Sábado, 29 de enero de 2011 | Hoy
Por Miriam Cairo
Longitud abismal
Una avalancha del peso de un hombre es una bola de nieve de longitud uno, seguida por una bola de nieve de longitud dos, con un nombre lleno de letras verdaderas y falsas; seguida por una bola de nieve de longitud tres, con notas musicales; continuando con una bola de nieve de longitud cuatro, donde el único requisito es meter el ritmo en La Verbena de Marianao; seguido de una bola de nieve de longitud cinco, donde todos los nombres son teóricos; continuando con una bola de nieve de longitud seis donde esto es hermoso; continuando con una bola de nieve de longitud siete donde esto es hermoso para una persona de un sexo u otro; seguida de una bola de nieve de longitud ocho donde hay más de un cuerpo; continuando con una bola de nieve de longitud nueve rodando con los cuerpos abiertos en flor; continuando con una bola de nieve de longitud diez, prohibida en la primera línea de la primera letra de un nombre; seguida de una bola de nieve de longitud once ya borrosa; seguida de una bola de nieve de longitud extrema, con todas las palabras rotas; continuando con una bola de nieve en el pequeño café de la terminal de ómnibus; seguida por una bola de nieve de longitud voluble y púbico vuelo; continuando con una bola de nieve de longitud estelar que con una de sus cabezas puede tocar el infinito; seguida de una bola de nieve que termina con la vaginitis conyugal; continuando con una bola de nieve de rango propio, hasta una bola de nieve de longitud insondable donde sobrevivir a la noche más profunda.
Longitud amotinada
Sí. Tenemos derecho a provocar una avalancha de Eses aspiradas, de Úes no pronunciadas después de la Q. Tenemos derecho a romper con las dos manos todas las Haches mudas, mudas hasta la muerte. Podemos hundir galeones con los acentos que se han vuelto opcionales y bombardear los aeropuertos con los desusados puntos suspensivos para que nadie vuelva, para que los que se fueron se queden lejos, lejos, lejos. Pero, atención, queda terminantemente prohibido derramar cualquier lágrima de exaltación por los resultados obtenidos.
Longitud viviente
La sospecha de tener algo vivo en aquel lugar del cuerpo lo llevan a dar cuatro pasos más. (?¿Un poco lejos de la costumbre, más cerca el amor??) Locamente captura el cuello de un sueño y su sonrisa tan dulce, tan dulce. (?El amor es fácil, su comedia difícil?). La sospecha de que algo vivo late a doce centímetros del cuerpo le permite jugar con la diéresis y la sinéresis en otra longitud de verso. (?¿Un poco lejos del heroísmo erótico, más cerca del placer erótico??). Quema a Teseo en la oscuridad. Pone en fila a todos los gusanos. (?Lejos de la gallina muerta, el pollo más vivo?). Consulta el manual de lenguaje cocinado: vacaciones familiares. (?El placer es una enfermedad que se cura en enero?).
Longitud fantasma
Todo negro. La oscuridad maloliente, con su molino en la cabeza y los quijotes a dos manos. Hay un hemistiquio de Alejandría volando por lo bajo. Las palabras prohibidas están ocultas en las mujeres desnudas. Las santas rezan sus palabras buenas con los pechos llenos de vinagre. ¿Dónde están los que no se han ido? El número de letras y de gente disminuye hasta un punto extremo. Todos duermen. Es la noche de los vampiros. Negro el mundo y negra el alma. Algo está pudriéndose en Alejandría. Mis fantasmas y yo nos hemos enterrado a un metro y medio de poemas hasta que pase el día.
Longitud oral
Tres gaviotas bajaron a comer de tu mano y comieron tu mano. A partir de ahora, deberás hacerlo todo con la boca.
Longitud bip bip
Ay Enerito, Enerito, qué tristes han terminado tus días. Qué poco puede hacer por vos un poeta, Enerito, con el culo blanco y las tetas blancas de todo un año sin haber visto la luz, Enerito. No hay verso posible para vos, Enerito, complicado en los accesos, haciendo cola en los aeropuertos y los peajes, Enerito. Fingiéndote feliz, Enerito, con los bártulos de Bartolo. No le rompas el cubilete a la madre de tus hijos, Enerito, cosas peores pueden hacerse a la sombra. Hacete los rulos, Enerito, ponete los anteojos de sol como si fueras Johnny Deep, Enerito. Llevá a tu suegra a hacer topless en la playa, Enerito, y sacala de paseo con correa a la perra de tu cuñada, Enerito. Dejala que te lama los pies y las pelotas, Enerito, de tenis, Enerito. Bip bip, Enerito. Sos el macho del mes, Enerito. No confundas los anteojos de Johnny Deep con los de Johnny Bravo, Enerito. De pirata pasarías a pirulo, Enerito. Ponete protector sobre los cachetes de cartón corrugado, Enerito. Soñá, Enerito. Tal vez los polvos vuelen por el aire, Enerito. Sentí pena por los veraneantes que veranean en otra parte, porque el mejor sitio es el que elegís vos, Enerito. No pienses Enerito, y tratá de dormir la siesta bajo la sombrilla sin soltar la mano de la cornuda soledad, Enerito. Ya veremos qué hará por vos el poeta, el resto del año.
Longitud sublunar
Hay un mar dentro del mar. Un sapo dentro de un príncipe. Un falo de rey bengalí en una botella. Una cucaracha dentro de una burbuja. Un náufrago en los mares de la luna. En el paraíso hay una virgen ungiendo su instrumento. Un repertorio de gatos en el piano sin artista. Hay una oreja cortada sobre un cuadro. Un cuervo en la taza de café. Hay que andar despacio en la autopista. Hay un inmigrante en Budapest. Un profiláctico en otra botella. Un pez fuera del agua. Una virgen con el instrumento afilado en el infierno. Un adjetivo psicotrópico en el contestador. Un pez a las boqueadas. Una lágrima alcohólica en la almohada. Un pelo de dragón sobre las sábanas. Una canción de Martirio en el aire. Una bola de fuego entre muslo y muslo. Un epicentro en el origen de los epicentros. Un pezón erguido en el azogue. Una precipitación sublunar bajo la luna. Un lector reinando en su página.
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