rosario

Miércoles, 7 de mayo de 2008

CONTRATAPA

El cañón antimalones

 Por Daniel Greco

A instancias del teniente Discordi, a las órdenes del coronel Pieplano, recibimos ese paquete desde los Buenos Aires que había llegado desde las Europas. Era una caja cuadrada, con inscripciones tales como CAUTION!, THIS SIDE UP y FLAMABLE que no me detuve a desentrañar porque nunca entendí el latín.

Yo estaba tomando una ginebra en la pulpería "La defensora de la pitahaya" cuando vino Savino al trote a comunicarme la novedad. Desde que está haciendo el tratamiento de desintoxicación anda hecho un cuetazo, un "chasquibún". Efectivamente, vino a hacerme de chasqui.

No era propiamente un cañón. Pero como título de esta crónica quedaba lindo. Es que yo me debo a mi lírica. No por nada soy el multifacético. El lírico. El poeta. Las Voces de Orán.

Era una ametralladora "Gattling" reluciente, un aparato, feérico, transatlántico, ciclópeo, hercúleo, con perdón, aerodinámico, filatélico, esdrújulo, grave y agudo. No había metáfora, diéresis o crema que alcanzara para describirlo. Me vine y procedimos a extraerlo de la caja de Pandora.

Quedamos deslumbrados. Una cosa inenarrable. Eso. Una cosa que hace que esta crónica no tenga razón de ser. Con permiso. Buenas noches...

Bueno. Es que yo me debo a mi público. Por eso volví para los bises. Aprovecho para cambiarle la yerba al mate. Siempre yerba de yuyos. Desde que asistí a la ronda de los 235 mates de Gomide sin cambiar la yerba se agudizó mi dispepsia. Eso que a mí me tocaron unos pocos. Entre ellos el 234 y el 235. Fueron letales.

Bueno, ahí estaba, reluciente la guacha. Con un dispositivo de esa magnitud podríamos detener muchos malones: los Quilla Huasi, los Fronterizos, los Chalchaleros, Tropical Casablanca, Grupo Meta... estos últimos venían meta galopiar y meta asolar las poblaciones. Hablando de asolar... ¡Cómo me africaron en el Almacén de Ramos Generales!: "pan 0,90; yerba 2,50; arroz 4,40" ¡es caríssssimo!... No, estaba leyendo el ticket. Es que me trajo el pedido un pibe y ni propina le di. "¡Qué viejo miserable!" habrá pensado.

Pero volviendo al punto... No teníamos munición. Ellos mandaron el mamotreto pero ni pensaron que lo teníamos que cargar. Es que la burrocracia hoy se extiende como una mancha de óleo que produce una gota que se refala de la ensaladera, mi amigo. No teníamos ni munición del once ni de ningún otro barrio. Ni balas de goma para remedio...

Balas de goma... balas de goma... Se me ocurrió la idea. No por nada soy un multifacético, un connoisseur, un Mago Mersoni, un... "edición: copiar y pegar".

Se me ocurrió cargarla con los caramelos de goma que venden por toneladas en "Royal".

Eran verdes, azucarados y duros y tenían la consistencia de la kriptonita, ésa que no se puede acercar a Supermán ni a Mr. Músculo. Dejaban la lengua azul como si uno se hubiera comido un Pitufo. Pero, para el caso, servían. Los había traído el sargento Gómez la última vez que se había ido a aprovisionar a las poblaciones.

Era un contento ver cómo caían de su montura los indiazos bajo la granizada verde... Que se ponían de pie enseguida... Para rejuntar esa nevada gomosa y comerla. Los infieles se metían de a cinco en la boca. Desarrollaron una adicción machaza. Más de uno se quedó con la lengua teñida para siempre. Que de ahí se inspiraron los compositores para hacer la famosa canción patria "Aurora". Que no es ese éxito que salió en disco de empanada que dice "Aurora /me has echado al abandono". Sino la que cantábamos junto con las marchas en la escuela sin desentrañar bien su contenido: "azulunala /del color del cielo..." y así. No tuvieron en cuenta que la ligadura hacia ambiguo el sentido. Como yo, que siempre creí en la existencia del general Suvín y su abnegada tarea. Como en esta canción patria. Que no era una marcha. Arriesgar que era una marcha era un dislate equivalente a decir que Gardel y Le Pera alguna vez compusieron un tango. Eran "tango﷓canción".

Pero no. Ya me alejé del propósito de mi crónica. Es que yo siempre me voy por las ramas... por los sarmientos... por los facundos.

La adicción hizo posible que los cristianaran.

No por nada algún desacatado dijo que "la religión es el opio de los pueblos".

Bueno, en este caso, haciendo una interpolación "la religión fue la "Valdina" de los malones.

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