Viernes, 16 de marzo de 2007 | Hoy
"La música cubana está atravesando un momento muy peculiar", dijo el pianista Luis Lugo, quien dará un concierto didáctico.
Por Edgardo Pérez Castillo
Iniciándose naturalmente a partir de un ámbito familiar vinculado de manera estrecha con la música, la relación entre Luis Lugo y el piano se remonta hasta la infancia del artista cubano, quien luego de absorver conocimientos de sus padres formalizó sus estudios en el conservatorio de La Habana, y los prolongó en Moscú. Sin embargo, no será la faceta clásica la que el pianista ofrezca esta noche en la sala Lavardén, donde presentará el espectáculo Cien años de música cubana, en el que el carácter didáctico acompaña a un artista que supo disfrutar y aportar a la música popular de su país.
Esa misma a la que Lugo arribó luego de su paso por el Conservatorio Tchaicovsky de Moscú. "Al regreso empecé a formar parte de una gran empresa artística, la Adolfo Guzmán del Ministerio de Cultura, donde se nucleaban los artistas más grandes de la música popular cubana. Entonces estaba con ellos, y esa dualidad hizo que me empezara a interesar. Igual siempre me interesó, pero una cosa es interesarte desde lejos, porque al no tener mucho tiempo yo estaba fuera del contexto. Porque desde el principio tuve claro que quería estar en la cima del nivel artístico mundial dentro de la música clásica, lo que implicaba una dedicación de cinco o seis horas diarias para el estudio del instrumento, además de todo lo que era la escolaridad y las diversas asignaturas de música", narró el pianista a Rosario/12.
Y completó: "Pero al regresar a La Habana me inserto dentro de lo que es la música popular cubana, como concertista de música clásica, entonces disponía de mucho tiempo. La verdad me gustó mucho y cuando empecé a probar me di cuenta que podía hacer ambas músicas. Porque una de las cosas que tiene la música clásica es que para un mismo intérprete es muy difícil conectarla con la música popular, es casi imposible. Son dos cosas distintas y son muy raras las personas que pueden llevar ambas".
-Usted tenía una formación dentro de la música clásica. ¿Cuándo sintió que podía también interpretar música popular?
-Fue una cuestión muy de casualidad. Al estar en esta empresa surgían muchas posibilidades, si por ejemplo había que armar una banda para algún espectáculo en los cabarets me llamaban. Los cabarets de Cuba son grandes centros de espectáculos a nivel mundial, entonces era todo un desafío. Y más que todo porque te llenaba de experiencias muy notables. Ojo, si no dabas la talla no podías. En Cuba tienes que pasar un examen, ser audicionado, te dan una categoría determinada y tienes que responder a esa categoría. Pude haber tenido muchos deseos, pero si no pasaba la evaluación tendría que haber hecho otra cosa. Pero la pasé con creces, tuve la máxima calificación, lo cual me puso al nivel de los más grandes músicos populares de aquel momento. Pero cuando empecé con la música popular lo hice intuitivamente, me invitaban a tocar porque sabían que era un buen pianista, aparte negro... (risas). En ese entonces a mí no me interesaba, porque hacía alrededor de 200 conciertos por año, pero después probé una vez y me picó el bichito. Porque además eran otras esferas de la popularidad, porque de tocar en un teatro un concierto de música clásica, yo estaba yendo con una banda a tocar a los carnavales de Cienfuegos, donde era muchedumbre, gente gritando alrededor, mujeres, bebidas. Era más entretenido desde ese punto de vista (risas).
-¿Siente como una posibilidad importante la de mostrarle al público las raíces auténticas de su música?
-En realidad creo que la música cubana está atravesando un momento muy peculiar, como que los diferentes ritmos exteriores están reinsertándose dentro de las raíces de la música cubana, y no al revés. Hay muchos ritmos que salen de acuerdo a una moda, el reggaetón, el hip hop, la salsa, millones de ritmos que van surgiendo y uno sin embargo ve que esos ritmos a veces se injertan dentro de la música cubana. Pero la música cubana sigue, y muchos de esos ritmos desaparecen, o son reemplazados por otros. Históricamente hay tres grandes países que producen complejos musicales importantes: uno es Estados Unidos con el rock, Cuba con todo lo que es la simbología y el complejo rítmico de la música cubana, y el otro es la música brasilera. Eso es producto de estas circunstancias, nosotros somo como la base y en ella la gente se reinserta, o las demás músicas se reinsertan. Las demás músicas se regeneran en otras, mientras que nosotros nos regeneramos en nosotros mismos, reinventándonos a partir de los otros ritmos que vienen a injertarse.
-¿Cómo será el concierto en Rosario?
-Va a ser didáctico, porque voy a explicar y narrar rápidamente la historia de la música cubana desde sus inicios, con la música africana yoruba, hasta la actualidad, pasando por la Trova Antigua, la Nueva Trova. Voy a explicar la trascendencia de la música cubana actual, la diferencia entre la salsa y la música cubana, cuál ha sido el derrotero de la letra en la música. Es un recorrido por esos cien años de música.
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