Lunes, 7 de abril de 2014 | Hoy
Otra vez la ciudad se detuvo, y hasta el río Paraná frenó durante esos 90 minutos en los que todo puede cambiar, para bien o para mal, de unos o de otros. La indiferencia es una rareza aquí, en este Pago de los Arroyos del siglo XXI, cuando chocan el rojo y negro con el azul y amarillo, para nunca combinarse. A veces el choque es con los de azul, gorra y bastón, y entonces sólo queda correr antes de que cierren el portón del estadio.
La ilusión ya palpita en los ojos desde la infancia misma del rosarino. También el clásico suele inaugurar la capacidad de desazón y tristeza, aun para los corazones más tiernos. Con la misma intensidad, pero a la inversa, la otra mitad de la ciudad explota, se eleva y toca el cielo con las manos, y llega a convencerse de que esa alegría es la mejor versión de la gloria misma.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.