Miércoles, 23 de septiembre de 2009 | Hoy
CARTELERA › EL TESTIMONIO CLAVE DE JAIME DRI SOBRE SU DETENCIóN EN LA QUINTA DE FUNES
En la jornada más contundente del juicio a represores en Rosario, Dri -trasladado de la Esma a la Quinta de Funes-, identificó a Amelong, Guerrieri, Pagano, Fariña y Costanzo, sentados en el banquillo de acusados.
Por José Maggi
Jaime Dri giró su cuerpo y mirando a cada uno de los imputados a los ojos, de izquierda a derecha, los identificó: "Ese es Daniel, él es Jorge, ese es Sergio II, el siguiente es Sebastián y el último es el Tucumano". Así identificó claramente a Juan Daniel Amelong, Oscar Pascual Guerrieri, Walter Pagano, Jorge Fariña y Eduardo Costanzo, uniendo por primera vez en más de 30 años los rostros con sus nombres de guerra. Fue la medida más contundente en la causa Guerrieri-Amelong.
Esta es una síntesis de su testimonio:
De la Esma a la Quinta de Funes. Dri fue detenido y llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada, y desde allí trasladado a la Quinta de Funes. "Cuando llegué a Rosario entré a un lugar donde había un escritorio, y ahí aparece mi antiguo jefe, el Tío Retamar, y me dice 'Pelado qué miserable que sos, caíste con la misma camisa que usabas en Rosario... El Tío me sigue visitando en la celda, me llevaba los cigarrillos, y me decía que habíamos perdido, que él colaboraba con el Ejército. Después me enteré que salía con la Patota a operar y calzaba un 38. 'Fijate que esta gente es distinta' me decía, 'yo caí en la jefatura de policía, me tenían tirado, esta gente me rescató y me curó'. Y llega el 31 de diciembre de 1977: al atardecer me vienen a buscar, me sacan la esposa que me amarraba a la cama, me sacan la capucha y me llevan y ahí pude mirar por primera vez todo el espacio donde me encontraba. Y ahí fue recibir el abrazo de todos, algunos conocidos otros no. El Cabezón Toniolli, Juan Dussex, el Tío, Leticia o Lucy que era su compañera, el Foca y la Gringa, que tenía un brazo enyesado, lo veo a Leopoldo que no lo conocía y a su compañera la Flaca. Estaba una compañera de nombre María Soledad, una que le decían María, que después me enteré que era María Reyna Lloveras, el Ignacio al que conocía, el Pipa cordobés que no lo conocía, el Nacho y la Nacha"..
* "Días después los detienen en Mar del Plata a Tulio Valenzuela y Raquel Negro, y los traen a Funes. Tucho dice que acepta colaborar. En pocos días tiene acceso a la casa principal donde había muchos archivos, y empieza a preparar el informe que iba a llevar a la conducción de la columna Rosario. Ahí participa el Nacho fundamentalmente. En una oportunidad me incluyen, veo lista de gente que simpatizaba con nosotros, gente en libertad, como el cura Mac Guire. Se emitían panfletos de la secretaría política. Nacho le llevaba al cura los panfletos a efectos que si alguien tomaba contacto con el cura se lo podía agarrar. Finalmente se arma la propuesta del viaje a México para entregar la conducción del movimiento. Ahí creo que se hizo un asado, porque venía Galtieri para hablar con Tucho. Se instaló en una piecita de atrás de la casa, me hicieron pasar, y hablé con él. Con Tucho hablé largamente".
* "Una tarde, en un vehículo se va María con el Seba que era su hijo, era un bebé, y entiendo que lo llevaron a la casa de los padres de María. También recuerdo que tiene que haber sido en los primeros 10 días de enero que sale la comitiva a México. En esa comitiva fueron capitán Sebastián, el teniente Daniel, Bueno o el Barba y el Nacho. Hasta que una tarde una llamada de México, entró Jorge, y atendió, salió muy nervioso, y se fue de ese lugar, que a esta altura todos sabemos que se trata de la Quinta de Funes. El Foca muy calladito en un rincón me dice: 'Pelado, no abrás la boca que nos van a matar a todos, porque Tucho se fugó'".
El traslado a la Escuela Magnasco. "El que toma la batuta ahí es el Tordo, médico, es quien me cura las heridas. No se decía nada pero había mucho movimiento, me acuerdo cuando el Tordo saca un arma y le parte la cabeza a la perrita de la Nacha. Al atardecer estaban los autos para trasladarnos. La orden fue ante cualquier movimiento sospechoso se abre fuego. Pensamos que nos iban a matar pero no, llegamos a un lugar, tabicados, nos suben, todos tabicados todos contra la pared. Pero pasado el tiempo el tabique se afloja, fui viendo las ventanas tapadas con periódicos y como el baño estaba abajo, nos pusimos un tarro para orinar en una esquina. Se había caído un pedacito de una esquina de una ventana y vi que estaba en calle Zeballos y por el ruido de los autos intuí que la otra era Ovidio Lagos. Otra cosa que pude ver fue un cuadro de un motor por eso pensé que se trataba de una escuela industrial. Después Toniolli me dijo que era la (Escuela) Magnasco. Eran vacaciones, los días pasaron y había que irse y entonces vino la noticia que nos íbamos a La Intermedia. En una noche nos subieron a un camión y nos llevaron".
El final. "El Tío Retamar me tiraba chicanas, me decía 'decidite'. Pensé que a María la habían torturado, que había dicho que nos íbamos a fugar. Lo concreto es que me anuncian que al otro día me devuelven a la Esma. El Nacho me dice 'mirá que yo estoy entregando compañeros para salvarlos'. Y yo le dije 'eso no es salvarlos, estamos acá prisioneros'. A la mañana temprano el Teniente Daniel es uno de los que me llevó. Yo viví porque era un trofeo de Massera, tuve la suerte de caer en manos de él y no de esta gente, porque nunca más vi a los compañeros con los que estuve en los tres centros clandestinos de detención".
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.