Domingo, 18 de agosto de 2013 | Hoy
CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA
Por Adrián Abonizio
* Es por la mañana temprano en Funes, la bruma hace sus juegos, el silencio viene en el viento, acompasando los cables tendidos. Entonces, para bordear ese paisaje, un largo caminito de mojones negros decoran la escena. Son las bolsas negras de residuos, colocadas delineando el paisaje prolijamente. El que las pone ahí, un decorador de jardines seguramente, estará esperando dejar esta profesión de basurero para dedicarse al arte pleno.
* De manera que si uno cambia radicalmente y pudiera visualizar el traje que uno mismo ha abandonado obtendría una piel vieja que arrojaríamos como a un desperdicio. ¿Cuánto tiempo se puede mantener una piel sin apoliyarse? Por eso es mejor que esa basura que fuimos se libere y vaya a parar a la tierra, como los muertos que hemos sido cuando éramos otros.
* El bazar luce expectante y funcionando a mil, como una maquinaria iluminada o una flor carnívora mecánica que se alimentara de nosotros. Basura en colores. El mira el rectángulo de vidriera donde se amontonan cientos de artefactos. "Nada de esto me sirve", deduce él quien vive en la calle hace mucho y lo único que quisiera obtener de estas basuras en colores, es el sacacorchos. "Aunque ahora con el tetra, se solucionó el problema", larga en voz alta. Pero como es un linyera romántico se queda mirando el aparatito con una sonrisa amistosa.
* La chica que limpiaba el jardín amontonaba junto a las hojas, algunos puchos de la sobremesa, papelitos, pétalos, hojas secas. Y entonces él distinguió entre esa pilita de escoria las pieles secas de los gusanos que luego fueron mariposas. Le dió un frío en la espalda, por temor de algo vago, parecido a la muerte. No sabe cómo pero empezó a rezar.
* "En horas de la mañana de la semana pasada, se vivieron horas de tensión para los vecinos de Mr. Ross al 1400, cuando una mujer que se encontraba limpiando la vereda de su casa halló entre la basura una bolsa con una granada adentro. Por temor, optó por enterrarla en un jardín frente a su vivienda y, luego de llamar a la Brigada de Explosivos, buscó en internet de qué clase de explosivo se trataba y se percató que era un artefacto 'explosivo y peligroso'", según indicaron fuentes policiales. Minutos más tarde arribaron al lugar uniformados de la Brigada de Explosivos, quienes cavando donde la mujer dejó la granada, procedieron a desactivar el artefacto. Por cuestiones de jurisdicción, investiga la comisaría 15ª". Historia extraña recoge el diario, rebuscada y proclive a pensar que la señora es ni más ni menos que una vietnamita arrepentida.
* Si uno toma de ejemplo el ramo que le acaba de ofrendar a la dama, quince días después y si coincide con la despedida de los dos, o ambos corazones rotos, el cuadro de defunción amorosa sería perfecto. Piensa en esto mientras el sol se va olvidando de la Tierra. Los muertos tendrían, cuando las flores sobre sus tumbas se secasen, que enterrar a las ofrendas, como a fallecidas también. Por respeto, por cortesía, por superstición.
* Frente a su casa en la esquina vivía una pareja de setentones en una casa siniestra, llena de gatos, siempre abierta. Y si uno como a eso de la medianoche pasaba y se asomaba comprobaría que estaban indefectiblemente mirando el televisor en silencio, como ante un altar, rodeados de muebles, desperdicios de artefactos, cuadros inútiles, y bolsas. Bolsas negras inmensas con objetos que aún no habían podido clasificar de entre la basura de objetos que vivían juntando.
* Hace mucho que la espera. Los dibujos, las manchas de café que se han ido formando de tanto hacer girar la cucharita son el resto, lo sobrante de un amor que el comprende que ya fue, que ya esta siendo. Solo le queda pagar y abandonar la silueta con borra viejo que estaba dele transfigurar en el fondo de su taza. No va a venir.
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