Jue 18.12.2008
rosario

CONTRATAPA

Los inventos y las noches

› Por Rubén Vedovaldi

1. Una paloma inventa una escopeta para matar cazadores de palomas. Y cuando se le pone a tiro un cazador, antes de que él la descubra, ella le apunta a la cabeza o al corazón y lo mata. Además de tener muy buena puntería, la paloma es sociable y quiere afiliarse al club de cazadores, pero los socios son tan poco sociables que no la admiten.

2. Una mujer inventa un hijo de nube, lo acuna en sus brazos; le da de mamar y lo arrulla para que se duerma.

Cuando el niño se duerme, viene el viento y se lo lleva.

Al otro día la mujer inventa una hija de viento y la acuna en sus brazos, le da de mamar y la arrulla para que se duerma

Cuando la niña se duerme viene una aspiradora, la traga y la arroja a la bolsa de basura y se la lleva el basurero.

Al otro día la mujer inventa un hijo basura. Lo acuna en sus brazos, le da de mamar y lo arrulla para que se duerma.

Cuando el niño basura se duerme, viene un niño de verdad y tiene hambre y se quiere comer la basura.

La madre de la basura mata al niño de verdad y ya no inventa nunca más nada.

3. Un hombre inventa una goma para borrar aciertos humanos y dejar solamente errores. Anda por todas partes borrando el arte, la cultura, la ciencia y la técnica, el amor, el deporte y todo quehacer y saber humano y dejando solamente errores y más errores, hasta que todo el humano mundo es nada más que errores. Cuando en todo el mundo no queda más que ese hombre y su goma y todos los errores, el hombre quiere borrarse con la goma pero sin querer comete un error y se convierte en dos hombres.

Los hombres se miran y el inventor ya no sabe cuál de ellos es el verdadero y cuál el error.

4. Un buen hombre se sacó el corazón con la mano y lo sembró en su huerta en la época de las siembras, y vio brotar una planta de corazones.

El hombre la regó cada tres días y la cuidó del viento, del mucho sol y de malas hierbas o bichos. La buena planta floreció en la época de las flores y dio sus buenos frutos en la época de los frutos.

Cuando los nuevos corazones estuvieron en sazón, el hombre los recogió, se los puso en el hueco del pecho y fue corriendo al bosque, donde una jauría de lobos hambrientos lo esperaba. El hombre sacó uno a uno los corazones de su pecho y los puso en las bocas de los lobos y todos comieron y todos se durmieron en saciado círculo alrededor del buen hombre.

Al amanecer, ya no encontraron los lobos al hombre ni pudieron seguir con su fino olfato el rastro de su desaparición.

Alguien dijo haber visto, cuando todos dormían, bajar un ángel hasta el centro del círculo de los lobos y dijo que creyó haber visto al ángel sacarse el corazón con una mano y sembrarlo en el hueco del pecho del buen hombre y dijo que el buen hombre lloró agradecido y rogó al ángel:

﷓﷓Llévame a las tierras celestes... más allá de las últimas estrellas y de los últimos aullidos. Llévame a donde pueda dormir y soñar y cultivar un nuevo jardín, porque ya este mundo me ha dejado sin cuerpo y sin alma.

Y el ángel y el hombre se fueron cielo arriba hasta más allá de las últimas estrellas.

Al final el buen ángel se detuvo e hizo un lecho de sueños donde puso suavemente a dormir al buen hombre.

Los lobos despertaron hombres sedientos de sangre humana y hambrientos de corazones y todos corrieron a las ciudades y aldeas donde fueron recibidos entre los hombres y rápidamente treparon a los más altos cargos en lo económico, político, científico, religioso y militar entre los hombres y en el poder vivieron por los siglos de los siglos, sin que faltara a ninguno de ellos cada día una buena guerra y cada noche, un buen plato de corazones humanos recién arrancados y ofrecidos y una buena damajuana de lágrimas y sangre humana para largo festín.

Campesinos y ciudadanos, se consolaban unos a otros:

﷓¡Ya no hay lobos hambrientos en el bosque!

Hasta que un cordero rompió a llorar y agregó:

﷓Es verdad, ya no aúllan lobos hambrientos en el bosque, pero tampoco hay primaveras floridas en el huerto ni hay más estrellas.

Desde entonces, algunas noches todos miran al cielo y piensan para sí: es verdad, ya no hay estrellas, todas se fueron más allá del último cielo, hambrientas, sedientas, buscando quien sabe qué.

5. El viejo león, sabio rey de la selva, convoca al zorro, al gallo, a la gallina con todos sus pollitos, al pato y a la pata con sus patitos, al ganso, a la gansa, al palomo, a la paloma, y a un loro que repitió la llamada por todas partes, todos al gallinero para una consulta popular a dirimir por simple mayoría de votos.

No faltó nadie. Y una vez reunidos todos en el gallinero dijo el león:

﷓Señoras animalas y señores animales, tengo una sola pregunta que hacer y cada uno decidirá con libertad de conciencia su destino y el futuro de todos: ¿Qué prefieren, libertad de empresa o a cada uno según su necesidad y de cada uno según su capacidad?

﷓"A cada uno según su necesidad y de cada uno según su capacidad" ﷓ responden a coro el gallo, la gallina, y todos los pollitos, el pato, la pata y todos los patitos, ganso, gansa, palomo, paloma y hasta el loro que estaba subido a lo alto de un palo.

﷓Muy bien, los felicito. Ganó la mayoría. Que tengan ustedes la mejor convivencia. Y ahora, si me permiten, me retiraré hasta otro bosque cruzando el río, donde haremos otra consulta, porque renovarse es vivir y todo sea por la democracia. Dentro de la ley todos, fuera de la ley nadie. Felices pascuas.

Todos saludaron al león y ya comenzaban a festejar. El zorro esperó a que el rey de la selva se alejara lo suficiente y abrió sus fauces para gritar: ﷓Libertad de empresa! Libertad de empresa...

Y de un saque se comió al gallo, a la gallina, gñamm, gñamm, al pato, a la pata, al ganso, a la gansa, a toda la cría; al palomo, a la paloma y hasta al loro, no le dio tiempo de huir a nadie y no dejó ni una pluma en el gallinero para firmar el feliz término de tan importante y democrática consulta.

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