CARTELERA › LOS ARANA, MARIONETISTAS TALENTOSOS QUE SON UN SECRETO A VOCES
Los hermanos Juan Manuel y Maximiliano estrenaron su último espectáculo, Marionetas de salón, en julio. Apuntan a crear un micromundo que les permita a los adultos percibir las historias de sus shows desde las emociones y las sensaciones.
› Por Julio Cejas
Cuando todavía están frescas en las calles de la ciudad las huellas del talentoso marionetista rosarino Rubén Orsini y sus tiernas criaturas creadas a partir del reciclaje de la basura, un nuevo grupo local, Los Arana, viene desarrollando una intensa labor que fusiona la expresividad de las marionetas con el teatro. Los hermanos Juan Manuel y Maximiliano Arana, responsables de esta nueva agrupación de las artes escénicas rosarinas, dialogaron con Rosario/12 acerca de un recorrido artístico que una buena parte de la ciudad desconoce.
"En el año 2003 fundamos el grupo después de una larga experiencia de formación actoral con diferentes formaciones de la ciudad. El primer acercamiento al teatro fue en el año 1994 con el grupo Teatro Libre Rosario; dirigido por Eduardo Ceballos, donde participamos en algunos montajes y posteriormente formamos parte del grupo Sauco dirigido por Carlos Schwaderer con quien realizamos una gira nacional", comenta Maximiliano.
Y éste quizás haya sido el primer contacto que tienen estos jóvenes actores con los muñecos y el arte de los títeres, de la mano de un gran maestro como el chaqueño Schwaderer, que se instaló en Rosario en 1989 y fue fundador del todavía vigente Grupo Sauco que dejó entre otros trabajos memorables El duende sombrerudo y Cabaretit.
"De la mano de este grupo participamos en la Primera exposición de muñecos, que incluía cerca de 120 títeres, con los que giramos por todo el país y también en un espectáculo de títeres de guante: "Los tres pelos de oro del diablo" de los Hermanos Grimm. En esa oportunidad, el director en gira fue Marcelo Valvasón que fue el que nos transmitió la formación del teatro de objeto", explicaron a dúo Los Arana.
Para los que venimos siguiendo de cerca la labor del movimiento teatral local, el trabajo de los hermanos Arana permanece asociado a la labor formadora del grupo El Rayo Misterioso, donde se los vio participando activamente, tanto en los roles de actuación como en la parte técnica.
"En el año 1997, cautivados por el trabajo actoral que proponía el Rayo Misterioso, dirigido por Aldo el Jatib; nos iniciamos como alumnos en su taller hasta llegar a formar parte del grupo laboratorio; esta experiencia de aprendizaje del "oficio teatral" nos marcó; debido al compromiso que requiere pertenecer a un grupo de esa característica".
Juan Manuel y Maximiliano evocaron puntos de apoyo en su formación, que aprendieron en El Rayo y que influyeron sobre su posterior labor escénica y la búsqueda de una estética propia: "Tanto los entrenamientos, las producciones de espectáculos; como la organización de un festival internacional, las giras por el interior y exterior del país; conforman una experiencia grabada a fuego y que te estimulan para desarrollar el oficio teatral".
Después de El Rayo ¿se inicia una nueva etapa que los llevaría a replantearse algunos objetivos?
-Finalizada esa etapa, volvemos a la búsqueda de nuevas formas expresivas y entonces se presenta una crisis a nivel artístico; a partir de allí nos proponemos un nuevo proyecto y plan de trabajo, donde poder volcar todo lo aprendido en estos años, comenzamos a construir escenografías y utilerías para grupos de teatro independientes que nos identifican por sus trabajos y criterio ético como por ejemplo La comedia de hacer arte, comentaron Los Arana que a partir del 2003 se plantean la necesidad de pensar en producciones propias.
En esos momentos aparece un interrogante decisivo para estos creadores: ¿cómo poder abrir los canales expresivos? y la respuesta estaba en sus orígenes; en las fuentes en las que habían abrevado y que ahora llegaban para ayudarlos a constituirse como una agrupación con objetivos claros.
"El teatro, los títeres y la habilidad en la construcción de objetos fueron las coordenadas concretas y básicas para poder emprender esta nueva forma de manifestarse, pero esta vez con el desafío de trabajar una técnica poco desarrollada en estos tiempos: las marionetas de hilo y así trabajando desde la perspectiva del actor creamos nuestro primer espectáculo El show de la música", explica Maximiliano.
Esta ópera prima de Los Arana anduvo circulando durante mucho tiempo por las calles céntricas de Rosario y se conforma a partir de marionetas cantoras que llevan nombres parodiados de los consagrados de la canción internacional: Frankynatra, una mixtura entre el cuerpo del terrorífico Frankestein y Sinatra; El moreno Rogelio, representante de Los Plateros y Elvis, una cuidada réplica de Presley.
"Con este espectáculo pudimos emprender este nuevo oficio y al mismo tiempo brindar a los espectadores nuestro arte; la propuesta de El show de la música, fue estar en movimiento, sin importar cual fuera el espacio escénico, actuando en las calles, peatonales, bares, salas de teatro, a su vez nos posibilitó cruzar fronteras y ser invitados a participar en el marco de festivales internacionales por Europa", agregaron los hermanos.
En julio de este año, el grupo estrenó su último trabajo Marionetas de salón, breves historias contadas a través de hilos, un producto que se destacó tanto por el cuidado puesto en la elaboración de los muñecos diseñados a los fines de una dramaturgia que se potencia a partir de la relación entre las marionetas y el actor titiritero.
"Sí, así lo pensamos y aparece la preocupación de una dramaturgia, una narrativa personal, se trata de historias que conmueven, está la intervención del manipulador desde lo actoral y en general la construcción de las marionetas, los mecanismos, las luces, la escenografía; crean en el "todo" un micromundo que le propone al espectador adulto perderse en él por un instante y disfrutar de lo lúdico", corrobora Maximiliano.
Quizás como otra herencia de El Rayo; el grupo llama "laboratorio maldito" al taller en el que construyen sus muñecos y al que concurren artistas de la ciudad para intercambiar distintas experiencias, donde se cruzan el teatro, la música y el arte en general.
"El criterio que tenemos a la hora de construir nuestras marionetas y objetos es como la de un luthier con su instrumento. Cada mecanismo debe estar ajustado con precisión para que en escena su ejecución no presente dificultad alguna; un buen violinista a la hora de interpretar su arte se luce más con un Stradivarius que con un violín para principiantes", argumentaron estos talentosos creadores.
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