* El le escribe mientras a la vez intenta jugar con su hijo al ajedrez. Siempre lo lleva consigo en la guantera. Ambos, padre e hijo no saben las reglas correctamente. Es la hora del mediodía, el almuerzo hace picar el bagre del niño. Están en una parada de la ruta. Ante una duda del movimiento de las piezas, el papá escribe a su esposa por mensaje "¿cómo come el rey?". Y ella responde: "Cualquier cosa... dale un sandwich".

* Por internet, en un sitio no muy conocido se exhibe un paisaje de muelle colorido y mástiles delante de un farallón con preciosas montañitas nevadas al fondo. "Bienvenidos al Chile turístico" se lee. Y se reconoce a la Tierra del Fuego tan argentina como Messi.

* Ya por el '96, Carlos Menem venía dando barquinazos con el idioma, antes de envejecer sin dignidad, balbuceante y póstumo. Al inaugurar el ciclo lectivo en el Congreso de ese tiempo dijo "empieza el año podrítico" en lugar de "político". Su efluvio pesado a basura aún permanece en el aire. El inconciente, aflora como la cabeza de un cocodrilo en el fango, anhelante y hambriento de comida verdadera. Y es inevitable como la ruta a la muerte.

* En una zona del camino a Santa Rosa, La Pampa, se exhibe un cartel que emana una completa resignación vial. "Zona de Baches" explica pintado prolijamente, industrialmente, a fuego sobre un cartel de chapa.

* Aviso en ruta: "Por su vida, frene sus impulsos" y abajo, en letras chiquitas una aclaración. "Vea a 500 metros". Y exactamente a las cinco cuadras un cartel señala: "Cementerio".

* "Comprate una rusa", aconsejaba el mecánico del Honda chiquito y desguazado casi sobre el que estaba trabajando. Era 1986 y el cambio favorecía a la Argentina dulce del entregador de Carlos Saúl. Las migraciones soviéticas tras la caída del Muro eran frecuentes y el mecánico había conseguídose en un camino a La Plata a una rubia silenciosa y exultante que le cebaba mates en el taller. Contaba infidencias delante de sus clientes. Ella no decía nada. El se amparaba en su ignorancia del idioma. Pero la rusa se aprovisionó de un diccionario. Y a los meses lo abandonó llevándose con ella los ahorros, sus humillaciones y todos los hermosos vestiditos que él le venía comprando. Le dejó tirados en la fosa los baby doll junto con los VHS porno que la obliga a ver.

* Es alto, tatuado hasta los dedos de los pies, viste de negro, es metalero y aire de salvaje con cueros de yacaré. Cuando recibió el dominio de su auto negro de vidrios polarizados, la patente brilló en sus ojos como una premonición. Era REO 666. Lloró de emoción. "Soy un elegido", se decía mientras tomaba la chocolatada servida por su mami, allí en la casona de donde no se ha podido ir a pesar de haber cumplido 38 años largos. Aún duerme con su osito.

* En una autopista que entra en Berlín, mientras se acerca la cumbre del G﷓8 en Irlanda un cartel, prolijo, rojo sobre fondo blanco luce una foto de Martin Luther King con su conocido "I have a dream". Abajo, Obama en la misma pose que su congénere, luce una leyenda: "I have a dron". El dron es un avioncito no tripulado que usan a los asesinos del imperio para borrar aldeas con gente de un bombazo.

* "Mi auto tiene cuatro puertas y ninguna de repuesto. No pruebe su musculatura con ninguna al cerrarlas", se lee educadamente en el lateral de un taxi blanco, allá por la ínfima ruta que conduce a Ensenada, cerca de Bahía Blanca.

* Por las zonas de mucho viento, especialmente del Río Colorado para abajo, las bolsitas de nylon vuelan y se enroscan en al aire haciendo cabriolas sostenidas por un demonio frívolo y artista. Luego, al descender en los campos, se dejan ver como pompones por miles, dando la sensación de una nevada espacial o un cuadro de pintura automática.

* Empedrado, Corrientes, poblado de piedras y arenisca. Cartelito de chapa, dos de la tarde, pintado a la cal: "Hay lumbrí". Y al lado en chuiquito. "Tambien hay lumbrí con pescado en la boca". Una sutileza como para advertir de la facilidad a turistas que ignoran el arte de la pesca y sólo anhelan la foto junto al bicho abatido.

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