Jueves, 2 de agosto de 2007 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › DESPUES DE UNA AUSENCIA DE DIEZ AÑOS
La mítica banda le dio un giro profundo a la escena under a partir del cruce de géneros y posicionamiento político.
Por Edgardo Pérez Castillo
Por regla genérica, los afiches promocionales suelen apelar a la grandilocuencia con lógicos fines comerciales. Sin embargo, en el caso del concierto que mañana a las 22 se llevará a cabo en Willie Dixon, no suena exagerado el título que lo anuncia como "el show más esperado en años". De hecho, son casi diez los que separan a esta presentación de la última que realizara en Rosario, Todos Tus Muertos, la mítica banda que le dio un giro profundo a la escena under argentina a mediados de los 90, a partir del cruce de géneros y un posicionamiento político que tornaba innegable su participación en el festival de Madres de Plaza de Mayo realizado hace casi una década en el estadio de Central. Así, luego de un receso de cuatro años, y a tres del reencuentro del grupo --ya sin Fidel Nadal, su primer cantante, pero con el guitarrista Horacio "Gamexane" Villafañe, el bajista Félix Gutiérrez, el baterista Pablo Potenzoni y el cantante Pablo Molina a la cabeza--, la ciudad volverá a rendirse ante las incendiarias creaciones del grupo, en un recital que sumará además a la banda de Firmat Carmina Burana como invitada especial.
El regreso de TTM ha despertado un fervor rejuvenecedor entre los que, ya en sus treinta, encontraban en la banda porteña a un referente dentro de una escena que comenzó a forjarse a fines de los 80 --y que reunía a propuestas estéticamente personales como Los Brujos, Peligrosos Gorriones o Babasónicos--, y que con el correr del tiempo plasmó colaboraciones con los españoles Manu Chao y Fermín Muguruza. A aquellos que se permitan un retorno al sudor del reggae, hardcore y punk (columna vertebral en la multirrítmica paleta compositiva de los Muertos) se sumarán además los que se acercaron a la banda a través de sus discos, pero que aun eran demasiado jóvenes para mezclarse en las danzas frenéticas que el grupo despertara tras su paso por el festival realizado en Arroyito.
En ese sentido, en los diez años que transcurrieron entre su última presentación y la que esta noche realizarán en el local de Suipacha y Güemes, muchas cosas cambiaron dentro del grupo: "Está el hecho de habernos juntado y decidir seguir adelante pero no circunstancialmente sino en serio, sacando temas nuevos, disco nuevo. Pero era una necesidad que todos sentíamos interiormente para volver a estar juntos, volver a tocar y salir de gira. Después está el hecho de preparar nuevas cosas, tratando de seguir la línea en la que estábamos, en la fusión, la mezcla de estilos y ritmos".
-¿Qué elementos nuevos aparecen, o les interesaría que aparezcan en una nueva etapa de composición?
-La verdad que la música es tan amplia, es un universo tan variado de sonidos y de tendencias, que uno siempre experimenta. En el día a día uno va viendo cosas en los ensayos. Hay un tema nuevo que tenemos, "Sea lo que sea", que es un merengue mezclado con rock. Aunque Félix, que es el autor, dice que es un chamamé hardcore (risas). No sé cómo calificarlo, porque es una mezcla bastante rara, pero es lo que estamos experimentando. Siempre experimentamos con cosas nuevas, seguimos haciéndolo y probándolo en público, porque ya estamos tocando cinco canciones nuevas y viendo la reacción de la gente, que es bastante positiva.
De hecho, los shows en vivo representan otra experiencia particular en el acercamiento al grupo. De allí que Re-Unión (el disco que grabaran durante un recital en Buenos Aires en el 2006) se brinde como un buen parámetro respecto a la volatilidad de la banda en cada una de sus apariciones escénicas. "Seguimos con los shows muy energéticos, muy activos --reconoció Molina--. Tratamos de sorprender al público con cosas nuevas, al show en vivo le ponemos mucho, es uno de los principales atractivos que tenemos.
-¿En ningún momento pensaron en buscar una segunda voz líder?
-No. De hecho el grupo empezó con un solo cantante líder, que era Fidel. Luego en Dale aborigen me incorporé en percusión y coros, y luego en segunda voz. Pero al volver decidimos hacerlo como en un principio, con una voz líder. No buscamos a otro, nos llevamos bien así y nos conocemos mucho, principalmente con Félix y Gamexane. No sentimos la necesidad de buscar otra voz, algo que sí se dio en los 90 cuando el grupo se transformó con dos voces.
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