor de Rock Hudson junto a este director, con quien inmediatamente lograría algunos de sus mas sobresalientes films, tales como "Sublime Obsesión", "Lo que el cielo nos da", "Palabras al viento" y "Los diablos del aire", entre otros. Y si bien cumple una brevísima actuación, podemos reconocer a James Dean en el momento inicial de su efímera pero trascendente carrera.

En Alguien la historia se centra en torno a un hombre que al adoptar otra identidad decide investigar algunas conductas en relación con sus probables herederos. Este rol lo cumple el veterano Charles Coburn, y junto a él Piper Laurie, Gigi Perreauy Frank Ferguson.

En el momento de su estreno, la crítica, sobre la base de su slogan publicitario "¿Qué diría de esto Carlos Marx?", definió a esta comedia, en plena época macartista, como "una comedia satírica y nostálgica que pone en escena al arribismo social, la irresponsabilidad y el oportunismo de una sociedad". Y más tarde, en las páginas de los "Cahiers du cinema" se leía que el film, en clave de divertimento, revelaba la matriz cultural y la formación ideológica, de parentesco brechtiano, de su director.