Domingo, 27 de abril de 2008 | Hoy
Por Luis Novaresio
Uno: Ojalá la Presidenta de la Nación haya leído "El túnel". Después de casi apenas cuatro meses de ser gobernados por Cristina Kirchner uno comienza a preguntarle a ella lo que, en otros casos, hizo cuando había pasado la mitad de un mandato de otros. O de dos. Porque no nos engañemos: La belleza eterna de Dorian Gray es a la aspiración de la permanencia ilimitada en el poder lo que una novela es a la ficción. ¿Leerán los presidentes de la Argentina? ¿Leerán los que tienen el poder en este país? ¿Moyano, Macri, Néstor? Y me refiero a los poderosos que vinieron después de la recuperación democrática. ¿Leerán? Aparte de las encuestas diseñadas a gusto del inquilino del mandato, además de las desgrabaciones de los dichos de los periodistas que merecen ser observados como "rara avis" por opinar (dice "opinar". Ni siquiera opinar distinto), ¿qué leerán? Me gusta escucharte decir que la lectura te califica. Te he visto entrar por primera vez a la casa de un amigo y mentir con que ibas al baño para asomarte en todos los huecos posibles de bibliotecas. Es que el gusto literario se manifesta más a escondidas de su dueño, me dijiste. Hubo veces en que volviste enfervorizado y con necesidad extrema de felicitar al anfitrión porque lo descubriste un lector apasionado. Hubo de las otras en donde tu gastritis sirvió para salir disparados de la casa en donde ni siquiera un Agatha Christie de la juventud ayudara a perdonar al que te invitó. Y también hubo contemplaciones para el que, golpeado por la vida, decía con su alma esas ganas que no pudo por tiempo, por dolor, por falta de espacio. Ya se sabe que nuestro presidente democráticos no van al teatro. El palco del Colón vive vacío u ocupado por los amigos de los amigos de algunos que aprovechan de esa mínima "chapa" (la desigualdad ante la ley, en el poder, se llama chapa) para no pagar en otro lugar más. Tampoco se los ve en teatro oficiales que mantienen la convicción de los autores clásicos. No en los éxitos y ni siquiera en las revistas. ¿No sería algún rasgo de demostración de conexión con la realidad que un primer magistrado comparase al menos a Carmen Barbieri y a Moria Casán o a Nito y Cerutti? ¿Es muy loco o que te digo? La mirada te explicó. Y no me vengas con que exponer a un presidente a la platea de un teatro popular es riesgoso para su seguridad física. En todo caso es un problema para la seguridad de las verdades que le cuentan sus chupamedias de turnos. Pero eso es otra cosa. ¿Leen? ¿Van al teatro? ¿Al cine?
Dos: Ernesto Sábato nació el 24 de junio de 1911. Es el décimo hijo de once hermanos. Nació poco después de la muerte de Ernestito, su hermano enfermo, y por eso lleva su nombre. En el año 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias FísicoMatemáticas de la Universidad Nacional de La Plata. Fue un activo militante del movimiento de Reforma Universitaria, fundando el Grupo Insurrexit en 1933, de tendencia comunista, junto con Héctor P. Agosti, Angel Hurtado de Mendoza y Paulino González Alberdi, entre otros. En el año 1933 fue elegido Secretario General de la Federación Juvenil Comunista. Y en un curso sobre marxismo, dice una biografía que precede a su Abadón conoció a Matilde Kusminsky Richter, una estudiante de 17 años, la cual abandonó la casa de sus padres para vivir con él. En 1934 comenzó a tener dudas sobre el comunismo y sobre la dictadura de Stalin. El partido, que advirtió este cambio, decidió enviarlo por dos años a las Escuelas Leninistas de Moscú. Luego se escapa del comunismo y vuelve a Buenos Aires. En 1948 aparece "EL Túnel". El propio Albert Camus la elogia y la hace traducir al francés. Luego vinieron muchas otras. Antes de presidir la Conadep, en mayo de 1976, comparte una comida con Jorge Rafael Videla y otros escritores (Borges estaba allí). Todavía hoy se lo reprochan. El gran Osvaldo Bayer lo tuvo siempre presente. Cuando aparece "El Túnel" el diario literario "Las letras" escribió: "Es un libro que deberían leer los que mandan".
Tres: "Cuántas veces esta maldita división de mi conciencia ha sido la culpable de hechos atroces. Mientras que una parte me lleva a tomar una hermosa actitud, la otra denuncia el fraude; mientras que una me lleva a insultar a alguien, la otra se conduele de él y me acusa a mí mismo de lo que denuncio en otros". Dice Sábato. Decidí releer el libro porque se cayó de la biblioteca que estoy armando en casa. Eso me dijiste. Sentí esa rara invitación del destino, agregaste, que se manifestaba con un pavo e inevitable hecho de la ley de gravedad. Por fin, pensé yo, tus libros no estarían tirados en el suelo y el no encontarlos sería una tarea hecha de pie y no de rodillas. Quería leer algo que me ayudara a elevarme de la nube de humo que nos cubre desde hace semanas en esta ciudad, me contaste. Estoy saturado de aromas ahumados que sirven para que pretendidas víctimas y victimarios demonicen el olor insoportable como el infierno ajeno. Pensé que era mucho existencialismo para un abril de 2008. Pero no te lo dije. Estoy cansado de la crispación a dos micrófonos eternamente acomodados que no puede sino gritar que manda, seguiste, sin que se le crea. Estoy harto del cinismo destrás de bambalinas que con rencor se enoja con el hijo que osa no hacer con exactitud lo que el padre autoritario pretende. Quería refugiarme, conatste sirviendo café, en la literatura. Castel, el pintor, va a matar a María. Eso se dice de entrada en el libro y ayuda a evitar la sorpresa mayor. Ya me alarmé. Sentí que ese hecho incontrovertible se parecía a la realidad de este país que se viene. También incontrovertible. ¿Leíste vos "El Túnel? Pensé que ojalá la Presidenta tambié lo hubiera hecho. Castel pergeña una realidad de preguntas y respuestas que conspiran siempre en su contra. "El túnel" fue escrito hace sesenta años. Sesenta. Hay un túnel ya pensado por Heráclito, me dijiste y no creí poder entenderte. En todo caso, viniste en mi ayuda, en estas pampas nadie puede creerse el padre del pesimismo ajeno. Mucho menos, el del propio. Nadie, mortal ignorado o Presidente de la Nación tiene derecho a creer que han nacido con él las fuerzas de lo negativo paridas por la oligarquía de la maldad para derrotarlo. Para doblegarlo. Nadie puede esperar ser el Adán de la humillación y de la vanidad aderezada con la soberbia El Castel de Sábato, por dar un ejemplo arbitrario, ya lo hizo. Fue necio, sordo y hasta ciego de la realidad. ¿Quién dijo que la memoria sesgada por mi prisma es la que vale? "Me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos y, así, casi podría decir que 'todo tiempo pasado fue peor', sino fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado; la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza". ¡Pero si eso ya lo dice el protagonista de Sábato! ¿Por qué repetirlo sin siquiera calidad literaria? ¿Hay que recordar que el pintor Castel es un delincuente, un homicida? No es cierto que la literatura sea un refugio cómodo. Me decís que el libro lo venden en las librerías de saldos por ocho pesos. Que deberíamos compralo y repartirlo entre los que toman decisiones. Porque la luz que ilumina el túnel está al alcance de la mano. Si ellos, si ella, quisieran. "Y que, en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario, el mío". El libro de Sábato se cierra y calla Todo lo otro, esto que nos pasa, no.
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