Miércoles, 5 de junio de 2013 | Hoy
Por Juan Carlos Vimo
Soñó que volaba. Cuando pudo levantarse tenía el torso empapado. No tenía alas ni tenía brazos, tenía palitos. Apenas los movía se elevaba, hacía movimientos de alas y se elevaba más. Se quedaba quieto en el aire sobre las azoteas, luego desde bien alto planeaba y también se escondía, huía. Había gente que intentaba volar pero no llegaban. Decían que era maricón, otros asesino. Otros que era mentira. Volaba sobre su pueblo y varias veces divisó, entre los que lo señalaban, gente que ya estaba muerta. En particular uno, el último muerto del que sabía, de unos tres años más que él, con quien ya se había encontrado en sueños de días anteriores.
Luego de darle de comer le lavó los dientes a su padre, le agarró con papel la prótesis que no puede tocar ni ver y lo afeitó. Su padre le dijo que no era hora de afeitarse, que se hace a la mañana, que a esa hora y luego de comer la irrigación funcionaba mal. Luego, ya dormido, se fue.
Mientras intentaba bailar tango logró alejarse, por fin, de la mujer grande de mal aliento que el profesor le había asignado. Cuando la separación se había prolongado, estando en la otra punta de la pista, el profesor le puso otra, ésta joven y alta. La vio tan alta como él, y si bien no se animó a detener los ojos en ella vislumbró que no era bonita pero sintió su buen cuerpo. Pensó podría ser mi novia. Sólo por descarte, por las alturas, desde que él no tiene nada que ofrecer. Al final de la clase vio a la otra alta y bien linda salir de la mano del petiso con que había bailado toda la noche pensando, él, que haciéndole un favor.
Solo, envió un mensaje a una ex novia por si andaba por allí para tomar un café. Le respondió que tenía prohibido hablar con él y que todavía no lo podía resolver. Que le enviaba un beso grande. El siempre guarda todos los mensajes de su ex novia así como los de su hija. Sufre cuando debe eliminar alguno de ellos para que pueda entrar uno nuevo. Recorre toda la galería de guardados para elegir el que será desechado. Suele ser alguno que diga sí u ok. Se encontró con el último de la lista, el más antiguo. Su ex novia le dice que la presidente necesita de hombres que puedan conmoverse ante el "anoche soñé que alguien me amaba", de Rivera. Que se ponga bien pues lo necesitan para la causa. Es del 12 de mayo del año pasado. Por dos días, un año. El recuerda que le entró exactamente en el momento que transponía la puerta del manicomio en el que había estado una semana, y la hermana lo vino a sacar pues no se podía pagar eso. Nunca supo cómo pudo ocurrir en ese momento cuando iban dos años que estaban sin comunicarse. Uno nunca sabe cómo ocurren algunas cosas.
Regresó a la casa, bebió un vaso de vino y se fue al cine. Vio la película más dark que vio en su vida. Excelente, se dijo, y salió estrujado de la sala. Surcoreana, de nombre Old boy. Chico viejo. En un encierro de quince años al protagonista le salen hormigas desde adentro de su piel. Un grano de arena y una piedra se hunden igual en el agua, se citaba. También, tres veces, Ríe y el mundo reirá con vos, llora y llorarás solo.
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