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Lunes, 7 de abril de 2014

SOCIEDAD › UNO DE LOS PRIMEROS EJEMPLOS DE LO QUE POSIBILITA LA LEY DE IDENTIDAD DE GéNERO

Thiago no para en eso de abrir puertas

El primer joven trans en acceder a una cirugía de género en un hospital público cuenta cómo ha sido cambiar de acuerdo con su identidad. En estos meses conoció a Yanet y se enamoraron. Ahora quieren casarse y hasta aceptan esponsors.

 Por Lorena Panzerini

Hace nueve meses, Thiago Kuperman comenzó a sentirse mejor con su cuerpo, tras someterse a una mastectomía, para quitarse las glándulas mamarias y convertirlas en pectorales. Siempre se sintió un varón, aunque su cuerpo no lo demostraba así; por eso, en la adolescencia comenzó con los tratamientos, y con la Ley de Identidad de Género logró obtener su nombre masculino. En julio pasado fue el primer chico trans en acceder a una cirugía de género en un efector público, reconocida por la provincia. Luego, otros tres jóvenes tuvieron la misma posibilidad, también en el hospital Roque Sáenz Peña. Ahora se le abrieron otras puertas y siente que la vida le sonríe: cambió de área de trabajo en la Municipalidad, conoció a una joven y quiere casarse para formar una familia. "Queremos formalizar esta relación, porque los dos estamos decididos a formar un hogar. Los dos estábamos buscando a alguien que nos entienda, y nos encontramos. Yo estaba en crisis y me sentía muy solo. Ahora llego a mi casa y me reciben con una sonrisa. Entonces, para qué esperar?". El plan es concretar el matrimonio a fines de mayo, y ahora buscan colaboración y sponsors para solventar algunos gastos de la boda.

Thiago y Yanet se conocieron hace poco en un boliche, y enseguida se gustaron. Bailaron un par de piezas, pero esa noche solo hubo sonrisas y elogios. Al día siguiente, Yanet, de 22 años, lo buscó en Facebook y rápidamente se hicieron amigos, aunque con un obvio interés particular. El primer encuentro después de aquella noche fue en el parque España, una tarde. Ahí hubo fotos, mates y miradas claramente intencionales. Y desde entonces todo fue mucho más intenso. "Para qué esperar, si los dos pasamos con cosas difíciles y ahora estamos bien", dijo él. Hace apenas un mes que viven juntos, pero no están solos: Yanet tiene un hijo de cuatro años, fruto de una relación anterior, que rápidamente convirtió a la pareja en una familia. Hoy, los tres viven juntos en la casita de un dormitorio que solía habitar Thiago solo. "El nene lo sigue a todos lados, Thiago de acá, Thiago de allá. A mí casi no me registra", contó Yanet, luego de recordar que no se había dado cuenta de que el chico del que se enamoró es trans, y aunque demoró en asimilarlo cuando Thiago se lo dijo, eso no fue un obstáculo entre los dos. De hecho, ella fue la primera en hablar de matrimonio. "Yo no sabía nada porque estuve viviendo afuera de Rosario durante un año, justo cuando él se hizo conocido por la operación", dijo tímida, y pidió no aparecer en las fotos.

Después de la operación, y una vez que pudo quitarse la faja, Thiago no dejó de publicar fotos de su torso desnudo en Facebook. Él mismo se las sacaba y las ponía en su muro, orgulloso de lo que estaba logrando. "Ya pude dejar de usar ropa grande, ancha. Me gustan las camisas ajustadas y ahora las uso siempre", relató sobre su nuevo vestuario, en el que ya no busca esconderse. "La autoestima de un chico trans siempre es baja, pero todos estos cambios ayudan mucho. Es la misma sociedad la que arma prototipos que nos llevan a esconder lo que somos", lamentó.

Recién operado, el joven dijo en una entrevista anterior con Rosario/12 que el siguiente paso en su vida sería la cirugía de reasignación de sexo, pero de golpe las prioridades se reacomodaron: "Ahora necesitamos una casa más grande, para que el nene tenga su privacidad, y nosotros también. Pienso en ellos, ya no estoy más soltero, ya no tengo que preocuparme solo por pagar las cuentas; quiero una vida mejor con ellos dos, además de otros proyectos a largo plazo para que la familia siga creciendo", reveló Thiago, mientras Yanet lo miraba de reojo y simulaba estar atenta a la pantalla de su notebook. Es que la prótesis que necesita para cambiar de sexo cuesta más de 76 mil pesos.

Al mismo tiempo, el muchacho recordó que todavía "hay problemas con las salas de operaciones, y los efectores como el Sáenz Peña no cuentan con todas las herramientas necesarias como para hacer operaciones más seguido, porque al principio se había hablado de la posibilidad de hacer dos o tres mastectomías por mes".

En su primera entrevista con este diario, cinco días después de haberse operado, Thiago le habló a los jóvenes trans que persiguen sueños parecidos a los suyos: "No dejen atrás lo que quieren ser, más allá de los obstáculos. No se separen de la lucha".

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"Me sentía muy solo. Ahora llego y me reciben con una sonrisa", revela Thiago Kuperman.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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